~Monkie Kid~ 1️⃣

Silbato #2

Espero que les guste~

Las cosas empeoraron y rápido. Todo fue mucho peor y no pudo hacer nada contra eso además de intentar luchar, una pelea que sabía que había perdido mucho antes de empezar.

MK gimió ligeramente, adolorido, con lágrimas silenciosas corriendo por sus mejillas. Su maestro, su ídolo, su héroe lo había atacado, con los ojos brillando en blanco y una expresión sin emoción en su rostro. Había escuchado la voz de ella salir de la boca del mono en algún momento y eso sólo confirmó lo peor, que él estaba bajo su control. Ahora estaba solo, golpeado y maltratado, sin poder moverse mucho, apoyado débilmente contra una gran piedra que lo ayudaba a mantenerse algo erguido. Tenía moretones que se oscurecieron a un ritmo alarmante, tenía huesos rotos y por la forma en que estaba tosiendo algo de sangre, esta seguro que tenía algo perforado en su interior.

Jadeo con una mueca, luchando contra la sensación de ahogo mientras la sangre salía de su boca. Se esforzó para toser, gimiendo entre dientes. Necesitaba ayuda y la necesitaba urgente. Su campera fue destrozada en la pelea pero por suerte, tenía un bolsillo en su pantalón. Le costó moverse y después de mucha lucha entre quejidos, logró sacar el silbato violeta de su bolsillo. Lo alzó con mano temblorosa, junto todo el aire posible y soplo, escuchando el sonido agudo y fuerte que el pequeño obeso hizo. Duró sólo unos segundos, dejando caer el brazo con cansancio y jadeando, intentando recuperar el aire perdido. Esperaba que él viniera.

... ... ... ...

Macaque movió ligeramente las orejas, escuchando entonces el sonido agudo y distante del silbato que había hecho especialmente. Tarareo, el niño parecía necesitar ayuda. Se sumergió en una sombra y fue hasta el origen del sonido, saliendo con tranquilidad pero atento. Esperaba una batalla, esperaba gritos, esperaba cualquier cosa...excepto el campo de batalla medio destruido.

-Wow...esto si que es destrucción...- silbo, sorprendido. Camino a paso lento, mirando a su alrededor y buscando al chico con la mirada.

-Mac...ca...que...- gracias a su gran audición, lo escucho y camino hacia allí, apurando el paso al ver la sangre manchando el piso. Verlo fue un shock al decir verdad, algo que no esperaba ver al acudir al llamado del silbato.

-¡MK!- se acercó rápidamente al verlo, arrodillándose a su lado. Podía escuchar la respiración jadeante del niño y su corazón acelerado, noto lo rota que estaba la ropa ajena, los moretones oscuros y la sangre que lo mancha casi por completo. Esto era un completo desastre. Él era frío pero dejar a alguien tan herido solo era demasiado, incluso para él. -Hey chico...- lo rodeo lentamente con su brazo, levantándolo lentamente y haciendo una ligera mueca ante los quejidos ajenos, acunándolo contra su pecho. Era más cómodo que la piedra y podía escuchar como la respiración ajena se volvía un poco más fácil. Eso era algo. -¿Qué fue lo que...?- se detuvo en seco y rozó ligeramente su nariz contra la frente ajena, oliendo. Entre el olor a sangre y mugre había algo más, un olor a mono muy familiar. -Wukong...- gruñó con los dientes apretados, bajando la vista al escuchar un sollozo ahogado. Maldijo entre dientes, el niño estaba llorando y maldición si eso no era respuesta suficiente sobre quien le había hecho daño. -Hey, hey, hey, relájate niño. Ya no está aquí, él...- el menor lo interrumpió.

-T-Tenia...ojos...b-blancos...- jadeo, tosiendo, escuchando como el mono maldecía ante la sangre que salió de su boca. Estaba tan aliviado, había venido. Alzó débilmente su mano, soltando el silbato al que antes se había aferrado, decidiendo aferrarse ligeramente a la ropa ajena.

-Ella lo tiene- se dio cuenta, sintiendo como algo frío inundaba su cuerpo. Sabía que las cosas iban a empeorar pero no espero que eso sucediera tan rápido y mucho menos de esa manera. Que Wukong estuviera siendo controlado era malo, era muy muy malo. Volvió a prestar atención a MK al escucharlo toser, frunciendo el ceño. Debía ocuparse del chico primero. Tomó la mano débil que se aferraba a su ropa y la sostuvo, dándole un suave apretón. -Arreglaremos eso después...- murmuró, ajustando su agarre en el menor. -...vamos a curarte, chico- ya empezó a hacer un repaso mental de todo lo que iba a necesitar y de todo lo que tenía.

-Mac...- sollozo ligeramente, apoyándose en el toque ajeno. Había venido, había acudido al llamado, estaba por ayudarlo, así que se permitió relajarse y confiar en el mono por el momento. Macaque no quería alzar al niño por miedo a empeorar las heridas, así que simplemente los hundió en una sombra y los llevó a su pequeño hogar en su dimensión de bolsillo. El mono era consciente de que tenían muchos problemas, saber que Wukong estaba siendo controlado sólo lo empeoraba, pero por el momento, se iba a ocupar del niño y su heridas, ya luego vería que hacer con los demás.