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La brisa fresca consigue relajarme lo suficiente como para que la angustia se evapore de mi interior.
Camino en silencio por los jardines, tan solo grillos y pájaros escuchándose alrededor. La tela del camisón se desliza con suavidad por el suelo quedando manchada a cada paso que doy.
Solo quería conocer la verdad sobre ellos, por qué nunca mencionaban su pasado o si quiera a sus familiares de la misma forma que los padres de Valerie hacían con ella. Mientras que yo he sido engañada durante toda mi vida. Igual que lo estoy siendo en éste momento.
La angustia no había desaparecido, tan solo se había hecho más pequeña dejando espacio para las dudas y el inmenso odio hacia éstas.
-¿Disfrutando de la noche?
Doy un pequeño bote en el sitio por la impresión y me giro despacio.
-Pensaba que he habías marchado- consigo pronunciar al ver a Jared a escasos metros de mí.
Su sonrisa resplandece en la oscuridad y tiemblo cuando acorta más la distancia entre nosotros.
-Iba a hacerlo, pero he recordado que tenía algo importante que decirte.
No dejo que su mano acaricie mi mejilla y él suelta una leve risa haciéndolo de todos modos con la contraria.
-Quieres conocer todo sobre tus padres, ¿verdad?- susurra en mi oído y, por un momento, dudo en responder.
Cierro los ojos asintiendo despacio y él toma mis manos entre las suyas en un gesto cariñoso, lo que me produce escalofríos de nuevo porque, si me quiere, es solo para causarme dolor.

-No deberías haber hablado con él- gruñe mi padre mirándome sentando en mi cama.
-Al menos es el único que me cuenta la verdad- murmuro desviando la vista hacia el exterior con la espalda apoya en la pared.
Pero miro a mi madre después, quién ha permanecido ausente durante toda la conversación.
-Al menos no volverán a molestarnos- inspira mi padre cerrando los ojos con fuerza.
-De momento- puntualizo levantándome y acercándome a ellos-. Porque estará en el castillo cuando regreseís a él y pueda empezar a prepararme como la futura reina.
Mi padre suelta una carcajada clavando de nuevo sus ojos en los míos.
-¿Qué ha pasado con tu miedo a alejarte de Valerie y de todo lo que has conocido hasta ahora?
-He aprendido con ella, y no me importa abandonarla por un tiempo si así conseguimos permanecer juntas para siempre. Además, mi vida no será muy distinta a como es la suya, la cual he seguido desde que éramos pequeñas.
Mi madre aprieta con fuerza el brazo de mi padre mientras las lágrimas resbalan de nuevo por sus mejillas.
-No eres la única con quién he tenido secretos- solloza mirándome.
Dirige de nuevo la vista a mi padre y, aunque sé que no hace falta que diga nada, lo hace de todas formas.
-Cuando nos marchamos- comienza muy despacio, su voz temerosa de cómo mi padre pueda reaccionar o, tal vez, ya sabiéndolo-. No quise hacerlo solo por lo que ocurrió aquella noche o por mi todavia miedo a mis deberes como Princesa, a convertirme en reina algún día y arruinar todo lo que mis padres han conseguido hasta ahora- su voz se rompe y aprieta temblando la tela de su vestido.
Me mira de nuevo, sus ojos enrojecidos y toda ella echa pedazos.
-Saber que estaba embarazada no fue la única razón por la que al fin pude casarme contigo cuando llegamos aquí.
Mi padre se levanta despacio y se aleja hasta chocar con la mesita de noche.
-¿Por eso te niegas a regresar, también?- casi solloza en un hilo de voz, clavando en ella su mirada destrozada- ¿Temes que, si lo hacemos y tus padres nos obligan a gobernar, te haga daño a tí, a ellos o incluso a las niñas?
Mi madre ahoga un sollozo siendo lo único que necesita como respuesta y se incorpora saliendo enfurecido de la habitación.
Ni siquiera me atrevo a moverme, a romper el silencio que se ha instalado entre nosotras, por miedo a que descargue toda su ira sobre mí. Aunque tal vez es lo que merezco por haber abierto viejas heridas de nuevo entre los dos.

-¿Habéis visto a mi padre?- pregunto a algunos sirvientes de la cocina unas horas antes de la comida.
Todos se miran pero solo uno de ellos señala en dirección a la despensa.
-Lleva encerrado todo el día- explica volviendo a mirarme-. Ni siquiera nos deja pasar para coger ingredientes.
Asiento apretando los labios y respirando hondo antes de caminar hacia dicha puerta, en donde solo el silencio me recibe al llamar.
—Las llaves— exclamo bajito buscándolas a mi alrededor.
—Creo que las ha guardado con él para que no tengamos forma alguna de entrar.
Ruedo los ojos resoplando y me apoyo en la madera restregando la mano por mi cara con frustración.
—¿Puedes dejar de comportarte como un niño pequeño o al menos dejar que tus compañeros puedan trabajar?— pregunto apretando las manos contra la puerta esperando que mi padre reaccione en su interior.
Pero de nuevo nada ocurre al otro lado, así que me incorporo furiosa para marcharme de allí.
—Si se digna a salir decidle que me busque— ordeno antes de abandonar la estancia.

Royal Secret (Reales III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora