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- ¿Y no mentía? ¿Si quería que fuera público desde hace meses?

- Leí la primera carta luego de vacaciones y no mentía. - respondió acostándose en el asiento mirando el techo del tren.

- Por cierto, no te lo he dicho. Pero mi padre ya no a tocado el tema de que me convierta en un mortifago. - hablo bastante emocionado el chico.

- Eso es excelente, pero raro viniendo de tu padre. ¿No ha hablado ni un poco? - cuestionó la chica cerrando los ojos.

- Ni un poco. Eso es estupendo, aunque si lo he pensado, es bastante extraño viniendo de mi padre.

Amaris asintió escuchando a su amigo acostarse en el otro asiento.

- Tal vez recapacito. - dio como opción la chica de cabello negro.

- Sabes, los anteojos te vienen bien, tu nueva manera de vestir queda con ellos.

- Ese es un excelente tip. - agradeció Amaris y el chico sonrió cerrando también él los ojos.

- Lo sé, ahora también serás miope. - se burló y Amaris rió bajamente.

Ambos se quedaron en silencio, escuchando las voces del exterior, el tren avanzando, y sus propias respiraciones.

Amaris por un momento pensó en qué le mandaría una carta a Sirius, pero hizo una mueca al recordar que esté ya no estaba, aquello era algo terrible se recordar. La chica tenía pesadillas constantes, pero está vez se enfocaba en su sueño, quería dormir, pues quizá antes no había dormido en meses.

Trataba de recordar que ahora era una mortifaga, que ahí tendría que matar a personas sin importar que no fuera necesario, que vería morir a más personas, incluso por sus propias manos, que no debía ser débil, quería tomárselo con humor.

He ahí la razón por la que sonreía más, por la que hacía malos chistes, la que se había vuelto tan coqueta, por la que parecía que siempre estaba de buen humor a traves de su tono, con personas cercanas, por supuesto. No importaban si eran poco cercanas como Harry o Luna, entre otros ejemplos.

Sus párpados se sentían ligeros y no aquella pesadez, quería dormir, pero no en ese momento pues prefería dormir luego de unas horas, se negaba a caer rendida. Theo por su lado se encontraba en las mismas, el chico bostezó y estiró sus brazos.

Amaris no pudo evitar pensar en los ojos marrones de Hermione Granger, pero a la vez se venían imágenes de Amaris asesinando personas sin un buen motivo. En qué le había mentido, en que si Draco no hubiera estado ahí, entonces Hermione hubiera descubierto su brazo y encontrado aquella marca.

La chica trato de pensar en su último dibujo, pero en verdad se le estaba dificultando, ni siquiera recordaba cuando había dibujado por última vez, pues su última pintura si la recordaba.

Lamió sus labios aún pensando, abrió los ojos topandose con la luz que le lastimaba y observando con dificultad el techo de el tren.

- Me quiero morir. - soltó sin sentido.

- Yo también. - dijo soltando aire el chico para también abrir los ojos. - La mejor opción es aventarse de la torre de astronomía.

- O aventarse del tren y que te pase encima desangrándote lentamente, o quizá con mucha rapidez. - propuso aquella idea Amaris y Theo asintió.

- Entra en las tantas opciones. - aseguro el chico sentándose mirando a Amaris. - El otro día me raspe por el ombligo, mira. - le chico levantó su camisa y Amaris miró.

- Eso es una quemada Theo, no un raspón. - le corrigió mirando su rostro y este se encogió de hombros.

- No lo sentí al inicio, pero después fue una pesadilla, era terror puro. - Amaris rió, el chico dejo de mirar su ombligo y miro a su amiga.

𝓐𝓵𝓮𝔁𝓲𝓽𝓲𝓶𝓲𝓪 [ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora