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El agua fría mojando su cuerpo completo, Amaris miró el cielo oscuro, tan oscuro como las vibras que daba cualquier lugar en el que estuviera.

Los coches pasaban con rapidez y las personas caminaban con rapidez para librarse de la fuerte lluvia. La chica salía con mucho y no solo por Londres, aveces salía de su país, como en ese preciso momento.

Sentía le pesadez de su cuerpo más la de su ropa al estar completamente mojada, amaba los días lluviosos y le gustaba disfrutarlos, porque ¿Que lógica tendría que los amara pero su cubriera de la lluvia cada que había?

El mes se había ido muy rápido y Amaris aún no quería buscar a Hermione, no quería hacerlo porque sabía que le odiaba, sabía que le atacaría en cuanto la viera, ¿Qué sentido tenía? Añadiendo que la Snape se había rendido casi por completo, aceptando que Ronald Weasley sería el destino de Hermione.

Amaris sabía que la Gryffindor estando tanto tiempo con el pelirrojo, entonces tendrían algo, que el Weasley terminaría de convencerla con que era enemiga, la mala persona que era...tal y como se la había pasado hablando desde que se conocían.

Solo quería saber cómo estaba aquella chica, mirar sus ojos marrones para perderse en ellos, sentir sus brazos rodeándola, quería que sentir los cálidos abrazos de Hermione, hacerla sentir segura y tranquila.

Lastimosamente Amaris ya no parecía la misma, no intentaba mucho, no era la que luchaba por Hermione. La chica solía demostrar dureza y una actitud sarcástica con los mortifagos, pero una vez lejos de estos, se veía tan cansada.

Sus ojos no tenían el mismo brillo y su piel era más pálida, afortunadamente seguía comiendo, un poco menos pero lo hacía, pero no dormía, sus problemas de insomnio habían vuelto.

Eso ocasionaba que se sintiera un cansancio extremo por las tardes, pero no lograba dormir, cuando lo hacía era por poco tiempo pues casi de inmediato sentía el pinchazo en su brazo.

Amaris trataba de seguir conviviendo con su mejor amigo, y mentiría si dijera que no se reían a carcajadas, pues el chico se esmeraba porque a la Snape se le olvidarán las cosas malas.

Aunque Theo en ocasiones llegaba a preocuparse por la salud de su amiga, algunas veces dejaba a un lado a su novia para atender a Amaris, ya que la mayoría de veces la chica podía dormir un poco cuando se encontraba con su amigo.

Amaris cada que sentía que moría iba a Hogwarts a qué sus ánimos regresarán con Theodore, disfrutaban charlando y riendo, el Slytherin siempre trataba de tener comida en su habitación, y duraznos, muchos duraznos. Sabía que esa fruta le fascinaba a Amaris, además de aquella manera lograba que la chica comiera lo adecuado.

Y Amaris por más cansada que estuviera, solía ayudar a Theo con algunas materias, Amaris se esforzaba porque el chico no la viera tan cansada, y de alguna manera lo lograba, pero Theo la conocía muy bien.

Pero Hermione.... Hermione en ese momento hacia una pequeña guardia viendo perdidamente hacia a el suelo, preguntándose qué sentía Amaris, sabía que la chica pelinegra no estaría ni siquiera de acuerdo con sus emociones, sabía que cambiaban en cada momento, que quizá en algún momento la odiaba, tal vez la mayor parte del tiempo, y quizá en otros estaría preocupada por Hermione.

La castaña no solía soltar nada de Amaris, pero algunas veces se le nombraba por parte de sus amigos, sabía que ambos le detestaban y que no estarían de acuerdo si les dijera que la amaba que y Amaris debía tener sus razones.

Ron no paraba de decir que siempre debieron escucharle, cosa que comenzaba a fastidiar a Hermione, pero la chica trataba de entender que tenía una completa razón de odiarla tal y como Harry, pues Amaris había asesinado a el director de Hogwarts.

𝓐𝓵𝓮𝔁𝓲𝓽𝓲𝓶𝓲𝓪 [ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora