Nuestros labios chocan al juntarnos. Nuestros cuerpos se encuentran como si llevasen años sin tocarse.
Nuestras risas, murmullos y suspiros inunda la estancia cuando nos dejamos caer en la cama.
-¿A tus abuelos no les molestará que hayamos dejado la fiesta?- pregunta sonriendo antes de volver a besarme.
Respondo a su gesto y me incorporo sobre los codos para mirarla.
-Creo que entienden que es una necesidad- sus mejillas se encienden y yo carraspeo siendo consciente de mis palabras-. Estar contigo, quiero decir- explico seguido haciendo que suelte una risa.
-Eso he oído- susurra rozando su nariz con la mía-. Pero no eres la única que lo ha sentido así, Emma.
Su mano se desliza desde mi nuca hasta mi mejilla y la mantiene en ella por segundos eternos.
La imito, de nuevo, cerrando los ojos.
-¿Crees que todo volverá a ser fácil?- pregunto con miedo en la voz.
Pero no contesta, solo vuelve a besarme, con ansia esta vez, como si quisiese dejarse de tonterías e ir a por lo que ha venido a buscar, al menos sólo ahora.La tenue luz se cuela por la ventana y abro los ojos despacio, girándome para pegar mi rostro al de Valerie todavía dormido.
-Buenos días- murmura sonriendo, somnolienta, al notarme en su piel.
Su mano se desliza por el colchón hasta alcanzar la mía, acariciándola con suavidad y llevándola a sus labios para dejar lentos besos en su dorso.
-No sabes cuánto te he echado de menos- vuelve a hablar, más despierta, minutos después.
Sus ojos oscuros se encuentran con los míos, tan cerca que podrían tocarse si quisieran.
Sonrío y junto nuestros labios en una danza lenta y perfecta, igual que la que bailamos anoche antes de escabullirnos a mi habitación.
Unos golpes en la puerta nos hacen volver a la realidad y sabemos que es hora de levantarnos.
-Siempre tendremos la noche para nosotras- sonríe Valerie volviendo a besarme antes de separarse del todo.
Pero el silencio que se instala en el dormitorio mientras nos vestimos, ayudándonos la una a la otra, hace que mis pensamientos regresen de nuevo. Más fuertes. Más dolorosos.
Como por qué mi madre no ha dejado de tener pequeños ataques de pánico desde que los obligué a ella y a mi padre a volver aquí. Por qué Victoria finge entender la razón de también ser heredera cuando sabemos que no lo comprende del todo. O quizá sí lo comprende de verdad y soy yo la que quiere pensar lo contario, porque no quiero ser la culpable de negarle vivir una historia como la del resto de su familia.
-Emma- la voz de Valerie me hace dar un respingo y centro mi atención de nuevo en apretar las cintas de su vestido- ¿Quieres que te excuse en el desayuno?
La miro a través del espejo con el ceño fruncido.
-Estoy bien- murmuro terminando mi tarea.
Ella suspira y se aparta despacio, cogiendo mis manos cuando se gira hacia mí.
-Si tu madre y tú tenéis algo en común es que os guardáis vuestros problemas pensando que así no preocupareís a nadie cuando es todo lo contrario.
-Mi madre y yo no tenemos nada en común- contesto dando un paso atrás con brusquedad.
Pero no se rinde y vuelve a atraerme hacia ella.
-Lo hacéis, Emma, más ella que tú- explica acariciando mi dorso como hace varios minutos-. Y no sé si porque pensáis que no son importantes para los demás y tratarán de evitarlos, pero puedo asegurarte que, al menos para mí y tu padre, lo son- una pequeña sonrisa antes de dejar un leve beso en mi frente-. Podéis contarnos todo y te aseguro que haremos lo que sea para ayudaros.
La conversación vuelve y, aunque sé que lo hacía porque estaba preocupado con ella, sé que había algo de verdad en sus palabras respecto a Valerie.
-Me mantuviste escondida- murmuro cerrando los ojos con fuerza pero sin separarme-. Lo hiciste como si fuese algo malo, algo de lo que la gente no debía saber, todo por el miedo de decepcionar a personas a las que ni siquiera les importaba.
-Tú, quieres decir- susurra rozando mis labios-. Como tú no les importabas, les habría dado igual nuestra relación, ¿verdad?
Ahogo un sollozo y aprieto sus manos.
Pero ninguna dice nada más. Valerie se separa y sale de la habitación con un portazo.
Y yo vuelvo a tumbarme en la cama, haciéndome un ovillo entre las sábanas, sabiendo que es más fácil lo que acabo de hacer que saber que he arruinado la vida de una persona. Porque lo primero al menos puedo soportarlo. Puedo soportar que no vuelve a hablarme, que quiera alejarse para siempre se mí y anular lo que todavía no habíamos anunciando. Pero no puedo soportar que quien me odie para siempre sea mi madre.
—¿Emma?— la voz aguda de mi hermana me hace estremecerme aún si tener razones para ello. La escucho acercarse y sentarse junto a mí— ¿Qué pasa? Hemos visto a Valerie y parecía enfadada cuando ha salido de aquí.
Me giro despacio para mirarla y acaricio su mejilla con suavidad, siendo quien cierra los ojos por el contacto.
De pronto soy consiente de que mis padres están en la puerta, observándonos en silencio.
Me incorporo, aunque sin ganas, y aprieto a la pequeña contra mi pecho, hundiendo mi rostro en su cabeza.
—Sigue sin ser justo— murmuro aferrándome más a ella.
—Eric, ve con Victoria al comedor— dice mi madre sin expresión alguna, acercándose y sentándose a nuestro lado, separándome de mi hermana para mirarla—. Cariño, ve con papá, ¿vale? Emma y yo iremos enseguida.
Sus ojos grises me observan por unos segundos antes de asentir y salir de la habitación junto a mi padre.
El silencio vuelve con la puerta cerrada y aprieto las rodillas en mi pecho, sin atreverme a mirar a la mujer que ahora está frente a mí.
—Lo siento— habla en un susurro acercándose más.
La noto dudar en si rodearme con sus brazos o darme mi espacio, optando al final por lo segundo e imitando mi postura.
—Podemos pedir que nos traigan aquí el desayuno— murmura de nuevo segundos después.
Entonces la miro y decido levantarme, agarrando su mano para que lo haga también.
—Creo que papá se preocupará si no aparecemos— aunque lo hace cada vez que no encuentra a mi madre donde debería estar.
Pero mi madre se detiene apenas hemos salido al pasillo.
—Seguro que mis padres quieren que empieces con tus lecciones cuanto antes, y entonces ya no tendremos tiempo de hacer nada juntas, ni con papá, ni con Victoria... —trata de reprimir un sollozo que termina por salir y aprieta mi mano con fuerza, cerrando los ojos—. Harán contigo lo que conmigo pensaron que era un error.
Frunzo el ceño y me acerco a ella.
—No lo fue— susurro limpiando sus lágrimas—. Tan solo hicieron lo que creyeron conveniente.
—¡Y aún así no dejaban de repetirme lo que debía ser!— estalla apartándose de golpe—. ¡Cada vez que dudaba de ello me decían que era mi deber, mi obligación, solo por haber nacido la primera!— respira hondo en un intento por calmarse, pero creo que solo lo empeora. Abre los ojos para mirarme, furiosa—. ¿Sabes las veces que quise desaparecer? ¿Cuánto llegué a odiarme por no poder cumplir sus expectativas?
Niego despacio con la cabeza y me acerco de nuevo. Aunque ella se vuelve a apartar, asustada, y retrocede sobre sus pasos hasta encerrarse en su habitación.
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Royal Secret (Reales III)
Romance*Historia sin corregir* Emma ha crecido rodeada de joyas, vestidos preciosos y tiaras. Pero ninguna de esas cosas le corresponde a ella o a su familia. Viviendo bajo un protocolo que no le incumbe pero que intenta seguir lo mejor posible, a sus 15 a...