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Observo a mi madre apretar de nuevo la mano de mi padre con fuerza, a tan solo momentos de que las trompetas suenen avisando la llegada de los reyes de Dreaulux.
Mi padre la envuelve en un abrazo acogedor y ella se esconde en su pecho sin clara intención de salir en un buen rato.
-Tal vez deberías llevarla a descansar- digo bajito acercándome a ellos-. Creo que no importa si ahora no ve a sus padres. Y sé que ellos entenderán que...
-Emma- la mirada de mi padre es todo lo que necesito para retroceder de nuevo junto a Valerie.
-¿Estás bien?- pregunta bajito acariciando mi mano con suavidad.
Niego levemente con la cabeza y me apoyo en su hombro, cerrando los ojos hasta que el ruido me obligue a volver a realidad.
No sé por qué, pero cuando esto ocurre me acerco de nuevo a mis padres y me coloco delante de ellos, como si así pudiera proteger a mi madre de aquello que le asusta.
-La reina Emily y el rey Oliver de Dreaulux- anuncia uno de los mayordomos y siento a mi madre tensarse a mi espalda.
-Tranquila, mi amor- susurra mi padre en un intento por tranquilizarla-. Ya verás como todo va bien.
Escucho un sollozo de su parte y aprieto los puños a los costados empezando a caminar hacia la puerta de entrada con decisión.
-Majestades- saludo en una amplia reverencia al hombre y la mujer que se encuentran ante mí, impidiéndoles avanzar y recibiendo una expresión confusa de ambos al incorporarme.
Los ojos de la reina se abren al encontrarse con los míos y aprieta con fuerza el brazo de su marido.
-Tal vez debamos hablar en un sitio más privado- sugiero sabiendo que ya han adivinado lo que mis padres han tratado de ocultar todos éstos años.
El rey asiente siendo quien avanza para seguirme, llegando a uno de los salones tras unos minutos.
-¿Dónde está?- pregunta la mujer con ansia en la voz.
Respiro hondo aún de espaldas a ellos.
-Todos esperan por ustedes en el Salón del Trono- hablo con suavidad al girarme-. Pero antes me gustaría pedirles un favor.
Se miran entre ellos y asienten despacio.
-¿De qué se trata?- pregunta el hombre acercándose un poco.
Vuelvo a respirar, cerrando los ojos, pero eso no impide que algunas lágrimas resbalen por mis mejillas.
-No se enfaden con ella por lo que hizo- susurro casi en un sollozo apretando las manos contra mi pecho.
-Nunca lo hemos hecho- contesta el rey apoyando una mano en mi hombro de forma amistosa.
Aunque sé que no ha respondido a lo que me refería, asiento y me dirijo de nuevo a la puerta para llevarles a su destino original.
Me apresuro a colocarme de nuevo en mi lugar junto a Valerie y observo a todos hacer una reverencia mientras ellos solo se centran en mis padres. A pesar de que mi madre sigue escondida, los reyes sonríen acercándose.
-Mi pequeña- solloza la mujer extendiendo la mano hacia su espalda, pero mi madre tiembla haciendo que mi padre se gire para quedar frente a mí.
-Tienes razón- dice llamándome en un gesto de cabeza y me apresuro a obedecer-. Es mejor que vaya a descansar y se reunan más tarde.
Asiento dejando que mi madre se apoye en mí y camino despacio hacia su habitación.
-Supongo que tendremos que hablar contigo por ahora, Eric- escucho decir al hombre antes de dejar la estancia atrás.
Tengo que hacer acopio de todas mis fuerzas para conseguir llegar a su cuarto y, después, tumbarla con cuidado en la cama, pero sonrío al conseguirlo y me tumbo a su lado en silencio entrelazando nuestras manos.
La envuelvo en mis brazos tras unos minutos y siento cómo vuelve a temblar.
-Mamá- susurro rozando los labios en su cabeza-. Tranquila, podemos quedarnos aquí todo el tiempo que necesites. Ni siquiera tenemos que verles si no es lo que quieres.
-Tú lo has hecho- solloza alzando la vista, lágrimas brotando de sus ojos grises que los hacen parecer aún más claros-. Has hablado con ellos y has pretendido presentarte por tu cuenta. Sin preguntarnos primero si era conveniente que lo hicieras.
Enarco una ceja y me separo para mirarla mejor.
-No- contesto con seriedad y ella imita mi gesto-. Ni siquiera les he dicho quién soy.
Ella suelta una carcajada y se incorpora del todo con las piernas cruzadas.
-No hace falta que lo hagas. Tus ojos son lo que siempre delatarán que Eric es tu padre, igual que los de Vicky dan a entender lo mismo conmigo.
-Solo les he pedido que no se enfaden contigo por lo que hiciste- susurro desviando la mirada.
Ella vuelve a tumbarse, despacio, siendo quien me envuelve entre sus brazos y me apoya en su pecho.
-No creo que te odien al descubrir la verdad- musita acariciando mi brazo con suavidad.
Los sollozos escapan de nuevo por mi garganta y me aprieto más a ella cerrando los ojos.
-No sería culpa tuya, Emma- alza mi barbilla con cuidado y apoya las manos en mis mejillas-. No eres responsable de lo que tu padre y yo hicimos sabiendo lo que podría generar.
-Yo- respondo volviendo a evitar su mirada, consciente de que estoy repitiendo las dudas que había jurado resolver-. Eso fue lo que generó vuestro acto. Un bebé que, si hubiese sido descubierto por tus padres, habrían hecho lo posible por deshacerse de él. Porque nadie quiere a una princesa que fue concebida fuera del matrimonio.
Mi madre sonríe y acaricia mi mejilla con suavidad, apartando las lágrimas que vuelven a salir.
-No habríamos dejado que eso pasara- susurra pegando su frente a la mía-. Tu padre y yo habríamos luchado por tí hasta que mis padres consiguiesen aceptarte como próxima heredera.
La puerta se abre impidiéndome contestar pero seguimos sin despegar la mirada de la otra.
-Lo siento- escucho decir a mi padre desde el umbral-. No he podido retenerles más y prácticamente me han obligado a traerles.
Pasos apresurados se acercan a nosotras, a mi madre, casi abalanzándose sobre ella para abrazarla.
-Te hemos echado tanto de menos todo estos años- solloza la reina en su hombro aunque mi madre permanece estática sin reaccionar.
El rey se acerca despacio y toma a su mujer por la espalda, separándola y siendo él quien se arrodilla junto a la cama.
-Durante los primero meses mamá se encerró en tu sala de arte y, si no fuera porque la prometí que no dejaríamos de buscarte, seguro que ahora mismo seguiría allí- habla bajito con una sonrisa dulce en el rostro.
Mi madre solloza y se gira despacio para mirarle.
-Jared dijo que sólo os preocupásteis de mí al principio- susurra estirando la mano para agarrar la suya-. Que luego dejé de importaros y seguisteis con vuestras vidas.
El hombre apoya la frente en la suya y acaricia su mejilla con suavidad.
-Creía que ya sabías que nunca debes hacer caso a tu hermano.
-Siento marcharnos cuando aquello ocurrió- solloza de nuevo y puedo notar el miedo en su voz al recordar-. No quería que tú...
-Lo sé, pequeña- sonríe apoyándola en su pecho-. Y debo ser yo quien pida disculpas por ello, ni siquiera sé por qué actúe de esa forma.
Los ojos de mi madre se posan en los míos, ambas sabiendo que es una mentira necesaria para no herir sus sentimientos.
-¿Qué tal si vamos a dar un paseo mientras seguimos hablando?- propone mi padre acercándose.
La reina le mira frunciendo los labios.
-¿No deberíamos dejar a Ashley descansar? Recuerdo que había días con su embarazo en los que, incluso en los primeros meses, me sentía agotada al mínimo esfuerzo que hiciese.
Su marido sonríe y acaricia el cabello de mi madre con suavidad sin apartar la vista de ella.
-Nuestra pequeña era...
Pero no puede terminar la frase, porque mi madre le aparta con brusquedad y sale corriendo de la habitación, aunque mi padre y yo también lo hacemos al escuchar un quejido de su parte a los pocos segundos.
Éste se apresura a arrodillarse a su lado al verla encogida en el suelo y la ayuda a incorporarse hasta apoyarla en la pared con cuidado.
-Shhh- dice bajito apartando varios mechones de su cara mientras ella intenta controlar su respiración-. Mi amor, por favor, cálmate- susurra acariciando su mejilla pero solo consigue que apriete los ojos con más fuerza y los nervios aumenten.
-Déjame- solloza con la voz entrecortada tratando de alejarse sin éxito.
Mi padre se paraliza y yo no me atrevo a acercarme por miedo a causar más daño al momento.
-Eric, venid conmigo y con Oliver- escuchamos decir a la reina con suavidad desde la puerta-. Ashley necesita descansar y pasar un tiempo a solas.
Al ver que sigue sin reaccionar, camino rápido hacia él y tiro de su brazo con brusquedad para acatar la orden, regresando a la habitación y dejando a mi madre desprotegida.
-Emma, suéltame- casi solloza cuando consigo que se siente en la cama, pero solo aprieto más mi agarre y le abrazo con fuerza para que no se escabulla-. Por favor, tu madre me necesita. Sabes que...
-No- le corto haciendo que me mire, sus ojos repletos de lágrimas que luchan por salir. Me aclaro la garganta y tomo sus manos con suavidad-. Sé que, por mucho que quieras protegerla siempre, debes dejarla luchar sola de vez en cuando porque, ¿qué pasará si alguna vez tú no estás a su lado cuando eso ocurra, si no tiene a nadie más que a sí misma para enfrentarse a sus miedos?
Ahoga un sollozo y se aprieta más a mí.
-Solo quiero que esté bien- murmura tras unos segundos.
-Todos lo queremos, Eric- interviene el rey.
Suelta una carcajada levantándose para enfrentarse a él.
-Vosotros no- gruñe acercándose tanto que ambas cabezas casi terminan pegadas-. No os preocupabáis por ella, no de la forma en que yo lo hacía- vuelve a reír y observo como el hombre aprieta los puños-. No me extraña que quisiera marcharse de allí.
No sé cómo, pero consigo interponerme entre ellos justo antes de que su mano alcance la mejilla de mi padre, sujetando su muñeca con fuerza sin dejar de mirarle a los ojos.
-No tienes derecho a pretender que sabes cómo cuidábamos a nuestra hija- espeta con odio con la vista sobre él -. Solo estuviste unos meses en nuestra vida antes de marcharos e, incluso entonces, la queríamos más de lo si quiera tú podrías imaginar- noto su voz romperse y me alejo de forma inconsciente-. Así que no vuelvas a decir que no nos preocupábamos por ella.
-Querer y preocupar son cosas diferentes- vuelve a hablar mi padre y, de nuevo, me interpongo entre ellos.
Les miro a ambos por un segundo pero no hace falta que diga nada para que los reyes salgan de la habitación en silencio.
-Vamos a ver a mamá- musito cuando sé que ya no pueden oírnos.
No cuestiona mi decisión y agarra mi mano para caminar juntos en su busca.






Royal Secret (Reales III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora