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-No puedo hacerlo- susurra mi madre, temblorosa, apretando más el brazo de mi padre y dando un paso atrás cuando las puertas del Salón se abren, anunciando a toda la familia.
-Quedaos abajo- hablo acercándome despacio y ellos me miran confusos-. Mezclaos con la gente, aunque os reconozcan, y reuniros de nuevo con nosotras cuando todo termine.
Mi padre respira hondo y frunce los labios.
-No es tan fácil, Emma- es mi abuelo quien habla, sin embargo, al darse cuenta de que ninguno nos hemos movido-. Tus padres deben permanecer a nuestro lado porque, hasta que tú gobiernes, seguirán siendo parte de esta familia.
-No he querido decir lo contrario- musito desviando la vista-. Pero creo que será más fácil para mamá...
-Lo mejor para tu madre hubiese sido cumplir con sus obligaciones- me corta claramente enfadado.
La observo hacerse más pequeña y cómo mi abuelo lo ignora volviendo a darnos la espalda.
-Ahora vamos- casi gruñe avanzando al interior de la sala junto a su mujer.
-Tranquila, mamá- Vicky la abraza con fuerza y cierra los ojos, tal vez esperando sentir al bebé-. Estaremos contigo los tres, y podemos darte la mano para que no te pongas nerviosa.
Ella sonríe y acaricia su cabello con suavidad.
-Gracias, cariño- susurra mirándonos a mi padre y a mí.
Éste se acerca y le ofrece de nuevo su brazo para que se agarre.
-Los invitados esperan, pues.
Vicky se coloca con rapidez al otro lado y yo lo hago junto a ella, aunque sabemos que no es así como lo manda el protocolo que nos han enseñado estos días.
Comenzamos a caminar a la vez, los cuatros sincronizados, hasta convertirnos en el centro de atención para el resto de la velada.

-No me encuentro bien- susurra mi madre apoyando la cabeza en el hombro de mi padre, sentado entre nosotras.
-Aguanta un poco más, mi amor- responde en el mismo tono acariciando el dorso de su mano-. Seguro que podemos retirarnos cuando tu madre presente a las niñas.
-No es por el bebé, Eric- escuchamos a mi abuelo quien mantiene la vista al frente-. Ahora estad callados y escucha a tu madre, Ashley.
No me pasa desapercibido su temblor cuando se incorpora despacio para fingir que obedece, como una niña; como si en vez de tener más de 30 años tuviese mi edad, o la de Victoria, incluso, cuando la situación la supera. Porque todos sabemos que no quiere estar aquí, en esta sala, si no a solas con mi padre, tal vez en su habitación, tal vez haciendo lo mismo de hace unos meses pero con más cuidado ésta vez debido a su estado.
Noto mis mejillas calientes al pensar en esa escena y sacudo ligeramente la cabeza para librarme de ella, poniendo toda mi atención al discurso que mi abuela está a punto de terminar.
—Por favor, vámonos— solloza mi madre, tan asustada que vuelve a temblar, cuando mis abuelos se acercan con coronas en sus manos.
Para Victoria y para mí, aunque en su mente sean para ella y su marido.
Su respiración se vuelve irregular y aprieta tanto los reposabrazos de su trono que las manos comienzan a verse blancas.
—Mi amor, escucha— susurra mi padre apoyándola en su pecho—. No son para tí, ¿de acuerdo? No son para nosotros. Solo hemos vuelto para acompañar a las niñas, recuérdalo.
—Vámonos, Eric— repite aferrándose a su ropa.
Él me mira y yo asiento con decisión, por lo que se levanta de golpe y la coge en brazos saliendo lo más deprisa que puede de la estancia.
Respiro hondo y me centro de nuevo en la ceremonia, donde mi abuela coloca una tiara sobre mi cabeza y mi abuelo lo hace en la de Vicky. Después se hacen a un lado para dejarnos al descubierto de todos los presentes.
—¡Salve Princesa Emma!— exclama mi abuelo sonriendo sin dejar de mirarme— ¡Y salve Princesa Victoria!
Las exclamaciones y vítores hacen eco en la sala mientras mi hermana y yo hacemos una reverencia lo más elegante posible.
Y es ahí, cuando me incorporo y me fijo de nuevo en la multitud, cuando la veo. Y todo lo demás deja de existir de pronto. La gente desaparece a mi alrededor y agarro la falda de mi vestido para correr a su encuentro, sin importarme tropezar al bajar las escaleras, sin importarme tal vez haber arruinado el momento.
Porque todo lo que ahora importa es ella.



Royal Secret (Reales III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora