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Mi madre se encuentra en uno se los sillones de la salita de Valerie, tejiendo, mientras ella y yo usamos los hilos restantes de los ovillos de lana para hacer pulseras.
Cuando termino la mía, la dejo frente a Valerie con una gran sonrisa en mi rostro y ella hace lo mismo.
Nos arrodillamos y ayudamos a la otra a atarla en nuestras respectivas muñecas entre risas infantiles.
Sus ojos se encuentran con los míos y nos levantamos acercándonos a mi madre, quien deja su tarea para prestarnos atención.
-Son preciosas, chicas- exclama sonriendo.
De nuevo, sus ojos conectan con los míos y la sonrisa en ambas se amplía.
-Son pulseras de la amistad- contestamos al unísono riendo.

Sigo sonriendo al despertar y, aún en la madrugada, me levanto y me acerco al baúl que está al lado de la ventana, donde guardo algunas de las cosas de cuando era pequeña.
No tardo mucho en encontrar la misma pulsera de mi sueño, gruesos hilos verde y azul oscuros.
La envuelvo en mi mano, ahora demasiado grande como para intentar ponérmela, y me incorporo para salir de la habitación.
No tardo mucho en llegar a la suya, llamando apenas en dos suaves toques, y que Valerie abra la puerta de inmediato. Como si me hubiera estado esperando.
Su sonrisa contagia la mía y se hace a un lado para dejarme pasar pero, todavía en el umbral, extiendo la mano para mostrar la pulsera y observo sus ojos llenarse de nostalgia.
-Me he acordado de lo que significa- digo sin apartar la vista de la suya antes de entrar despacio a la habitación.
Sus brazos me envuelven por la espalda y me pega a ella dejando un lento beso en mi cuello.
-¿Qué significa?- pregunta en un susurro apoyando la barbilla en mi hombro.
-Que siempre estaremos para la otra- contesto en un hilo de voz, volviendo a cerrar la mano con fuerza.
Valerie se separa sin soltarme y me lleva con ella junto a su baúl situado en el mismo sitio que el mío.
Rebusca en su interior, sacando a los pocos segundos una pulsera de hilo amarilla y rosa.
Nuestros colores favoritos.
Dejamos una junto a la otra sobre la madera y nos quedamos en silencio observándolas.
-Cuando tuve que quitarmela- empieza a hablar tan bajito que tengo que acercarme para escucharla- no quería hacerlo. Quería llevarla siempre porque sabía que, al crecer, debería pasar temporadas lejos del castillo- su mano vuelvo a agarrar la mía apretándola con suavidad y sus ojos se humedecen-. Qué debería pasar tiempo lejos de tí.
-Eso significa que...
-Todavía no lo sabía- solloza sentándose con las piernas cruzadas- porque solo éramos niñas. Pero siempre supe que había algo especial entre nosotras.
Sonrío de lado desviando la vista y me siento a su lado dejando que me abrace.
-Tú me quisiste desde el principio- susurro cerrando los ojos.
Suelta una risa nerviosa y se incorpora haciendo que me separe y la mire.
-¿Quieres saber una cosa?- asiento y se arrodilla con las manos cruzadas-. Tú tenías razón. Siempre la has tenido- se acerca de nuevo y lleva mis manos hacia su pecho-. No seré feliz con él, y no importa cuánto decepcione a mis padres por anular el matrimonio y la alianza- sus labios atrapan los míos por unos segundos y ambas sonreímos-. Es contigo con quién debo quedarme, siempre has sido tú, solo tú. Mi mejor amiga y la persona que ha estado a mi lado en todos mis momentos, tanto buenos como malos. Sé que contigo seré la persona más feliz del mundo porque ya lo estoy siendo.
Lágrimas de felicidad resbalan por mis mejillas y, sin saber cómo reaccionar, vuelvo a besarla tratando de que nada arruine éste instante.
-Siento lo que te dije en la fiesta- susurra de nuevo tras unos segundos-. Tenía miedo de que la gente no nos aceptase- cierra los ojos y una lágrima suelta escapa de ellos-. De que no me aceptasen como su futura reina por amar a otra mujer.
Deslizo la mano por su mejilla con suavidad apartando todo rastro de tristeza y pego mi frente a la suya.
-No dejes que nadie decida lo que debes sentir.
Valerie niega con la cabeza riendo y se apoya en mi pecho.
-No volveré a hacerlo.
Nos quedamos en silencio, abrazadas, sin necesidad de añadir nada más.
-Es maravilloso- escuchamos desde la puerta y observo a Valerie palidecer al ver al príncipe en ella-. Mi prometida y su amante en la misma habitación.
Su sonrisa es amplia, maliciosa, mientras se acerca a nosotras con los brazos cruzados.
-Lamento informar que he decidido cancelar la boda de forma definitiva, así que me temo que mañana tendrás que marcharte- contesta controlando su voz levantándose sin soltar mi mano.
Él suelta una carcajada que retumba por la habitación y posa sus ojos en mí.
-¿Significa que ya le has contado tu secreto?
Valerie frunce el ceño y nos mira sin comprender.
-Así es, querida- habla de nuevo centrándose en ella ésta vez-. Tu "amiga" oculta más de lo que parece, ¿no es así, pequeña bastarda?
Trago saliva y me levanto despacio apretando mi agarre, pero Valerie lo suelta y retrocede hasta sentarse en la cama, demasiado confusa para preguntar.
-Creo que tú y yo seremos muy felices- dice acercándose a ella pero deteniéndose frente a mí-. Además- vuelve a mirarme y siento que dejo de respirar-, nadie querrá nunca a una princesa que fue concebida fuera del matrimonio.
-Cállate- sollozo apretando los puños con rabia.
-¿Por qué?- pregunta rozando mi mejilla con el dorso de la mano- ¿Acaso crees que mis padres te querrán cuando te conozcan? ¿Crees que los tuyos lo hicieron cuando se enteraron de tu existencia? Piensa, Emma, en todas las veces que te has sentido extraña delante de tu hermana, como si supieras que tú no debías estar ahí mientras ella sí podía hacerlo.
-Tú no sabes nada- murmuro apretando su muñeca y alejándola de mí-. Así que márchate de aquí, porque lo que estás diciendo no son más que mentiras para que sufra y quiera alejarme de Valerie. Para que acepte casarse contigo por obligación, pero recuerda que tú no...
Aprieto mis labios al ser consciente de que casi desvelo el secreto que corresponde a mis padres y retrocedo un paso chocando con el baúl.
-En eso te equivocas- sonríe volviendo a acercarse tanto como para susurrarme al oído y que Valerie no escuche nada-. La línea de sucesión se rompió cuando tus padres se marcharon, así que yo soy el siguiente a llamar al Trono.
Los pájaros empiezan a cantar en el exterior y el príncipe se gira de nuevo hacia ella.
-Que pase un buen día, Alteza- habla haciendo una pequeña reverencia y dándome una mirada de odio antes de salir de la habitación.






Royal Secret (Reales III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora