~Monkie Kid~ 1️⃣

Miedo

Espero que les guste~

Macaque esperaba aparecer frente al pequeño sucesor del rey mono y molestarlo un poco, quizás pelear si estaba de animo, pero cuando lo vio, escondido en un callejón, se detuvo en seco. El niño estaba temblando, horriblemente pálido y con los ojos bien abiertos, con lagrimas silenciosas corriendo por sus mejillas. Estaba acurrucado contra la pared, abrazándose a si mismo, con la mirada perdida en la pared.  Era...chocante ver al usual niño sonriente en ese estado, al decir verdad.

-¿MK?- llamo sin saber exactamente que hacer. Podía escuchar como el menor respiraba con esfuerzo, su corazón acelerado lleno de miedo y por primera vez en mucho tiempo, esos sonidos no le trajeron ninguna satisfacción. No tenía nada en contra del menor, incluso podía decir para si mismo que le agradaba un poco y quizás por eso se le acerco con pasos cautelosos, apoyando lentamente su mano en su hombro y eso hizo lo hizo reaccionar, el menor sobresaltándose y mirándolo al fin.

-¡Macaque!- se abalanzo sobre el mono sin siquiera pensarlo, rodeándolo con los brazos para abrazarlo y aferrándose a la ropa ajena con fuerza, temeroso.

-¡Hey! ¡¿Que rayos niño?!- gruño, ya agarrando la ropa ajena y dispuesto a lanzarlo contra la pared para que lo soltara pero se detuvo en seco, el chico temblaba contra él. Podía sentir sus temblorosas manos aferradas firmemente en su ropa, incluso podía sentir como MK enterraba su rostro en su hombro, buscando un escondite y comodidad. -¿Qué te paso?- no lo aparto, no todavía. Era extraño tener a alguien aferrado a él, buscando protección o quien sabe que más, eso no pasaba.

-Era...era solo una niña...estaba perdida y quise ayudar...- murmuro sin siquiera salir de su pequeño escondite en el hombro del mono, acurrucándose un poco más contra él, ligeramente aliviado al no ser rechazado por el momento y sabiendo que él podía escuchar incluso si su voz sonaba amortiguada. -...p-pero no era una niña...no lo era- sollozo ligeramente.

-¿Qué era entonces?- ya tenía un mal presentimiento, recordando uno de los tantos rumores que corría entre los demonios y que había escuchado antes.

-Dijo que se llamaba...- no quería decirlo, le daba escalofríos el solo pensarlo. -..Lady Bone Demon- jadeo, sintiendo al instante como el mono se tensaba. Se negó a alzar la vista por miedo a ser alejado, así que no vio como el otro reacciono. Macaque gruño ligeramente, murmurando una serie de insultos entre dientes, molesto. Ese nombre no era nada bueno.

-¿Te hizo algo?- pregunto antes de poder pensarlo, sus manos apoyándose contra la espalda ajena sin darse cuenta, su cola moviéndose lentamente y rodeando el tobillo del mortal, temeroso en su interior por la respuesta.

-Se metió en mi mente...- tembló, recordando aquella sensación de cuando esa demonio de pelo blanco empezó a susurrar en su cabeza. -...se sintió frio y...horrible...- Macaque suspiro, cediendo al impulso al escuchar la temblorosa voz ajena, rodeándolo esta vez con los brazos para abrazarlo, sintiendo como el menor se relajaba ligeramente. Los hundió a ambos en una sombre, sin gustarle estar en ese callejón y mucho menos sabiendo que Lady Bone Demon estaba cerca, así que los llevo a su dojo, donde se sentaron allí en medio de todo, abrazados y en silencio.