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Amaris bebía mientras tomaba la carta que le había dejado su lechuza, le dio vuelta sin dejar de beber y en cuanto leyó bajo su copa tomando todo el líquido que se encontraba en su boca. Rasco su nariz y abrió la carta.

Se metió un bocadillo a la boca y saco el pergamino doblado. Pero antes de eso salieron tantas fotos que jamás había visto.

Mordió su labio al reconocer a las personas de las fotografías, su corazón se achicó sintiéndose miserable.

Dejo las fotografías a un lado y comenzó a leer la carta.

“ Se que no eres tonta, por lo que sabes perfectamente que estoy al tanto de que estuviste ahí, me agradaría saber tus razones, pero en realidad no tienes por qué dar explicaciones, ni a mí ni a nadie. Pero en verdad por más que trato de buscar no encuentro una razón por la que te unieras, creo que tienes todas las razones del mundo para querer matarlos, para no unirte. Basta con decir que acabo con tu familia completa, me sorprende la manera en la que puedes trabajar con ella aún sabiendo que lo mató.

Tú si piensas las cosas Amaris, espero que Ka decisión que tomaste la pensaras muy bien, sean las que sean tus razones. Sé bien que yo no soy Sirius, así que quizá pienses que te has quedado sola, pero me tienes a mí, siempre estaré para ti, te quiero como a una hija. Espero que no cometas algo de lo que te arrepentirás, sea lo que sea que pase, siempre podrás recurrir a mí.

Te quiero demasiado Amaris, espero que razones las cosas, no quiero una respuesta, no me la des, solo quiero que sepas que aún importar lo que hagas me tienes a mí. Si llegas a recurrir a mí debes saber que tendrás todo el amor mío, y te daré el amor que Sirius y Marlene te darían. Te quiero. ”

Amaris suspiro y siguió mirando las fotos mientras veía la gran sonrisa de su madre y a la pequeña niña rubia sonriendo tiernamente. Y luego había fotos más recientes.

La chica jamás se había percatado de la sonrisa que tenía en aquella foto, era real, se notaba felicidad, no podía evitar pensar como ahora no se veía capaz de sonreír con esa felicidad, la de los hombres demostrando su cariño hacia la chica.

Recordó las fotos con su padre, sin duda no podía creer lo mucho que disfrutaba esos tiempos, esa sonrisa de inocencia y verdadera felicidad, las personas que podían causarla ella misma se encargaba de alejarlas, viéndose imposible ocasionar esa sonrisa.

— Katie Bell a regresado de la muerte. – Amaris levantó la vista, dejando su sentimentalismo a un lado.

La pelinegra observo a la chica de Gryffindor que había ganado la mirada de muchos, está hablaba con el famoso Harry Potter, parecía más bien explicarle algo.

Bell explicaba justo cuando su mirada se desviaba a el rubio que entraba a el Gran comedor, la Slytherin paso su vista a dónde la tenía Katie y mordió su labio negando.

Se levantó al ver a Draco más pálido de lo normal, este se regresó por dónde venía dando a notar lo asustado que estaba, Amaris ya caminaba hacia su amigo pero Harry quien estaba más cerca ganó.

Amaris apresuró el paso cuando Hermione se interpuso en su camino.

— ¿Podríamos hablar? Hay algo que quiero contarte, por cierto mis papás te mandan saludos, dicen que esperan verte en vacaciones, todas sus cartas están llenas de ti y...– hablaba emocionada con una sonrisa linda.

— Cariño, ¿Podemos hablarlo después...? – pidió mirando por detrás de Hermione preocupándose al ya no ver a los dos chicos. — De verdad, te juro que no te lo pediría de no ser que estoy segura que eso no es nada bueno.

— ¿Lo de mis papás? – pregunto confusa creyendo que Amaris estaba hablando de lo que recientemente me había dicho.

— ¡No! Tus papás son maravillosos, hablo de lo que debo ver, juro que en cuanto termine el asunto podremos hablar todo el día si así lo quieres. ¿Si?

𝓐𝓵𝓮𝔁𝓲𝓽𝓲𝓶𝓲𝓪 [ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora