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Se encontraba acostada, profundamente dormida, su cuerpo estaba tan tranquilo y ligero, sintiendo toda la tranquilidad del mundo cubierta con un cobertor, acostada de una manera bastante extraña, pero esa tranquilidad no tardó en esfumarce al sentir un fuerte pinchazo en las costillas.

— Hermosa manera de despertar. – dijo con voz ronca mientras ponía su mano en su costilla y se sentaba viendo la seriedad del hombre.

— Sin duda más hermosa que de la que no te has percatado. – le dijo aventando un abrigo señalando su brazo, el hombre camino fuera de la habitación para la chica mirar su marca muy remarcada.

De inmediato sintió el ardor, soltó un quejido y luego entro al baño para mojarse el rostro, se puso la túnica negra, abrió la puerta del baño topandose con el rostro serio de su padre.

— Joder, ¿Acaso no tienes cosas más interesantes por hacer? Asustas más que un fantasma. – justo cuando su padre estaba por responder la chica le pasó por un lado.

Amaris salió de la habitación bajando las escaleras con su padre atrás suyo, tomo un durazno y se encamino fuera de la casa para convertirse en un humo negro.

Estaba irritada de que habían interrumpido su sueño, por supuesto, pero esa si que había sido la manera más linda de las que le había levantado su padre, así que no lo estaba tanto.

Quería tomar una siesta al menos de seis horas, había estado tan ocupada saliendo, aprisionado gente, algunas veces asesinando, por supuesto que torturando también eran una de sus tantas actividades vacacionales.

Amaris solía pensar mucho en Hermione, no era de extrañarse, se preguntaba en cada momento como estaba, que nuevo libro tendría por contarle y en ese momento no estaría ella para escucharla, en como estaban sus padres, porque si, quería que esos señores no corrieran peligro, ni siquiera quería escuchar la dirección de Hermione, sabiendo perfectamente que en algún momento la catsaña podría quedar huérfana, Amaris se encargaba muchas veces de dejar huérfanos a algunos niños, y lo que menos quería era que Hermione se encontrara en esa lista.

Pero también no podía evitar no pensar en Remus Lupin, le sorprendía la manera en que el hombre no se daba por vencido en conseguir una respuesta de Amaris, o demostrar su apoyo, ese mes me había dicho en una carta lo feliz que se encontraba al casarse con Nymphadora Tonks, la chica se alegraba por él, se sentía bien al saber que el hombre ya no estaba solo, que tendría alguien para ayudarle, aunque Amaris cada que podía le mandaba poción matalobos, no directamente pero lo hacía, era un pequeño gesto que podía hacer.

El hombre ya había perdido mucho, a sus grandes amigos, porque el único que quedaba era Peter Pettigrew, un traidor. A la Snape le costaba comprender porque Remus se esmeraba en creer que Amaris no era mala, que si era mortifaga no era porque ella así lo quisiera, no comprendía porque Remus seguía confiando en ella, ¿Cómo podía seguir confiando si uno de sus mejores amigos le traicionó? ¿Por qué confiar en ella?

𝓐𝓵𝓮𝔁𝓲𝓽𝓲𝓶𝓲𝓪 [ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora