𝓐𝓵𝓮𝔁𝓲𝓽𝓲𝓶𝓲𝓪 [ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ]

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Harry miró el regalo, miró a su alrededor, asegurandose de que nadie le viera o que estuvieran cerca de él.

«Feliz cumpleaños miope» leyó Harry en voz muy baja, quitó la etiqueta y la dejo a un lado, abrió delicadamente la envoltura del regalo, bastante desconfiado en realidad.

Pero su curiosidad le ganaba, al abrirlo encontro de inmediato un sobre con la perfecta letra de Amaris.

«No la rompas, miope. Me odias lo sé muy bien y está bien, tienes todo el derecho de hacerlo, en realidad me da igual tu odio, el de Hermione o el de cualquiera. No te debo explicaciones, a ti no, no espero tu perdón ni el de nadie. Te importaba el anciano, lo sé bien, aunque en realidad...¿Sabes todo sobre él? Seguramente no. Me alegraría darte un consejo, no digas lo innombrable o tendrás consecuencias. Pero regresando a el verdadero motivo de mi carta, me alegraría obsequiarte un recuerdo de tus padres, se que tienes solo fotos de ellos, como persona que no tiene madre, se lo bien que se siente que es estar ahí viéndolos como si fuera real.

En realidad es más de uno, espero que los disfrutes, será muy noche, pero el último regalo siempre es el mejor, ¿No? Eres mayor de edad y ahora ya no vivirás con los Dursley, tu sueño se ha cumplido. Decide bien, tomate el tiempo de pensar sus decisiones. Dulces sueños, miope.»

Harry dejo a un lado la carta y miro dentro de la caja, viendo pequeños frascos con recuerdos, frunció el entrecejo confundido, había uno vacío, pero no le prestó mucha atención al percatarse de otro regalo fotografías de sus padres y él, fotos que jamás había visto, su sonrisa era enorme cuando escucho ruido atrás cerro todo y guardo la carta de Amaris.

— ¿Que es eso?

— Nada, otro regalo. – le resto importancia Harry, metió su mano en su bolsillo de su pantalón y luego miro fijamente a la castaña. — ¿Que haces despierta a esta hora?

— ¿De quien es? – pregunto intrigada Hermione tratando de mirar por detrás del cuerpo del chico.

— De...de...¡Ginny! Si de Ginny. – asintió con una sonrisa, detestaba a Amaris pero aquel regalo era maravilloso.

— Mentira, el regalo de Ginny fue el beso por el que se molestó Ron. – dijo recordándole mientras se acercaba al chico. — Quítate Harry. – le ordenó mirando retante directamente a sus ojos verdes.

— No. – puso su cuerpo más pesado pero Hermione dio vuelta y miro mal a Harry.

— Creí que la odiabas.

— ¿A quien? ¿A Ginny? Eso jamás. – negó y Hermione le dio un golpe en el hombro.

— Conozco su letra, esa es de ella. De Amaris. ¿Antes de abrirlo revisaste que no fuera peligroso?