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-¡Muy bien, cariño!- exclama mi madre sonriendo besando la mejilla de Víctoria-. Cada vez lo haces mejor, estoy muy orgullosa.
La pequeña ríe al separarse justo cuando nos ve a mi padre y a mí.
-¡Papi, papi! ¿Sabes qué?- exclama acercándose mientras éste se agacha para quedar a su altura-. ¡He conseguido leer un libro para mayores!
Escuchamos a mi madre reír al tiempo que se levanta y se une a nosotros.
-Solo un par de líneas, pero sí, ha conseguido leer casi todo ella sola- explica sin dejar de mirarla con el rostro radiante de felicidad.
-Muy bien, cariño- exclama mi padre besando a mi hermana en la mejilla y abrazándola después, provocando de nuevo su risa.
Sus ojos grises me recorren por completo y una gran sonrisa aparece en su rostro, haciéndome consciente del vestido que llevo puesto.
-Pareces una princesa- sonríe extendiendo la mano para tocar la tela azul claro-. La Princesa Emma- se gira mirando a mi madre y los nervios comienzan a surgir en mi interior- ¿Cuando hablareis con los abuelos para que podamos irnos con ellos?
Mis padres se miran y yo aprieto los puños con fuerza.
-Todavía no, cariño- explica mi padre cogiendo sus manos con suavidad-. Mamá y yo necesitamos tiempo para decidir qué es mejor para vosotras.
-Pero yo ya lo sé- vuelve a sonreír mirándome de nuevo-. Y Emma también. Siempre hemos querido lo mismo que Valerie.
Suelto una carcajada y me cruzo de brazos.
-Llevar vestidos elegantes y tiaras no es lo único que te hace ser Princesa, Vicky.
-Emma- suspira mi padre incorporándose-. Tal vez no debas...
-No, papá- le corto alejándome unos pasos-. Tiene que saberlo. Tiene que saber por qué Valerie pasa tantas horas en una sala con profesores que vienen y van. Tiene que saber por qué los reyes están tan empeñados en unir ambos reinos con el matrimonio.
Respira hondo y se acerca colocando una mano en mi hombro.
-Lo sabe, mi niña. Quizás no lo entienda del todo, pero comprende lo que ser de la realeza significa.
Clavo mis ojos en los suyos, éstos ardiendo por las lágrimas que amenazan con salir, y me aparto de nuevo para centrarme en mi madre, que ha permanecido en silencio todo este tiempo.
La suplico del mismo modo que diga algo, que me regañe o me consuele con sus palabras. Pero todo lo que recibo es el sonido de su respiración, por lo que vuelvo a mirar a mi padre.
-No lo suficiente- me centro en la pequeña y me agacho para quedar a su altura-. Cuando seamos Princesas, tendremos que irnos de aquí. Dejaremos a Valerie y a sus padres, todo lo que hemos conocido hasta ahora, para empezar una vida que conocemos pero que será nueva para las dos.
Victoria mira a mi padre asustada y éste la envuelve en sus brazos con suavidad.
-Ya no quiero irme, papi- solloza escondida en su pecho.
-Tranquila, cariño. Mamá y yo os ayudaríamos en todo si decidimos volver allí.
Desvío la vista hacia mi madre y la observo temblar mientras se sienta junto a la ventana con la mirada perdida.
-Niñas, salid de aquí- ordena con voz temblorosa-. Tengo que hablar a solas con papá.
Me incorporo despacio y tomo a Vicky de la mano para obedecer, pero a apenas unos metros, ya en el pasillo, nuestros abuelos nos detienen frente a ellos. Trago saliva al notar la fría mirada del hombre sobre mí y aprieto la mano de Vicky con fuerza, haciendo que emita un leve quejido.
-Creo que debemos hablar.
La pequeña se adelanta a contestar avanzando un paso.
-Papá y mamá han dicho que les dejemos solos.
Ambos la miran antes de hacerlo entre ellos y volver a centrarse en mí.
-Contigo, Emma, no con tus padres. No creo que Ashley muestre interés en contarnos algo.
-Oliver- la mujer le lanza una mirada que no sé interpretar y éste solo respira despacio.
-Lleva a tu hermana a su habitación. Te esperaremos en la biblioteca.
Asiento sin decir nada más y tiro de Vicky con suavidad avanzando de nuevo.

-¿Qué hace él aquí?- pregunto molesta cruzándome de brazos al ver a Jared sonreir desde su asiento.
Se levanta acercándose hasta quedar a unos metros de mí.
-Recuerda que soy su hijo, peque..
-Suficiente, Jared- le interrumpe su padre colocándose entre nosotros-. No eres tú quién debe hablar ahora. Regresa donde estabas y escucha en silencio o lárgate si solo vas a empeorar las cosas.
El joven me mira ampliando la sonrisa y obedece a lo primero sin rechistar.
-Cariño, siéntate- habla mi abuela tomando mi brazo con suavidad.
La miro aterrada y me dejo caer despacio en uno de los sofás quedando entre ellos sin pretenderlo.
-Tranquila, Emma. Solo queremos saber cómo ha sido la vida de tus padres éstos años. Cómo ha sido para tu madre ignorar el hecho de que, muy lejos de aquí, había personas angustiadas por su marcha al no saber si seguiría o no con vida.
Los puños de mi abuelo se aprietan en sus piernas y me aparto temblando de él.
Me mira enfurecido y respiro hondo antes de contestar.
-Respecto a lo primero, solo puedo contar desde que tengo memoria, pero les recuerdo siempre felices, queriéndose y dándome todo el amor que es posible como padres, y fue igual con Vicky cuando nació- sonrío al evocar cada imagen en mi mente con la vista fija en mi regazo-. Siempre hemos sido una prioridad para ellos y supongo que solo querían...- niego con la cabeza y cierro los ojos volviendo a respirar hondo, dando esa parte de la conversación por finalizada.
-Eric me dijo que Ashley sufrió un aborto cuando tenías cinco años.
-¡Oliver!
Mi abuelo la ignora y vuelve a centrarse en mí.
-Sí- contesto despacio-. Pero lo único que recuerdo de lo que ocurrió es a mis padres discutir y enfadarse por algo que nadie quiso explicarme.
Sus ojos se abren y se inclina un poco.
-¿No te contaron que perdieron al que habría sido tu hermano o hermana?
Le miro y niego con la cabeza.
-No lo hicieron en su momento, quizás porque pensaron que no lo comprendería. No supe la verdad hasta que mi madre volvió a quedarse embarazada cinco años después.
-De Victoria.
Me enderezo y asiento despacio.
-¿Y qué hay de tí?
La respiración se me corta por un instante y me encojo de nuevo apretando los puños.
-Se lo has contando- espeto mirando a Jared con rabia.
Me levanto furiosa pero mi abuelo me detiene antes de que pueda avanzar.
-No ha sido él, Emma. Ha sido tu padre.
-¿Qué?- sollozo volviendo a sentarme-. Por qué iba a...
-No estamos enfadados- me corta ignorando la pregunta-. Obviamente no fue culpa tuya, si no de tus padres. Pero queremos que entiendas que todavía no podemos permitirte conseguir lo que quieres.
Las lágrimas resbalan por mis mejillas y aprieto más la tela de mi vestido.
-¿También os ha contado eso?
El hombre asiente colocando su mano sobre la mía con cariño.
-Ha sido lo último que ha hecho.
Niego con la cabeza confundida y miro a ambos varias veces.
-¿Pero por qué? ¿Por qué ha contado algo que se supone que era un secreto?
-Porque sé que tú no lo habrías hecho y el tiempo corre, Emma.
Mis padres se acercan despacio a nosotros y, por un momento, evito mirarles.
Mi abuela se levanta para abrazar a mi madre, pero ésta se esconde de inmediato tras mi padre recibiendo una caricia tranquilizadora de su parte.
-Lo habría contando- musito sintiendo todos los ojos sobre mí.
-Cuando la boda ya se hubiese celebrado- rebata mi padre cruzándose de brazos-. Quizás cuando los bebés de ambas familias ya hubiesen nacido para asegurar que tu idea funcionará.
Aprieto de nuevo mi vestido y frunzo los labios con rabia por sus aciertos.
Miro a Jared sentado a varios metros de nosotros, miro a mis abuelos junto a mí y miro a mis padres, mi madre todavía en su escondite.
Mi padre se agacha despacio tomando mis manos con suavidad y, sin decir nada, me envuelve en sus brazos en un gesto que pretender ser reconfortante pero que solo ocasiona que todas las dudas regresen de golpe, tantas que siento que mi cabeza explotará de un momento a otro.

Royal Secret (Reales III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora