-¡¿Cuándo ibas a decírmelo?!- pregunto exasperada entrando a la sala donde Valerie se encuentra.
-¿Decirte qué?- habla con calma mientras sirve un poco de té en una pequeña taza.
La lleva con elegancia a sus labios para beber y después la deposita de la misma forma sobre el plato.
Aún en las cosas simples sigue siendo Princesa. Ignoro la sonrisa que aparece en mi rostro por ese pensamiento y me acerco a ella con brusquedad.
-¿Cuándo ibas a decirme lo de la fiesta?- pregunto en un sollozo apretando con una mano el respaldo de su silla y con la otra la madera de la mesa- ¿Lo del baile por tu regreso tras tu mes fuera del reino y lo de...
Las lágrimas empañan mis ojos y los sollozos mi garganta impidiéndome terminar la frase.
-No era difícil de adivinar- contesta sin cambiar el tono de su voz, encogiéndose de hombros-. Además apenas hemos tenido tiempo de hablar.
Me siento despacio en la silla a su lado y cierro los ojos echando la cabeza hacia atrás.
-Podrías haberlo mencionado- susurro respirando hondo.
La escucho reír y me enderezo para mirarla con el ceño fruncido.
-Apenas llevo un día aquí y ya he vuelto a mi rutina, Emma, no tengo tiempo para informarte de todo lo que va suceder en el castillo- se lleva de nuevo la taza a los labios y ésta vez da un largo sorbo-. No soy alguien que tenga como obligación contarle a la gente cualquier acontecimiento social importante o que tan solo requiera de mi presencia. Soy la...
-Princesa y futura heredera de éste reino- termino por ella haciendo que enarque una ceja, aunque no sé si por asombro de mi interrupción o por descontento de ésta.
Sonríe de lado y se levanta para acercarse a una de las ventanas, quedando de espaldas a mí y poniendo las manos cruzadas tras la suya.
Al no saber si la conversación ha terminado, ni si debería quedarme o irme, decido hacer lo segundo. Pero cuando estoy a unos metros de la puerta escucho a Valerie acercarse y me detengo de nuevo.
-Demos un paseo.
Me giro para mirarla y me sorprende que esté sonriendo.
-Creía que habías vuelto a la rutina- digo cruzándome de brazos.
Estira los suyos hacia mí para agarrar mis manos y acaricia con suavidad, muy despacio, su dorso.
-Tu eres parte de ella.El agua del estanque reluce con intensidad.
-Se parece a tu colgante- susurra sonriendo con la vista puesta en mi cuello y la piedra en forma de corazón de color azul oscuro que cuelga de él.
Desliza los dedos a su alrededor y sostiene la piedra en su mano para acercarla a mi rostro.
La deja caer con suavidad, aunque eso no evita que sienta un leve tirón por parte de la cadena, y apoya la palma en mi mejilla para acariciarla.
Sus labios no tardan en juntarse a los míos pero, por una vez, me separo sin responder.
-No hay nadie en los alrededores- susurra acercándose más a mí.
Aparto su mano y retrocedo un paso sin soltarla.
-Todavía no has respondido a mi pregunta- contesto frunciendo el ceño.
Valerie se paraliza y cierra los ojos respirando profundo.
-Lo he hecho, Emma.
Niego con la cabeza y me acerco de nuevo a ella permaneciendo a escasos centímetros.
-No de la forma que yo quería.
Un sollozo escapa de su garganta y suelta una risa nerviosa.
-¿Qué quieres que diga, entonces?
Agarro sus manos subiéndolas hasta quedar justo entre nosotras y las aprieto con suavidad. Pero vuelvo a negar con la cabeza, ésta vez cerrando los ojos y apoyando mi frente en la suya.
-Creo que mentí- digo en un hilo de voz-. Sí me importa tu matrimonio, sí me importa que no sea conmigo con quién vayas a casarte y tener hijos- las lágrimas resbalan por mis mejillas y aprieto más mi agarre-. Sí me importa que nunca podamos hacerlo juntas.
-Emma- Valerie también solloza y me envuelve con fuerza en sus brazos, separándome tras unos segundos y acunando mi rostro en sus manos-. Tu siempre serás lo primero para mí- sonríe con nerviosismo acariciando mis mejillas-. Y lo sabes.
Sonrío rozando mis labios con los suyos y sus dedos se deslizan hasta mi cabello, enredándose en él y tirando con suavidad mientras vuelve a besarme.
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Royal Secret (Reales III)
Romance*Historia sin corregir* Emma ha crecido rodeada de joyas, vestidos preciosos y tiaras. Pero ninguna de esas cosas le corresponde a ella o a su familia. Viviendo bajo un protocolo que no le incumbe pero que intenta seguir lo mejor posible, a sus 15 a...