-Quiero anular el matrimonio.
Toda la mesa mira a Valerie conmocionada menos yo, aunque tengo que esforzarme por ocultar mi sonrisa y parecer preocupada.
-¿Anular tu matrimonio?- pregunta el rey elevando una ceja.
Valerie le mira y asiente ligeramente apretando los labios.
El rey suelta una carcajada y posa la vista en su plato volviendo a centrarse en la comida, haciendo que todos le imiten como ni nada hubiera pasado.
-No lo entiendo- habla de nuevo minutos después, mirando otra vez a su hija-. Estabas dispuesta a casarte con él, ¿qué te ha hecho cambiar de opinión?
Ella solo desvía la mirada y se encoje de hombros, jugando con el tenedor sobre su plato.
-Pienso que podríamos conseguir la alianza de otro modo.
-¿Piensas que tu enlace es por la alianza?- pregunta volviendo a reír.
Valerie le mira frunciendo el ceño.
-¿No lo es?
Su padre niega con la cabeza y luego lleva su mirada hasta mi madre, hacia su vientre. Y ambas sabemos que no necesita explicar a qué se refiere cuando vuelve a mirarla.
-Eres mi única hija, mi única heredera. La única que puede continuar con el linaje familiar.
-¿Debo casarme para...
Pero no puede continuar, porque una arcada sube por su garganta y vomita lo poco que ha comido del desayuno.
El rey hace una mueca de asco apartando su silla hacia la derecha y yo no tardo en levantarme y acercarme a Valerie para abrazarla y calmar su angustia.
-Tranquila- susurro en su oído acariciandola con suavidad-. Estoy aquí, siempre lo haré. Te quiero.
Sus sollozos me hacen sentirme impotente por no saber qué más hacer, así que la levanto con cuidado y la obligo a caminar despacio para llegar a su habitación y tumbarnos en la cama.
Su mano aprieta la mía con fuerza y las lágrimas resbalan con rapidez por sus mejillas.
-Es algo que ya sabía- solloza de nuevo escondiendo la cara en mi pecho.
-No significa que no lo puedas detestar- contesto bajito acariciando su cabello-. Ni tampoco que estés conforme con ello.
Valerie sigue llorando sobre mí, sus lágrimas mojando mi vestido y sus nervios aumentando a cada instante, probablemente imaginando lo que tendría que ocurrir.
Otra arcada la revuelve pero está vez logra controlarla aunque eso no la impide apartarse de mí con brusquedad dirigiendo su torso hacia el suelo.
-Vamos a pasear- repito sus palabras de la noche anterior mientras la abrazo por la espalda-. Seguro que tus padres te dejan excusarte de tus lecciones hasta que te encuentres mejor.
Valerie me mira en una media sonrisa y envuelve sus manos alrededor de mi agarre.
-Eso significa miradas- susurra girándose y pegando su frente a la mía-. Y quiero que el día de hoy sea solo nuestro.
Sonrío apartando unos de sus mechones rubio de su rostro y dejando un pequeño beso en su mejilla, deslizándolo después hacia sus labios aunque ella pone la mano sobre ellos y se aparta de nuevo levantándose ésta vez.
-Debería limpiarme primero- dice acercándose a la mesa donde tiene una palangana con agua y una toalla bien doblada a su lado.
La observo enjuagarse la boca por unos segundos secándola al terminar con delicadeza y dejando la prenda tal como estaba.
-¿Por dónde íbamos?- pregunta sentándose sobre mí, presionando mi cuerpo con el suyo y empezando a besarme con suavidad, girándose despacio sin separarnos para tumbarse en el colchón.
Alguien llamando a la puerta unos segundos después nos hace alejarnos de golpe y mirarnos asustadas.
Valerie alisa su vestido tras levantarse lo más rápido que puede y se acerca a ésta para abrirla.
Mi madre esboza una leve sonrisa al otro lado sin separar su mano de su vientre.
-Tu padre quiere verte en su despacho- le informa y frunzo el ceño sentándome de nuevo.
Valerie asiente despacio y mi madre se hace a un lado para dejarla salir. Pero me levanto antes de que ella pueda adentrarse en la habitación y la empujo con suavidad al pasillo mientras camino.
-No podemos entrar si Valerie no está con nosotras- explico ante su confusión provocando que suelte una carcajada, ya que fueron mis padres y los reyes los que me lo dijeron cuando, a los siete años, me colé en su habitación mientras ella estaba en sus lecciones para vestirme como una Princesa.
El recuerdo de la expresión nerviosa de mi madre regresa a mi memoria y cierro los ojos hasta que logra desaperecer segundos después.
-El rey- consigo decir aún sintiendo los nervios en mi interior por el pasado-. Te ha enviado a ti, no a una doncella o a un mayordomo, a buscar a Valerie- ahora soy yo quien rie acercándome más a mi madre-. Y sé que has sido tu quién se ha ofrecido a hacerlo para poder quedarte a solas conmigo, porque cuando estoy con ella no escucho a nadie más.
-Buena deducción- sonríe tomando mis manos y acariciándolas con suavidad.
El silencio se instala entre nosotras y parece que ninguna sabe cómo romperlo, así que solo caminamos al lado de la otra sin rumbo fijo, tan solo para alejarnos de las habitaciones reales.
-¿Puedo preguntarte algo?- me decido a hablar deteniéndonos en medio de un pasillo.
Mi madre asiente y yo cierro los ojos buscando las palabras adecuadas. Agarro su mano antes de volver a mirarla y la aprieto un poco suplicando que quiera contestar, ya que nunca le ha gustado hablar de su pasado.
-Cuando te desmayaste papá dijo que no debería haberte obligado a decidir. ¿A qué se refería? Le pregunté y solo me dijo que era algo que pasó hace tiempo.
Ahora es ella quien aprieta con fuerza el agarre y lo suelta de golpe para caminar con rapidez hacia las cocinas.
-¡Mamá!- corro en su dirección e intento detenerla, porque sé por su mirada que mi padre no hizo bien en darme ninguna información, por mínima que fuese, sobre algo que solo concierne a ella.
Pero no me escucha, ni siquiera cuando agarro su brazo y tiro en la dirección contraria, consiguiendo liberarse con facilidad y seguir su camino.
-¡Eres un idiota!- exclama furiosa tomando a mi padre por los hombros y girándole con brusquedad para que la mire.
Sus ojos encuentran los míos y yo me alejo un poco temerosa de lo que pueda ocurrir.
Pero nada sucede, porque mi madre rompe en llanto segundos después y se refugia en el pecho de mi padre.
-¿Has venido hasta aquí solo para decirme algo que ya sabíamos?- bromea envolviéndola en sus brazos y meciéndola un poco como si fuese un bebé.
Deja un largo beso en su cabeza y le susurra algo al oído que no consigo escuchar pero que consigue que mi madre regrese a la normalidad, portándose tan dulce como siempre.
Ambos me miran y se acercan a mí, aunque mi padre toma la iniciativa al hacerlo.
-Ashley, ¿no tienes algo que decirle a Emma?- dice empujándola con suavidad frente a mí.
Ésta le mira por unos segundos, inspirando profundo antes de hablar.
-Siento haber reaccionado así- dice bajito como si fuera una niña.
-¿Y...?- habla mi padre sin dejar de mirarla.
-Siento haberte preocupado sin motivo.
-¿Y...?- mi padre insiste y ella pone los ojos en blanco.
-Siento haberte insultado, Eric- contesta girándose hacia él y cruzándose de brazos.
Mi padre la besa de nuevo, ésta vez en la frente, y sonríe abrazándola con fuerza.
-Aunque te has olvidado de lo más importante- dice bajito separándola y mirándonos a ambas.
Mi madre frunce el ceño y me mira sin comprender, aunque yo tampoco lo hago.
-¿Es que nos quiere?
Los tres nos asustamos al escuchar a Victoria a las espaldas de mis padres y éste se gira para agacharse a su lado.
-Eso es, pequeña- contesta sonriendo dando un pequeño golpecito en la punta de su nariz con el dedo índice.
Mi hermana corre hasta mí lanzándose a mis brazos para que la alce y, cuando ya no toca el suelo, extiende sus brazos hacia mis padres para acercarles y abrazarnos en familia con ella en medio de todos.
-Mami, ¿podemos ir las tres a pasear?- pregunta mientras la dejo de nuevo en el suelo.
Ésta parece pensarlo y mira a mi padre suplicando su compañía.
-Me gustaría estar con vosotras, mi amor- dice rodeándola de nuevo con sus brazos-. Pero tengo que seguir trabajando, así que nos veremos a la hora de comer, ¿vale?
-Vale- susurra besándole por unos segundos en los que Víctoria hace una mueca de asco y yo suelto una carcajada por ello.
Mi padre nos besa a ambas en la frente y luego vuelve a sus tareas mientras salimos junto a mi madre de las cocinas.
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Royal Secret (Reales III)
Любовные романы*Historia sin corregir* Emma ha crecido rodeada de joyas, vestidos preciosos y tiaras. Pero ninguna de esas cosas le corresponde a ella o a su familia. Viviendo bajo un protocolo que no le incumbe pero que intenta seguir lo mejor posible, a sus 15 a...