La Coleccionista #4

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Espero que les guste~

Planear como encontrar donde la Coleccionista escondía sus cosas era su siguiente acción.

-¿Y si uno de ustedes se transforma en un niño? Como los que se llevó- propuso Mei, mirando los carteles de desaparecidos de los niños y niños demonios que habían desaparecido. Todos eran diferentes, con ojos llamativos, y los demonios con piel de colores muy bonitos. -Ponerle la trampa y cuando lo convierta en muñeco, los demás la seguimos-

-Un pequeño problema con ese plan...- Wukong levantó uno de sus dedos, sin lucir muy de acuerdo con eso.

-...Intentamos evitar que nos transforme- suspiro Pigsy, completando la frase ajena.

-Cierto, lo siento- ella suspiro.

-Tiene que estar cerca, quizás no en la ciudad pero tampoco muy lejos...- hablo Macaque, pensativo. -...en un lugar seguro donde pueda guardar su colección, donde nadie se atreva a llegar, que este oculto a plena vista o simplemente escondido- en dios pensó en aquello, algo viniendo a su mente de repente.

-Cómo...¿Una cabaña en el bosque?- todos miraron al mono de pelaje claro.

-Eso suena demasiado específico- murmuró Tang ante aquello.

-Wukong...- el mono de pelaje oscuro se cruzo de brazos.

-Volé por encima de la ciudad y del bosque unas cuantas veces, mirando todo con mi visión dorada...- comento, pensativo, ignorando la mirada fija de los demás. -...en una de esas veces, creo haber visto algo parecido a una cabaña en el bosque, bien oculto por los árboles y todas las plantas-

-¡¿Por qué no nos dijiste eso antes?!- reclamaron con el ceño fruncido.

-¡Se me olvido!- se encogió en su lugar ante los gritos. -No parecía haber nada dentro, así que no preste mucha atención-

-Eres un imbécil...- suspiro Macaque, cansado. -Volveré en un rato- los demás a sintieron y él se hundió en una sombra, apareciendo en el bosque a las afueras de la ciudad. Camino, mirando a su alrededor con ojos atentos, y después de quien sabe cuanto tiempo, lo vio de pura casualidad. Una cabaña bien escondida entre toda la naturaleza, de aspecto simple y algo abandonada, con extraños dibujos en las paredes y las ventanas cubiertas por algo negro. Se acercó con pasos silenciosos, atento a cualquier ruido y movimiento a su alrededor, alzando su mano para rozar uno de los tantos dibujos. Eran sellos, podía sentir algo se poder en ellos, sellos de protección y de ocultación, quizás por eso el tonto dios no pudo ver nada de adentro con esos molestos ojos dorados. Se hundió en una sombra y se quedó allí al escuchar pasos acercarse, viendo a la responsable. Era la misma niña que había visto en el video, pálida y de ojos azul eléctrico, con su largo cabello negro y con mechones tan azules como sus ojos. Noto el collar de piedra brillante, escuchando el lento y constante palpitar del corazón de ella. Estaba tarareando una melodía que daba escalofríos, abriendo la puerta para entrar y cerrándola tras ella. -Te encontré~- pensó, moviéndose en las sombras para volver a los demás, divertido al ver que ellos aún le estaban reclamando al mono olvidadizo.

-¿Entonces?- Mei enarco una ceja, curiosa.

-Esta ahí, la vi entrar- asintió, llamando la atención de los presentes. -Tiene sellos dibujados en las paredes para mantenerse protegida y bien escondida-

-¡Eso es genial!- sonrió con emoción. -Ahora solo debemos ir, patear su trasero y...-

-No va a ser tan fácil, niña- la interrumpió.

-Tiene razón- asintió Tang, pensativo. -No tenemos muy en claro que tipos de poderes tiene, eso es la parte mas peligrosa-

-Improvisaremos en la marcha- sonrió Wukong, confiado.

-Siempre es improvisar para ti...- suspiraron los presentes, aunque podría ser la única opción que tenían.

... ... ... ...

Al final, decidieron ir con la idea del dios, Macaque transportados a todos con ayuda de sus sombras hasta el bosque y caminando hasta la pequeña cabaña. Se miraron entre ellos, asintiendo con decisión y entraron. Por dentro era muy diferente a lo que ellos esperaban, luciendo más como el interior de una casa de muñecas. Las paredes pintadas de color pastel, con muebles del mismo color, cuadros llenos de monedas de todo tipo colgados en las paredes, unos estantes decorados con platos de aspecto extraño y llamativos, otro estantes llenos de lámparas de todas las formas y tamaños, otro estante lleno de botellas extrañas. Todos los estantes tenían colecciones diferentes pero lo que llamó más la atención fueron los estantes con muñecos de aspecto humano

-Eso sí que es aterrador-comentó Mei con una mueca.

-Y que lo digas- los demás estuvieron de acuerdo. Podían reconocer a los niños de los carteles de desaparecidos, lo habían encontrado al menos, ahora sólo faltaba volverlos a la normalidad.

-No veo a MK- murmuró Sandy después de ver bien al montón de muñecos, ninguno se parecía al chico que estaban buscando. Se sobresaltaron cuando las luces se encendieron de repente, ellos parpadeando ante la repentina iluminación.

-Están en mi casa...- se voltearon y allí, parada frente a una puerta que ninguno de ellos había notado, estaba ella, la niña de ojos azul eléctrico, abrazando algo contra su pecho.

-¡Tiene a MK!- señaló Tang, reconociendo el aspecto del pequeño muñeco atrapado en los brazos de la niña. A ella no pareció gustarle sus palabras, abrazando al muñeco más firmemente, frunciendo el ceño lentamente.

-Ojos dorados...es mío...- todo a su alrededor empezó a temblar, los presentes luchando para mantenerse de pie. -Esta es mi casa...es mi colección...- podía sentir el repentino poder rodeándola, algo de la energía haciendo que la punta de su cabello de elevará ligeramente. -...y ustedes no soy bienvenidos aquí- gruñó, su voz cambiando drásticamente, haciendo eco por la pequeña casa. Ella levantó lentamente su mano, apuntando hacia ellos, sus ojos brillando intensamente. Si, eso no era una buena señal.

~Monkie Kid~ 1️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora