𝓐𝓵𝓮𝔁𝓲𝓽𝓲𝓶𝓲𝓪 [ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ]

[01]

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— ¿Entonces no puedo ir? – preguntó seria mirando a su padre sentado en un pequeño sillón mientras leía un libro.

— Por decimocuarta vez Amaris, no asistiras a ese mundial. Ni siquiera te agrada el Quidditch.– respondió sin apartar la vista de su libro.

— Bien. – dejó de insistir subiendo sin ganas las escaleras, entro a su habitación cerrando la puerta y se aventó a su cama soltando una bocanada de aire.

Se levantó poniéndose un suéter verde pantano claro, que a decir verdad era demasiado grande, tomo su mochila y bajó las escaleras ganando que su padre despegará la mirada del libro.

— ¿A dónde vas? – preguntó cerrando el libro mirando con el entrecejo fruncido a su hija.

— Voy a salir, y claramente fuera de la casa. – respondió con obviedad abriendo la puerta pero está se cerró haciendo que ella rodará los ojos y girará a mirar a Severus.

— Tienes prohibido ir al mundial de Quidditch, te lo ruego Ama, no asistas a ese mundial.

— Jamás dije que iría al mundial, vuelvo en unas dos o tres horas, me aburro muy fácil que con salir eso sucederá. – dijo para después mirar insistente a su padre y la puerta volvió a abrirse. — Gracias.

Salió de la casa, comenzó caminando observando a su alrededor de las familias muggles, los niños unos cuantos años menores a ella corriendo, riendo y gritando.

Se detuvo agachandose para abrir su mochila sacando una casetera y metiendo un casete a cara A, unos audífonos conectandolos a la casetera y su música no tardó en sonar.

Ella volvió a caminar sin rumbo perdida en sus pensamientos, con su música, sin oir el ruido de su alrededor, pero si observándolo.

Caminaba con las manos en los bolsillos de su pantalón. Cuando pasaba a lado de alguien, era claro que pensaría que si se le acercaba a la chica, esta le mataría, pues no tenía más que cara de alguien que detesta la vida.

Y tal vez era cierto, pero no tanto como su padre lo hacía.

Amaris no era tan diferente a su padre, tenían el mismo sarcasmo, su mirada fría y despreocupada.

Era claro que a la chica le había molestado el que su padre no le permitiera asistir al mundial de Quidditch, y no era por el hecho de que le emocionaba ver el partido, era porque Theodore iría al igual que Draco, Blaise y Pansy.

Entró a una cafetería y se sentó esperando a ser atendida, mientras esperaba, tomo el libro que se encontraba en su mochila comenzando a leer aún con su audífonos.

Fue cuando sintió un pequeño y delicado toque en su hombro, su reacción fue mover su hombro lentamente para alejar aquella mano de allí, pues no era muy fan del contacto físico, siempre que lo tenía solía preguntarse cual era la necesidad de tenerlo.