-Se está haciendo tarde- comenta mi abuelo deteniendo a su caballo y girándose hacia nosotros-. Deberíamos volver, falta poco para que anochezca y no nos será fácil buscarla entonces.
-¿Eso fue lo que hicisteis cuando nos marchamos de aquí?- gruñe mi padre en un sollozo apretando las riendas-. ¿Nos buscasteis por un par de días, o quizás por unas horas, y os disteis por vencidos?- su carcajada resuena en el bosque-. Creía que vuestra hija os importaba más que eso, Majestad. Aunque, pensándolo bien, aún no os habéis preocupado en buscar a Jared desde que despareció, así que no me extrañaría que...
-¡Basta!- grito con todas mis fuerzas y los dos hombres se vuelven hacia mí-. Quedémonos un poco más, por favor. Tal vez en ese tiempo logremos que aparezca.
-¿Crees que puedes pedir un deseo a las estrellas para que te devuelvan a tu madre?- ignoro el tono divertido en la voz de mi padre y desvio la vista al suelo-. Creía que ya eras mayor para eso, Emma.
Que pronuncie mi nombre solo hace que me sienta peor y un nudo se forme en mi estómago.
-Una hora más- concede mi abuelo mirándonos a los dos-. Si para entonces Ashley no ha aparecido, volveremos al castillo y saldremos de nuevo mañana al amanecer.
Siento el alivio de mi padre como si fuera el mío y sonrío un poco por ello.
-No perdamos el tiempo aquí parados- hablo espoleando a mi caballo y siendo ahora la primera del grupo.
Les escucho seguirme segundos después pero uno de los dos se detiene al momento, haciendo que también lo hagamos.
Mi padre baja al suelo y se acerca muy despacio hacia unos matorrales.
-¿Qué ocurre?- pregunta mi abuelo frunciendo el ceño.
Éste le ignora y comienza a apartar las ramas para adentrarse en su interior.
Mi abuelo y yo nos miramos antes de que decidamos seguirle.
Y ahí, en un claro escondido y sentada frente al brillante agua de una laguna, se encuentra ella.
Siento, de nuevo, el corazón agrandarse en mi pecho al tiempo que lo hace el de mi padre, quién no duda en acercarse con rapidez, casi tropezando al arrodillarse a su lado y abrazándola con fuerza después.
-Nos tenías tan preocupados- le escucho sollozar mientras acaricia su rostro, dejando un leve beso en sus labios.
Mi madre mira hacia nosotros y yo me encojo un poco, como si no quisiera que me viese de verdad.
-Ashley- exclama mi abuelo sonriendo acercándose también.
Aprieto los puños notando las lágrimas en mis mejillas, porque sé qué va a ocurrir ahora y no necesito escucharlo, menos verlo, así que giro sobre mis talones y regreso con los caballos para vigilarlos hasta que los tres quieran volver. Hasta que mi madre quiera volver.
Abrazo con fuerza el cuello del animal y escondo en él la cabeza.
-Emma- escucho a mi espalda minutos después y aferro mi agarre, haciendo que el caballo relinche y dé un paso atrás, teniendo que hacerlo yo también para no caerme-. Mi niña, ¿te encuentras bien?
Ahogo un sollozo y niego levemente con la cabeza. La mano de mi madre se posa en mi hombro y yo me encojo un poco más.
-¿Quieres que volvamos a casa?- vuelve a preguntar todavía con la voz suave.
Suelto una carcajada que, al igual que con mi padre, resuena entre los árboles.
-¿A cuál de las dos?
No tengo que mirarla para saber que se ha puesto pálida. Respira hondo y su agarre en mi hombro se aprieta un poco.
-A la que será la vuestra ahora y volverá a serlo de papá y mía.
Dejo de llorar y me incorporo para mirarla.
-¿Estas dispuesta a quedarte? ¿A volver, aún cuando sé que solo querías...
-Esto es importante para tí- me corta sonriendo y acariciando mis mejillas para borrar los rastros de lágrimas-. Y para tu hermana, también. Y no sería justo que fuese yo quien que os lo quitase.
El silencio regresa y puedo escuchar lo que no ha dicho en él.
Sonrío y la abrazo con fuerza, a lo que ella me correspondo dejando un largo beso en mi cabeza.
-¿Podemos volver ya?- escuchamos a mi padre a unos metros pero no nos separamos.
Mi madre asiente mirándome y volviendo a sonreír.
De nuevo, fijo la vista en mi caballo durante todo el camino a casa.
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Royal Secret (Reales III)
Romance*Historia sin corregir* Emma ha crecido rodeada de joyas, vestidos preciosos y tiaras. Pero ninguna de esas cosas le corresponde a ella o a su familia. Viviendo bajo un protocolo que no le incumbe pero que intenta seguir lo mejor posible, a sus 15 a...