𝓐𝓵𝓮𝔁𝓲𝓽𝓲𝓶𝓲𝓪 [ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ]

[19]

— ¡Snape! – Amaris siguió caminando, la chica se encontraba aún con su mochila, caminando directo a la biblioteca. — Tenías razón, eres maravillosa, había olvidado decírtelo, pero eres asombrosa, Snape, el agua funcionó. – le informo tan emocionado y Amaris se para de puntillas para taparle la boca.

— ¿Eres idiota?– le dijo adentrandolos a la biblioteca. — Habla.– susurró caminando entre los pasillos buscando algo que Cedric no tenía la menor idea pero la seguía.

— El lago, habra que nadar por una hora, buscaremos algo, algo muy valioso para nosotros, y tenemos una hora para encontrarlo.

— Ya. – dijo restándole importancia. — Largo.

Cedric frunció el entrecejo viendo a la menor, negó viendo como daba vuelta por fin entrando en uno de los pasillos.

— Un gracias no vendría tan mal.

— ¿Y porque se supone que debería agradecerte? Yo te di la idea del agua, además llegaste demasiado tarde, ya lo sabía. A mi lo que me parece es que quien debería agradecer eres tú. – dijo mirando a su alrededor.

— ¿Siempre eres así?

— Largo Diggory. –  el chico rodó los ojos y se sentó al ver qué la chica también lo hacía. — Hasta un perro es más obediente que tú.

— Bueno no soy un perro, mi casa es representada por un tejón.

— ¿De verdad? Llevo cuatro años en el colegio, sin contar la veces que he venido porque mi padre es profesor de Hogwarts, y jamás lo había notado, es un excelente dato que le podrías dar a los de mi año, quizá también estén perdido, podrías aprovechar para decirle que animal representa su casa. ¿De casualidad sabrás la mía? – pregunto con un tono aburrido abriendo libros.

— ¿Y que tienes pensado?

— Diversidades pero me iré por la más sencilla, encantamiento casco burbuja.

— Yo también había pensado en eso...¿Pero tú sabes hacerlo?

— Es sencillo, no soy idiota. – dijo mirándolo seriamente. — Largo de aquí Diggory, yo no soy Potter. – la chica ano tardó en mostrar una sonrisa burlona. — Aunque quizá Chang les cambie. – Amaris se volvió a los libros comenzando a leer, ignorando por completo a el Hufflepuff.

Cedric rodó los ojos, para levantarse de la silla, topandose con un chico rubio completamente serio y con una mirada cazadora.

El Hufflepuff dio un asentimiento en modo de saludo para pasar a un lado de este y salir de la biblioteca.

— Espeggsba teneg de reggeso mi saco, y quizá el beso gobado. – Amaris paro de leer manteniendo la vista en el libro, sabiendo perfectamente que se trataba del francés.

— Estaba segura de que ya había devuelto el saco, ha pasado suficiente. – respondió mirando al chico de ojos grises que se sentaba a su lado. — Así como estaba segura de no volver a verte.