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El frío aire golpeando su rostro, provocando que la chica cerrará los ojos por inercia. El aire lograba mover su cabello el cual seguía los golpes, abrió los ojos frunciendo levemente el entrecejo al ser molestada por el viento.

Miró los terrenos del castillo, aquello le parecía maravilloso sin embargo a pesar de los años que habían pasado, Amaris no cambiaba de opinión con preferir una vida muggle.

- Harry está aquí, ¿No? - hablo sin despegar la vista de los terrenos de Hogwarts. - Siempre creí que él era un idiota, y lo sigo creyendo. - dijo girandose para encontrar a su padre que le miraba con atención. - Pero debo admitir que está vez está usando un poco de su inteligencia, de lo poco que le da, pero lo hace.

- Amaris, no se que demonios esperas con ver a Potter, pero él no se alegrará de verte y ni yo me alegro de que estés aquí, es correr un gran peligro, peligro que no debes de enfrentar. - hablo su padre con su voz grave y demostrando la gran angustia que sentía.

- No se que te hace pensar que me alegrará ver a Potter, sin duda lo que ahora mismo pienso es en todo menos en el bien o alegría de Potter, solo pienso en mí, pero yo soy una miseria de persona, sin embargo hay alguien que me importa, y haré lo que sea necesario porque tenga un bienestar, sin importar a quien deba matar lo haré. No me tomaré ni un segundo para pensarlo.

Severus miró el rostro serio de su hija, la chica le estaba demostrando que no bromeaba, el progreso que había tenido su hija lograba que Severus no pudiera reconocerla.

Aquello chica era muy distinta a con la que el recordaba, pero él tenía culpa, porque la hija que recordaba se trataba de una niña de doce años y la chica ya estaba por salir del colegio, ya había alcanzado la mayoría de edad en ambos mundos.

Había cometido un grave error al distanciarse de su hija, se había perdido una etapa de la chica, Amaris ya era una adulta que ya no necesitaba de su padre y ahora Severus que por fin reaccionaba para estar con su hija, aunque notablemente lo hizo muy tarde.

- Debes irte, no te necesitamos aquí. - hablo el hombre y Amaris negó tranquilamente con sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

- Me dirás qué no soy una buena bruja, que no me esmeré por ser mejor que tú, que no debo ser cómo tú. Ya estoy cansada de escuchar siempre eso, ¿Tu no te cansas? ¿De hacerme menos queriendo protegerme? Porque tu método de protección es pésimo, no tienes idea de cómo lástima cada vez que dices algo así. Solo...- hizo una ligera mueca mirando los ojos negros de su padre. -...solo esperaba que durante este tiempo en el que no me viste, cambiarás un poco, que pensarás y recapacitaras de todo lo que has hecho como padre, que mejorarás, que te percataras de el mal padre que eres, pero tan malo eres que estoy segura de que ni siquiera pensaste en tu hija.

La Snape miró cada detalle de las expresiones de su padre, que parecía analizar sus siguientes palabras, no quería a su hija allí, no quería que al final del día su hija estuviera gravemente herida, pero quería tratar de hacerla sentir mal, de hacerle menos.

Pero Severus le importaba más que su hija se marchara del colegio, prefería que Amaris se sintiera mal mentalmente y sentimentalmente a qué en cuestiones físicas.

- Te he dado todo Florence, nunca te ha faltado nada desde que vives conmigo, he dado todo para consentirte tus caprichos y solo...- la chica soltó una carcajada incrédula mientras negaba logrando que Severus le mirara confundido.

- Es tu obligación, no puedes reprocharme algo que debes hacer, tú tomaste la elección de dar un acoston sin tener tus precauciones, es evidente que sabes las consecuencias de eso, por lo tanto desde ese momento debías saber que sería tu responsabilidad. ¿Y cuáles malditos caprichos, papá? - alzó una ceja viendo al hombre suspirar desviando la mirada. - Jamás te he exigido algún objeto o algo, al contrario, siempre me he esmerado por pedirte la menor cantidad posible de cualquier cosa. Debiste pensar muy bien la cantidad de posibilidades al tomar la desición de decir donde estarían los McKinnon.

𝓐𝓵𝓮𝔁𝓲𝓽𝓲𝓶𝓲𝓪 [ʜᴇʀᴍɪᴏɴᴇ ɢʀᴀɴɢᴇʀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora