𝓐𝓵𝓮𝔁𝓲𝓽𝓲𝓶𝓲𝓪 [ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ]

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— Es la manera más estúpida que he visto a alguien comer un pay. – murmuro Amaris mirando a Theo Nott comiendo un pay, el chico miró incrédulo a su amiga.

Eran ellos dos de nuevo, los ojos azules del chico se conectaron con los de ella. Theo podía ver a su amiga de nuevo, no una falsa, no la que no le podía siquiera mirar, no la que vio torturando a Rosier, era solo ella, la chica que había conocido en el colegio el primero de septiembre de 1991.

No podía creer que su amiga había regresado después de un tiempo, aquella chica era su vida, era su complemento, y sonará demasiado básico, pero es cierto, algunas almas gemelas vienen en forma de amigos.

Theo vio una sonrisa muy pequeña formarse en los labios de Amaris, sabía que la chica no estaba bien, más sin embargo ella seguía dando sonrisas, no muy seguido, pero cuando lo hacían eran completamente sinceras.

— Y es la manera más grandiosa para disfrutarlo.– le respondió sintiéndose que volvía a aquel día que se conocieron. El chico se levantó y sin pensarlo abrazo a su amiga como si no lo hubiera hecho en años. — Estás de regreso.

Amaris estaba justo por responder cuando escucho voces que habían llamado la atención no solo de los dos amigos, si no la de todo el gran comedor.

Ambos Slytherin se miraron y asintieron para caminar hacia lo que era su especialidad, las cosas que sucedían en Hogwarts sin ser su asunto, eran entretenidas para ambos.

— Solo le pido, que lo que respecta a mid alumnos se conforme con más prácticas diciplinarias tradicionales. – le respondía la profesora de transformaciones a la de Defensa Contra las Artes Oscuras.

— Siento que esté no será divertido. – le susurró Theo a Amaris y está asintió dándole la razón.

Para ese entonces variedad de alumnos, los cuales eran demasiados, la de encontraban en aquel pasillo, mirando a las profesoras teniendo algo parecido a una discusión.

— Se que suena tonto. Pero parecería que cuestiona mi autoridad en mi salón de clase. Minerva. – Amaris rodó los ojos al escuchar más aquella voz.

— Que frustrante, ¿Cómo puedes asistir a sus clases?– pregunto con evidente fastidio y Theo sonrió encogiendose de hombros.

— No es así, Dolores. – respondía la mujer de más altura, subiendo un escalón más, mirando con desaprobación s la de rosa. — Pero si cuestionó sus métodos medievales.

— Lo siento, querida. Pero cuestionar mis prácticas es cuestionar al ministerio y por consiguiente, al ministro mismo.

— Como si ese maldito viejo tuviera importancia. – se burló Amaris en voz alta, Theo sonrió estando de acuerdo con su amiga. La mueje de rosa miró por cuestión de segundos a la Slytherin, la cuál le miró retante y burlona.