Entro a la biblioteca cuando se encuentra vacía para buscar los libros que necesito, pero una mano me detiene apretando la mía contra la balda de la estantería.
—Veo que aún no lo entiendes.
La voz del príncipe me hace temblar por completo y consigo zafarme de él de un tirón, pero se acerca de nuevo acorralándome y sonriendo con maldad. Sé que disfruta con ésto y no se lo voy a permitir.
—Entiendo que tengo el mismo derecho que tú en lo que se refiere a tu reino, o quizás debería empezar a llamarlo nuestro, ¿no crees?
Su mano golpea mi mejilla con fuerza y, sin que pueda evitarlo, retuerce mi brazo a mi espalda y me estampa conta la pared apretando más su agarre.
—Que te quede claro de una vez, pequeña bastarda— susurra con rabia en mi oído—. Seré yo quien se case con Valerie y quien se convierta en Rey, y tú no podrás hacer nada porque, en un mundo perfecto, no deberías de existir.
—Podría decir lo mismo de tí— sonrío haciéndole enfurecer más y tira de mí golpeándome ésta vez en una de las estanterías.
Siento mi cuerpo adolorido pero no voy dejar que gane, así que engancho mi pierna en la suya tirándole al suelo aunque cayendo con él.
—Quiero que te vayas— gruño en un sollozo girando para apretar las manos en torno a su cuello.
Pero el príncipe, en lugar de asustarse, sonríe de nuevo tomándome por las muñecas y siendo quien queda sobre mí.
—No hago caso a bastardos. Ya sabes, solo están en éste mundo por el error que cometieron sus padres.
Sin saber cómo, consigo levantarme e invertir los papeles de la pelea.
—No soy un error— repito las palabras de mi madre mientras las lágrimas me escuecen en los ojos—. Sé que quieres deshacerte de mí porque soy en un estorbo— sonrío apretando más mi brazo en su cuello—. Pero no te daré esa satisfacción, Jared. Yo seré quién se case con Valerie, yo seré quién gobierne y tú no serás nada.
Respiro con dificultad incorporándome de golpe y clavo la vista en la oscuridad del exterior.
No he gritado, por suerte, así que mis padres seguirán durmiendo tranquilamente sin saber lo que acaba de pasar. Porque mi madre ya tiene suficiente con sus miedos y mi padre con protegerla de ellos a toda costa.
Me levanto tomando una gran bocanada de aire y salgo al pasillo en silencio, caminando con sigilo hasta llegar a la sala que mi madre utiliza para trabajar.
Me acerco a la estantería y busco un libro lo bastante intenso como para conseguir olvidarme de todo hasta que lo termine.Los ojos de Valerie se encuentran con los míos y aprieto las manos en la tela de mi vestido.
—No creo que una fiesta antes de la boda sea necesaria— carraspea sin apartar la atención de mí.
—Claro que sí, querida— sonríe Jared mirándola y entrelazando los dedos con los suyos—. Cualquier celebración es bien recibida si se trata de nosotros.
—Tiene razón, Valerie— interviene el rey dejando a un lado su cubierto—. Además servirá como presentación de los reyes de Dreaulux, ya que para entonces estarán aquí.
—¿Que tienen ellos que ver en ésto?— escucho preguntar a mi madre temblorosa.
El príncipe suelta una carcajada antes de responder.
—El enlace no solo nos beneficiará a nosotros— sonríe de nuevo mirando a Valerie—. Mis padres también tendrán su parte en lo que a popularidad se refiere. Dos grandes reinos unidos en la más grande muestra de amor. ¿No te parece maravilloso, querida?
Observo a Valerie contener las arcadas pero soy yo quien sale corriendo de allí.
—Emma— mi madre me persigue por el pasillo aunque no me detengo y aumento la velocidad—. Tengo que hablar contigo, por favor.
Respiro hondo volviendo a correr hasta poder salir a los jardines, pero sigo escuchando sus pasos tras de mí cada vez más cerca.
Consigue alcanzarme y agarrar mi brazo con fuerza haciéndome tropezar y caer sobre ella, aunque consigue mantenerse en pie y me ayuda a incorporarme de nuevo.
—Hazlo— dice sin más apretando las manos en mis hombros—. Cuéntale a Valerie la verdad sobre tí, sobre nosotros, y quizás podáis conseguir lo que tanto queréis.
Me abrazo a ella con fuerza sin contestar mientras las lágrimas resbalan con rapidez por mis mejillas.
—He sido muy egoísta todos éstos años— susurra acariciando mi cabello—. Podría habértelo contado desde el principio, a las tres, y ahora sería contigo con quién Valerie estaría preparando su boda.
—Creo que Vicky se alegrará de saberlo— sonrío cerrando los ojos y apretándome más a ella.
Me separa despacio para que la mire y acaricia mi mejilla con suavidad.
—¿Y si vamos ahora a contárselo, y a Valerie también?
—Tengo una idea mejor— sonrío tomando sus manos—. Primero se lo contamos a Vicky y yo me encargo después de hacerlo con Valerie.
Ella parece pensarlo pero al final asiente y me vuelve a abrazar.La pequeña sonríe al escuchar la noticia y, sin poder contener la emoción, se lanza sobre mi madre.
—¿Eso quiere decir que podremos llevar vestidos tan preciosos como los de Valerie? ¿Y tiaras? ¿Y muchas muchas joyas preciosas también?
Mi madre me mira riendo y yo me encojo de hombros cogiendo a mi hermana para sentarla en mi regazo.
—Solo si papá y mamá consiguen convencer a los abuelos de que nos dejen ir con ellos cuando se marchen— explico con toda su atención sobre mí.
—Solo si queréis hacerlo— puntualiza mi madre acariciando mi brazo.
Vicky la mira frunciendo el ceño y se separa para ponerse de pie junto a ella.
—Claro que sí— contesta con una enorme sonrisa en su rostro, dejándose caer y apoyando la mano en el vientre—. Y sé que el bebé estará feliz de ya ser un Príncipe cuando nazca— suelta una risita y se levanta corriendo hacia el pasillo— ¡Voy a decírselo a papá!— exclama a lo lejos sin esperar respuesta.
Mi madre sonríe antes de centrarse de nuevo en mí, envolviendo mis manos en las suyas con suavidad.
—¿Seguro que no quieres que te acompañe?
La miro sonriendo y me apoyo despacio en su pecho.
—Si al final no me cree, no será distinto estando tú presente.
Ella suspira y se levanta sin soltarme.
—Solo ven a buscarme cuando termines— susurra dejando un largo beso en mi cabeza.
Salimos al pasillo y, mientras ella regresa a su habitación, yo camino relajada en busca de Valerie.
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Royal Secret (Reales III)
Romance*Historia sin corregir* Emma ha crecido rodeada de joyas, vestidos preciosos y tiaras. Pero ninguna de esas cosas le corresponde a ella o a su familia. Viviendo bajo un protocolo que no le incumbe pero que intenta seguir lo mejor posible, a sus 15 a...