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-¿Mal sueño?
Me incorporo de golpe al ver a Valerie junto a mí y ella me dedica una sonrisa como disculpa.
-No deberías estar aquí- hablo con la voz temblorosa.
Se acerca de nuevo y toma mis manos para acariciarlas con suavidad.
-Todos saben que hay noches en las que dormimos juntas- me recuerda clavando sus ojos en los míos-. No es ninguna novedad y, si lo fuera, no me importaría- se encoge de hombros y se apoya en mi pecho cerrando los ojos-. No desde que fui capaz de confesarme contigo.
"Aún no lo sabía, porque solo éramos niñas. Pero siempre supe que había algo especial entre nosotras".
La aparto despacio al recordar sus palabras y, con ello, todo lo que sucedió después, cómo el príncipe apareció de la nada y se desquitó de parte de su rabia conmigo. Cómo lo hizo por completo hace tan solo unos días, provocando que haya tenido leves pesadillas con ello desde entonces.
-Emma- Valerie aprieta mi mano haciendo que vuelva a la realidad-. ¿Te encuentras bien?
Niego despacio con la cabeza y la aparto de nuevo levantándome ésta vez.
-Deberías ir a vestirte para el desayuno- hablo bajito caminando hacia mi armario.
-Yo había pensado que podíamos comer aquí, juntas, tú y yo solas sin que nadie pueda molestarnos.
La escucho acercarse y aprieto los dedos contra la madera de la puerta abierta, centrado mi atención en las telas que cuelgan del interior.
-No sería buena idea- contesto empezando a pasar los vestidos en un intento por distraerme de su cercanía-. Tus padres vendrían a buscarte para que acudieras al comedor.
-Podría negarme- susurra acariciando mi hombro y dejando un largo beso en él-. Podría hacerlo por tí, si eso significa que podemos fingir que no existe nada más que nosotras.
Noto las lágrimas calientes en mis mejillas y cómo Valerie besa su rastro para apartarlas con suavidad. Y por mucho que quiera detenerla, por mucho que quiera pedirle que se vaya y me deje sola para poder pensar, termino siguiendo su juego y uniendo nuestros labios en un beso profundo y feroz.
Enredo las manos en su cabello todavía suelto y sonríe apretándome más a su cuerpo, deslizando los labios hacia mi cuello y haciendo que cierre la puerta para apoyarme en ella.
-Me gustan éstas mañanas- murmura subiendo de nuevo a mis labios-. Y ojalá pudiésemos estar siempre tú y yo, solas, sin nada ni nadie que...
Cierro los ojos y la aparto con brusquedad comenzando a sollozar por el recuerdo de lo que ocurrió la última vez que mencionó ese deseo. Y el miedo de lo que el príncipe podría haber hecho si mi padre no hubiese aparecido me hace bloquearme por completo.
-Lo siento- dice Valerie sin moverse ni apartar la vista de mí-. Tienes razón- suspira y cierra los ojos por un instante-, será mejor que vaya a cambiarme para el desayuno.
-No- todo mi cuerpo tiembla cuando agarro su brazo y la atraigo hacia mí para abrazarla con fuerza-. Quédate, por favor- sollozo apretándome contra su pecho-. Quédate y no me dejes nunca.
Valerie acaricia mi espalda y deja pequeños besos en mi cabeza.
-Nunca- susurra con los labios sobre mi cabeza-. Estaremos juntas para siempre, Emma, como siempre lo hemos hecho, y no habrá nadie que lo pueda impedir.
Sonrío cerrando los ojos y acomodándome en su pecho, pero Valerie me separa haciendo que la mire de nuevo.
Acaricia mi mejilla con suavidad y deja un lento beso en mis labios, tan delicado como siempre debe mostrarse al mundo.
-Te quiero- susurra apoyando su frente en la mía-. Pero ahora hay algo más importante que quiero hacer contigo que estar aquí encerradas.
-¿Qué es?- pregunto bajito sonriendo.
Vuelve a besarme y agarra mis manos saliendo de la habitación.
-Es una sorpresa, pero sé que te gustará.
Caminamos en silencio sin soltarnos en ningún momento hasta llegar al salón de baile.
Valerie se coloca delante de mí y hace una pequeña reverencia que yo no tardo en imitar.
Nos juntamos de nuevo, nuestras manos entrelazadas y los brazos tras la espalda, y avanzamos por la estancia vacía entre giros y carcajadas.
-Es la mañana más especial de todas- sonrío apoyándome en su hombro sin dejar de movernos.
Pero ella lo hace, se detiene sosteniendo mi cara en sus manos y juntando de nuevo nuestros labios con suavidad.
-Creo que os habéis equivocado de lugar- escuchamos una voz que hace a Valerie separarse de golpe, asustada aunque se trate de mi padre.
-Tranquila- sonrío acariciando el dorso de su mano-. Digamos que lo adivinó hace poco en una de nuestras conversaciones.
-¿Se lo contaste?- pregunta con la voz temblorosa alejándose unos pasos.
-No, Valerie, no lo hizo- habla mi padre acercándose-. Tan solo mencionó lo que os da tanto miedo y lo supe.
-Pero... ¿Cómo?- cuestiona de nuevo centrándose en él-. Siempre hemos tenido cuidado de no desvelar nada estando ante cualquier persona.
Mi padre se encoje de hombros esbozando una media sonrisa antes de mirarme.
-Vuestros gestos involuntarios hacia la otra hablaban por sí solos. Las miradas, las pequeñas sonrisas que os dedicáis cuando creéis que nadie lo nota... Todo eso puede decir más que simples palabras.
Valerie vuelve a tomar mi mano y la aprieta con suavidad, y yo la acaricio de nuevo para tranquilizarla.
-No se lo he contado a nadie, ni siquiera a Ashley, así que puedes confiar en mí- habla mi padre posando la mano en su hombro. Ella la mira y una lágrima desciende por su mejilla-. No lo haré a menos que me digáis lo contrario.
-Deberías haberlo hecho- susurra en un sollozo cerrando los ojos.
-Valerie...
-¡No!- grita alterada alejándose de ambos-. ¡Tú tenías razón de nuevo, Emma! ¡Si lo hubiésemos contado desde el principio ahora podríamos ser felices junto a la otra sin miedo a lo que la gente piense! Porque ahora, cuando lo hagamos, todos pensarán que tú no eres más que...
Mi padre la abraza con fuerza sin dejar que termine la frase, pero no lo necesito para saber qué iba a decir.
-Es culpa mía- solloza escondiéndose en su pecho.
-No- susurra acariciando su cabello-. Solo hiciste lo que creías que era lo correcto.
-Tengo miedo de que sea demasiado tarde. Apenas quedan semanas para la boda y...
-Valerie, escúchame- dice separándola para que la mire-. Nunca es demasiado tarde para anunciar cuánto quieres a alguien. Así que, si estáis de acuerdo, iremos al comedor y contaréis la verdad sobre vuestros sentimientos.
Ella sonríe y besa su mejilla con cariño antes de mirarme.
-¿Te parece bien?- pregunta extendiendo su mano hacia mí.
Pero yo solo puedo observar a mi padre y odiarle por lo que acaba de hacer.
-Tengo que hablar contigo un momento- gruño tirando de su brazo lo bastante lejos como para que Valerie no pueda oírnos.
-No pareces contenta por mi propuesta- sigue sonriendo aún cuando me cruzo de brazos y entorno los ojos queriendo matarle aquí mismo.
-Sabes que no podemos contarlo todavía, y que no podremos hasta que...
-Emma- me corta tomando mis hombros con suavidad-. Sabes que no necesitas ser Princesa para que podáis estar juntas.
Me zafo bruscamente de su agarre y me alejo un poco.
-Sus padres ansían esa alianza, y si yo soy la heredera de vuestro reino, será más fácil que nos acepten.
Él suelta una carcajada que me hace enfurecerme más y vuelvo a cruzarme de brazos.
"Nadie querrá nunca a una princesa que fue concebida fuera del matrimonio". Cierro los ojos con fuerza pero no consigo que sus palabras me abandonen "¿Acaso crees que mis padres te querrán cuando te conozcan?". "No hubiese sido tu culpa si el embarazo de mamá hubiese causado tensión dentro de la familia". "¿Cómo van a mirarme cuando sepan que, si no os hubieseis marchado, por mi culpa seríais una deshonra para su familia y la Corona?". "Nadie querrá nunca a una princesa que fue concebida fuera del matrimonio".
Mi respiración se torna entrecortada y retrocedo hasta apoyarme en el pared, donde me deslizo despacio para llegar al suelo y esconder la cara en mis rodillas.
Escucho a mi padre y Valerie acercarse preocupados aunque no consigo entender sus palabras, tan solo son murmullos eclipsados por las de mi cabeza.
Cierro los ojos con fuerza y tapo mis oídos chillando todo lo que puedo, tratando de que todo rastro de dolor me abandone para no regresar nunca más; pero solo consigo hacerme daño en la garganta.
Mi cuerpo reacciona al contacto de mi padre y apenas me incorporo para mirarle entre lágrimas.
-Lo dejaremos como está, si es lo que quieres- susurra rozando mi cabello con los dedos.
-No tenía por qué venir- sollozo en un hilo de voz aferrándome a él-. No era necesario, todos estábamos bien y ahora... Por su culpa ya no sé lo que quiero de verdad.
-¿Qué quieres decir?- pregunta Valerie muy bajito.
La miro y sus ojos se cristalizan, pero no dejo que derrame más lágrimas y hundo mis labios en los suyos con avidez.
-Te quiero a tí, pero no de la forma que tus padres esperan.
Dirige la vista a mi padre sin comprender mis palabras y él nos ayuda a levantarnos envolviéndonos en sus brazos.
-Vayamos a desayunar y hablaremos tranquilamente después, ¿vale?
Ambas asentimos y prácticamente nos empuja hasta llegar al comedor.

Royal Secret (Reales III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora