Muñeco Poseído #2

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Más corto de lo usual pero sentí que lo que continua de esto no quedaba bien en el mismo cap, así que lo pondré en el siguiente

Espero que les guste~

Macaque estaba absoluta y completamente furioso, atrapado por quien sabe cuanto tiempo en ese cuerpo de muñeco que esa maldita lo había transformado. Maldita bruja de porquería, la mataría apenas estuviera libre, la haría sufrir. Era una maldición, una muy fuerte, una maldición en la que había estado atrapado quien sabe cuanto tiempo porque estar así hacia que su percepción del tiempo fuera horrible. También estaba el detalle de que había pasado de mano en mano, de humano a humano y a algunos demonios, siendo llevado de un lado al otro solo para terminar en un apestoso y horrible basurero.

Maldijo de todas las formas que conocía, a los gritos, sabiendo que ningún sonido salía de él y justo cuando había logrado acumular toda la fuerza posible, lo sintió. Pequeñas y cuidadosas manos que agarraban, levantándolo con suavidad. Vio a quien lo sostenía, sorprendido de ver a un niño de cabello castaño oscuro y largo que se mantenía caído, con ropa oscura y luciendo tan sucio como él. Se pregunto que rayos hacia un niño rebuscando entre la basura.

-¿Un muñeco?- sonaba sorprendido y curioso. -Hola monito~- una suave y cariñosa sonrisa se dibujo en el rostro ajeno, luciendo encantado de verlo. Niño raro, emocionado por ver un muñeco sucio en el basurero. -También te dejaron solo, ¿no es así?- hablo con tono suave, como si supiera lo que se siente. -No te preocupes, ahora estoy aquí y podemos estar juntos, así no te sentirás solo- y de repente, Macaque estaba siendo abrazado con suavidad. Extraño, la mayoría era brusco y hasta bruto para tratar a lo muñecos pero este niño en particular lo trataba con suavidad, como si temiera que se rompiera en cualquier momento. No estaba muy sorprendido cuando el niño, MK por lo que entendió de su apodo, decidió llevárselo. Las personas que cuidaban del menor accedieron a que se quedara con él y muy pronto fue depositado en unas manos más grandes, viendo al niño alejarse.

El hombre de anteojo lo lavo y Macaque lo insulto mientras sentía las manos ajenas refregando su pelaje, algo brusco en ciertos momentos en un intento de seguro de limpiar la suciedad. Lo secaron lo mejor posible, lo dejaron bajo el sol por un rato y muy pronto, estaba entre las manos de ese hombre nuevamente, quien lo estaba entregando al niño nuevamente.

-¡Monito!- se escuchaba tan feliz de tenerlo, abrazándolo con cariño de la misma manera que cuando lo encontró y restregando su mejilla contra su cabeza. Macaque decidió que ese niño le agradaba por el momento, dejando que su sombra se reflejara tras el menor, riendo internamente al ver el miedo y la sorpresa en los rostro de los adultos.

~Monkie Kid~ 1️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora