𝓐𝓵𝓮𝔁𝓲𝓽𝓲𝓶𝓲𝓪 [ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ]

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— ¿Por qué mejor no le pides la prueba a el ministerio? – hablo Amaris llegando al lugar con Theo atrás suyo. — Dime, que prueba te ha dado el ministerio para que se diga que Harry está mintiendo. ¿Quieres que te diga una prueba que dice que el miope no miente? Oh espera, la prueba más grande es que Diggory está más tieso que un pan de hace tres semanas.

Amaris acomodó sus lentes y miro aquellos rostros que demostraban fastidio, a excepción de Neville Longbottom y Luna Lovegood quienes le saludaban de una manera amable.

— Te escucho. – le dijo Amaris al chico que hablaba mientras está se sentaba con su amigo, mirando hacia el resto de jóvenes.

— ¿Y si ustedes nos dicen más sobre en la noche que murió Diggory? ¿Que tal tú, McKinnon? Quizá tengas algo en tu defensa, porque podría estar seguro de que tú mataste a Diggory, al fin y al cabo eres una Slytherin.

— No hablaré de Cedric. – respondió Harry nuevamente incómodo y irritado. — Si vinieron a eso, váyanse.

Amaris rodó los ojos y mantuvo su semblante distante, jugando con sus anillos en espera de que sucediera algo maravilloso, pues en realidad no entendía la insistencia de Hermione si no había algo que le interesará.

— ¿De verdad sabes hacer el encantamiento patronus? – preguntó Luna llamando la atención de todos.

Amaris siguió jugando pasando su anillo de una manera que Theo, quién la veía, no entendía como lo hacía.

— Sí, yo lo he visto. – hablo la castaña mientras Amaris seguía esperando que algo sucediera pero todo estaba tan aburrido para ella.

— ¿Ya nos vamos? Esto es aburrido, ¿Dónde está el suceso grandioso, como para que quisieras venir?

— Estamos esperando la resurrección de Diggory, no comas ansias, Theo. – hablo Amaris y Theo rodó los ojos ante su sarcasmo. Hermione fulminó con la mirada a Amaris, pero al verle pronto recordó que Amaris la había besado, y aquello le puso nerviosa para girarse a mirar otro lado.

—...que estaba en la oficina de Dumbledore. – escucho la de ojos azules que Neville les informaba.

— Es cierto. – respondía Ginny Weasley.

— Y peleó contra cien dementores a la vez. – dijo Ronald Weasley.

— Y el año anterior, peleó contra ya saben quién en persona. – siguió Hermione Granger haciendo que Amaris le mirará fijamente, esperando que la chica le mirará pero no fue así.

— Basta. – me cortó Harry mirando hacia Amaris en busca de ayuda, pero esta miraba perdidamente hacia Hermione. — Oigan, eso suena...sencillo, cuando lo dicen así pero...la verdad es que solo fue suerte. Algunas veces no sabía lo que hacía y siempre tuve ayuda.– hablo mirando de nuevo hacia Amaris.

— Es simple modestia.

— No, Hermione, es la verdad. – dijo mirándola por un momento y después regresar su vista hacia el resto. — Enfrentar esas cosas en la vida real no es lo mismo que en la escuela. Si te equivocas en clase, lo intentas al día siguiente, pero en la realidad...
cuando estás a segundo de que te maten o de ver a un amigo morir frente a tus ojos.