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La pelinegra caminaba tranquilamente sabiendo perfectamente que su mejor amigo observaba cada movimiento que hacía, cada palabra que decía la examinaba.

— Amaris. – llegó el chico fingiendo. — Te estuve buscando por todos lados. – la chica sonrió sabiendo que mentía pues le llevaba siguiendo al menos diez minutos.

— Theo. – sonrió levemente feliz de volver a estar hablando con su mejor amigo, se sentía tan miserable al haberlo alejado tanto, excusándose con que lo protegía.  — ¿Cómo estás? – preguntó ocultando su real preocupación y emoción.

— Bien, en realidad muy bien. – el chico sonrió sintiéndose nuevamente aliviado y seguro estando cerca de la chica que consideraba su hermana. — ¿Y puedo saber a dónde vas?

— Dumbledore me ha mandado a llamar. – le informo, no le mentía, estaba dirigiendose hacia la oficina del director.

Theo asintió sonriendo para ambos quedarse en un silencio mientras caminaban, Amaris miró de reojo al chico en espera de que esté hablara, pero él solo se quedó en silencio con la mirada perdida, la Slytherin decidió quedarse callada en espera de que el dijera algo, siguió caminando con él siguiéndola así que supuso que quería decirle algo.

El chico seguía caminando sin saber por dónde iba pero seguía la presencia de su amiga, ambos callados, el pesando meintras mostraba una ligera mueca, en realidad ambos se encontraban así, pero los dos pensaban en distintas cosas.

Amaris se preguntaba en qué pensaría su amigo si sabía que ahora mismo cumplía órdenes de Lord Voldemort, que había asesinado sin piedad. Se estaba muriendo por dentro, deseando gritar y llorar pero no lo demostraba, ella parecía tan fuerte y feliz, tan arrogante y sin sufrimiento, teniendo la vida de cualquier chica de su edad, como si disfrutara de sus últimos años en el colegio, pero no era así, sentis aquel constante nudo en la garganta cada que recordaba matando a gente sin tener razón alguna. Ella no estaba bien por más que lo demostrará.

Y el solo rogaba porque su amiga regresará, la conocía a la perfección, sabía que ella no estaba bien y que fuera lo que le ocultará era desde la noche en que Cedric Diggory murió, parecía que ella había cambiado también aquella noche, quizá una parte de ella murió esa noche, deseaba tener a su mejor amiga de vuelta. Que estuvieran juntos de nuevo, y ahora ella parecía muy sociable mientras el se quedaba en el olvido, sin poder contarle nada a Amaris porque está parecía ocupada en todo momento.

— ¿Sabes que puede confiar en mí siempre, verdad Ama? – le preguntó saliendo de su transe viendo a su amiga asentir con una pequeña sonrisa sincera, él relamio sus labios sin apartar su vista de su amiga que caminaba mirando al frente, el chico la tomo del brazo logrando que la chica le mirará a los ojos y se detuviera. — Si tú mueres, yo muero. – dijo haciendo que la pelinegra se confundiera, frunció el entrecejo sin comprender muy bien a que iba aquello.

— Bien...– respondió llena de confusión, estaba por hablar cuando un falso carraspeo les interrumpió, miró hacia al frente encontrando a el anciano director de Hogwarts. Amaris asintió, paso su lengua por sus labios y regreso su mirada a el Slytherin para darle la espalda al anciano, tomo la mano de Theo y le sonrió levemente. — Moriría y mataría por ti. – le dijo estando bajo la atenta mirada de Dumbledore. — Harry y Hermione me han invitado a las cosas esas de Quidditch sobre los Gryffindor, iré terminando de hablar con el anciano, te alcanzo allá, dile a Hermione que en todos lados llevo llavero.

Le dio una ligera sonrisa a su amigo y camino con el anciano para subir hasta su despacho una vez adentro el hombre se sentó al igual que la chica.

— ¿Cuando piensas decirle? – preguntó el hombre ofreciéndole como siempre de sus caramelos, Amaris tomo dos y comenzó a abrir la envoltura cuidadosamente.

𝓐𝓵𝓮𝔁𝓲𝓽𝓲𝓶𝓲𝓪 [ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora