𝓐𝓵𝓮𝔁𝓲𝓽𝓲𝓶𝓲𝓪 [ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ]

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— ¿Y que se supone que haga?–  preguntó con irritación

— Que hables con ella. – respondió simple, sentándose mirándolo sin mucho detalle.

— ¿Y como se supone que lo haga si me evita a toda costa? – se quejo con un tono irónico.

— Es tu hija severus.– le recordó el anciano mirándolo fijamente a los ojos negros.

— ¿Lo es? – pregunto sin esperar respuesta alzando una ceja.

Dumbledore copio la acción, mirando incrédulo al hombre que tenía delante.

— Sí. Lo es, y lo sabes perfectamente, que no fueras lo suficiente hombre para hacerte cargo de ella no es la culpa de...

— ¿Y en qué se parece a mí? Sus ojos son azules, su cabello ni siquiera es negro, ella a querido hacerlo de esa manera, defiende a toda costa a los Gryffindor, y ni siquiera quiere escucharme, no acata a mis órdenes.

— A mi me suena que es muy parecida a ti. – respondió metiéndose un caramelo a la boca. — No solo se trata del físico Severus. Se trata del carácter, de la manera en la que se pueden comunicar, pero debes entender que hay cosas que a ella no le agradan, y debo decir que tiene razón.

— Un carácter que formó porque vive conmigo desde que tiene memoria.

— Ella no tiene la menor idea de lo que sucedió antes de que viviera contigo. Sabes que ni siquiera sabría que eres su padre.

— Por supuesto, porque seguramente habría dicho que su padre es aquel idiota, y quizá es cierto. – dijo entre dientes.

— Debes aprender a escucharla, está en un torneo en el que no quiere estar, se perfectamente que a sido por mi decisión, pero jamás conté con que le ignorarias cuando más te necesita.

— Si me necesitará, recurriría a mi como lo ha hecho con sus amigos.

— ¿Y has pensado en la posibilidad de que no sabe cómo expresarse? – cuestionó alzando una ceja.

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— ¿Qué tal a sido la nueva expegiencia de estag en el agua pog una hora?

—¿En lo personal? A sido espantoso. – respondió con simpleza aún caminando.

— Oye de verdad lamento lo del beso.

— No ha sido tan malo, me has evitado una plática con mi padre.

— Me alegga. – respondió para abrir mucho los ojos al percatarse de lo que había dicho. — Espega, me alegga que no te disgustagas, más no lo de tu page.