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El tiempo de juego, el tiempo en familia, ha sido divertido. Pero es hora de volver a la realidad, así que abrazo a todos con fuerza y me levanto para asistir a mis últimas lecciones del día, dejando que ellos sigan pasándolo bien.
Y cuando todo termina, de nuevo, me siento agotada y sin ganas de hacer nada más, por lo que decido saltarme la cena e ir directamente a mi habitación.
Mi cuerpo duele, como si se hubiese encogido por dentro pero por fuera se viese igual, así que aprieto los párpados tumbada boca arriba para tratar de olvidar esa sensación.
Unos golpes en la puerta me distraen de mi tarea, pero no tengo fuerzas para levantarme.
-Te he traído algo de comer.
Sonrío al ver a Valerie acercase con una bandeja en las manos, la cual deja en la mesita antes de sentarse junto a mí.
Es por ello que puedo notar su nerviosismo. Es por ello que me incorporo de golpe, ajena a esa extraña sensación de mi cuerpo, y uno mis labios a los suyos con insistencia, deseando tener más de ella de lo que no he querido jamás.
Su boca vuelve a abrirse para hablar, pero la acallo tumbándola y enredando las manos en su cabello mientras sonríe. Hace lo mismo conmigo segundos después y ambas reímos al separarnos por unos instantes.
La ropa desaparece casi de inmediato y pronto nos encontramos unidas entre las sábanas.

-No lo haré- susurra acariciando mi espalda desnuda y yo alzo la vista para mirarla sin separarme de su pecho-. No obligaré a nuestros hermanos a casarse si no es lo quieren- se hace un silencio que rompo con un beso en su barbilla-. Mis padres, sin embargo...
-Ansían tanto la descendencia como nosotras estar juntas- cierro los ojos y me aprieto más contra ella.
Su risa inunda el lugar por unos segundos que se me hacen eternos.
-¿Sabes que estamos dando por hecho algo que ni siquiera llegue a ocurrir? No sabemos si el bebé de tu madre será un niño, para desgracia de Victoria, o si el que esperan mis padres lo será. Lo cuál haría que, si no es así en ningún caso, Vicky nos odiase a todos.
Intento reír pero las palabras de mi padre ante esta misma conversación regresan golpeándome con fuerza.
-Espero que uno de los dos lo sea pero, entonces, les estaríamos condenando de la misma manera.
-A quererse sin saber si se desean de verdad- termina rozando mi mejilla con suavidad.
Y entonces me rompo, de nuevo, volviendo a aferrarme a ella con necesidad.
-Es todo culpa mía- sollozo sin atreverme a mirarla-. Si yo no te hubiese querido, si no hubiese sido la primera que se confesó, habrías seguido guardando tu amor por mí en secreto y ahora nada de esto estaría pasando.
La siento negar rozando los labios en mi cabeza y alza mi barbilla para que nuestros ojos se encuentren de nuevo en la oscuridad.
-Te lo habría dicho de todas formas- murmura sonriendo volviendo a unir nuestros labios-. Porque esto es lo que quiero, Emma. A tí, y solo a tí- las lágrimas resbalan por sus mejillas y se mezclan con las mías-. Y sé que estoy siendo egoísta, pero no quiero imaginar un mundo en donde no estés a mi lado.
-Te quiero- murmuro en un sollozo.
Ambas sonreímos y volvemos a juntarnos con suavidad, esta vez muy lento, como si quisiéramos deleitarnos todavía más con el placer de la otra.

Royal Secret (Reales III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora