— Me agradaría que sea lo que sea que me va a decir, que sea rápido.
— ¿Te aterra saber que me vas a matar? – pregunto el anciano viendo cómo la chica evitaba mirarlo, y observaba cualquier lado de la oficina. — ¿O te aterra que Voldemort te descubra? ¿Fallarle a Hermione? ¿Theo? ¿Severus? ¿Qué te aterra Amaris? ¿Cuál es la razón de que no me miras?
— Ya les fallé. Hermione está ahí disfrutando de Hogwarts sin mi compañía, enojandose y entristeciendose cada vez que le digo que no puedo estar con ella. Le miento a Draco al apoyarlo, le miento a Theo....y todos desconfían de mí.
— Lo lamento Amaris, pero yo no te he pedido que te convirtieras en la seguidora de Voldemort.
— No, claro que no. Lo hice por Theo y de eso no me quejo con nadie, sabía perfectamente en lo que me metía. Lo volvería a hacer...pero usted jamás se cansa, no le importa quién muera, porque mientras Harry este vivo entonces los demás no importan. Y no le importa que sea tan joven y no pueda disfrutar de mi vida, quiere que lo mate y no para de meterme amenazas amortiguadas.
— Claro que me importas Amaris, te conozco desde que eras muy pequeña, convivimos juntos en diversas ocasiones, lo que menos quiero es que mueras, quiero que disfrutes la vida, por eso te estoy pidiendo muchas cosas que involucran peligro, pero si lo haces correctamente podrás vivir con tranquilidad. Quiero lo mejor para ti.
— Es un experto en la manipulación, pero no sé cuántas veces debo recordarle que no soy Harry, no soy un inútil Gryffindor que cae rápido en sus juegos.
Harry quién miraba esto, no podía creerlo. Todo era tan obvio pero en lo que menos se fijaba era que Amaris podía ser buena y que solo seguía las órdenes de Dumbledore. Así cómo era obvio que su razón de ser mortifago era Theodore Nott, pero no se le había pasado por la cabeza.
Claro que todos desde que Amaris siguió su destino de estar atada al seguimiento de Voldemort se volvieron ciegos. Todos olvidaron que Amaris era quien les ayudaba cómo podía. Amaris era la mala.
La joven entraba en aquella enorme mansión que se veía sin mantenimiento y en oscuridad, sabía muy bien que se llevaría un buen rato dando vueltas pues era una mansión y no la conocía, y seguramente lo que buscaba era muy pequeño, pero claro que ella solo iba en busca de algo.
Se encontró con un gran comedor, en donde había una extensa mesa, seguramente eran muchos pues más de veinte sillas si eran. Pero ella solo buscaba macetas, y pinturas. La chica iba en busca de flores.
Dejo de caminar mirando cada rincón del lugar, pero no había nada de lo que buscaba, siguió para encontrar la cocina, la cuál era enorme, se llevaba más de diez minutos en cada habitación y comenzaba a desesperarse al no encontrar nada y saber que apenas estaba en el primer piso.
Fue hasta entonces que se encontraba en una habitación que era cómo una pequeña casa, con una cocina y comedor, sala, biblioteca, y zona de pinturas con dibujos.
La chica pareció reconocerla de inmediato, miró con detalle cada lugar de esa habitación, quizá los nervios u otra cosa, hacia que no mirara bien, pues se llevó casi media hora examinando hasta que encontró una pintura enmarcada, la pintura no tenía color pero era bella.
Amaris se acercó hasta quedar delante de el, quitó el cuadro pero no había nada, solo un pequeño hueco con forma de nota musical. Aquello se le hizo extraño.
Miró el cuadro en busca de que le indicará algo, paso los minutos tratando de encontrar pero simplemente la paciencia no era una de sus virtudes, desesperada sentó el cuadro mientras se dejaba caer en el suelo pegando su espalda a la pared.
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𝓐𝓵𝓮𝔁𝓲𝓽𝓲𝓶𝓲𝓪 [ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ]
FanfictionPronto estará corregida, en cuanto termine de escribir la historia. Subiré dos capítulos por día, con hora indefinida. Espero que les guste.