Silbato #4

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¡Estaba de inspiración! :3

Espero que les guste~

Nota: Esto quedo mucho más largo de lo que planee, así lo voy a tener que dividir xD

MK dejo que Macaque lo sentará en la cama, apoyando su espalda en un montón de almohadas para no esforzarse y bostezo ampliamente. Había dormido quien sabe cuanto tiempo y aún se sentía cansado, era raro, pero estaba aliviado, el dolor ya no era tan fuerte a como lo era antes. Se sentía entumecido y con dolor de vez en cuando pero era soportable, de seguro gracias a lo que sea que el mono le daba. Miró la bandeja en su regazo, que tenía pequeñas porciones de comida, un vaso con agua y otro con jugo.

-Come- ordenó Macaque con seriedad, recibiendo un lento parpadeo como respuesta. El niño estaba recién despierto, atontado de seguro. -Come- repitió, está vez sentándose en el borde de la cama, moviendo su cola constantemente. El chico lo miró. -Niño, más te vale que comas o te juro que no tendré problemas en obligarte- gruñó cuando el menor no se movió después de unos segundos de silencio.

-Está bien- bostezo y tomó el plato lentamente, empezando a comer con tranquilidad y apurando un poco al darse cuenta de que estaba rico. Estaba hambriento ahora que lo pensaba mejor. Terminó y empezó a mordisquear una tostada, tomando pequeños sorbos de jugo. Estaba lleno pero se tomó el agua al notar como el mono lo veía fijamente. Se apoyo por completo en la almohadas en su espalda, dejando escapar un ligero suspiro. -¿Como están los demás?- preguntó con curiosidad. Había estado durmiendo, curándose, así que no había visto a ninguno de sus amigos durante un rato.

-Destruyendo mi maldita casa- gruño y como prueba de sus palabras, un grito resonó. MK rio ligeramente, eso sonaba como el grito de guerra de Mei, alguien debió haberla molestado.

-Te gusta~- sonrió con diversión.

-Los echaré a todos en cuanto pueda, ya verás- no había real molestia ni enojo en sus palabras, así que la sonrisa del menor se agrando. Dudo un poco, jugando ligeramente con la manta que lo tapaba, indeciso.

-¿Y Monkie King?- se animo a preguntar después de pensarlo bien. Estaba preocupado, lo último que había escuchado era que habían logrado quemar la presencia de LBD de su maestro y que este quedó inconsciente. Sabía que se había despertado pero...no lo había visto aún.

-Consiente y siendo un dolor de cabeza para variar- bufo, rodando los ojos, creando un clon para que este se llevara la bandeja con los platos vacíos. Wukong había sido un manojo de culpa en el primer día y después de una larga charla, que por lo que escucho se convirtieron en gritos en algún momento, lograron que él se relajara un poco. Se veía nervioso pero más tranquilo que cuando se despertó, rondando por la puerta de la habitación donde estaba descansando el chico y sin entrar, solo mirando fijamente la puerta por un tiempo. -¿Quieres hablar con él?- ofreció, más que nada para que el tonto dios dejara de verse tan triste y patético, era casi antinatural verlo en ese estado. -¿MK?- miró al chico al no recibir respuesta entusiasta o algo así. Él se veía nervioso, mirando sus manos mientras acariciaba la manta que tenía encima.

-Estoy...nervioso- confesó después de pensarlo bien. Había muchos sentimientos en su interior. Estaba molesto por ser abandonado, dolido por todas las mentiras, asustado por el ataque, triste por sentirse inútil a pesar de todo el entrenamiento pero en lo más profundo de su mente, temía que su maestro se diera cuenta de lo pésimo que era y decidiera alejarse nuevamente, que decidiera buscar un sucesor mejor.

-Ho...- Macaque lo miró, pensativo. El mono y el niño eran más parecidos de lo que le gustaría, tontos y rápidos en culparse a sí mismos, con problemas obvios de comunicación. Esos dos en serio necesitaban hablar. -Te entiendo chico y no voy a obligarte...- empezó, sentándose un poco más cerca. -...pero siento decirte que vas a tener que hablar con él tarde o temprano. No vas a estar aquí para siempre- esa era la verdad.

-Lo sé- suspiro. -¿Puedes decirle que venga?- pidió antes de pensarlo mejor. El mono tenía razón, debía enfrentar a su maestro en algún momento y prefería que fuera más temprano que tarde.

-Claro- asintió, ligeramente aliviado. Esperaba que esa charla fuera bien, estaba arto de ver al triste dios mirando la puerta con anhelo. -¿Quieres que te deje un clon?- ofreció.

-Creo...Creo que estaré bien- sonrió ligeramente.

-Bien- se levantó. -Si hace alguna tontería, no dudes en gritar. Le pateare el trasero...- sonrió con diversión. -...y estoy seguro de que tus amigos me ayudarán- rio ligeramente al imaginarlo.

-Estoy seguro de que si- asintió MK con diversión, sabiendo que sus amigos patearian el trasero de su maestro si era necesario. -Oye Macaque...- llamo antes de que él pudiera salir de la habitación. -...gracias- sonrió, en serio agradecido.

-No hay problema, niño- asintió con una ligera sonrisa y salió de la habitación, caminando y siguiendo el gran alboroto, haciendo una ligera mueca. Su sala, o lo que era su sala, parecía zona de guerra, las paredes y suelo manchados con lo que en serio esperaba que fuera comida. Pudo notar a Tang refugiado bajo una mesa, a Sandy sentado con toda la tranquilidad del mundo en una esquina y con Mo en su hombro. Mientras tanto, Pigsy, Mai y Wukong parecían estar vestidos con armaduras de ollas de la cocina, mirándolo con los ojos bien abiertos. -No voy a preguntar- suspiro con resignación. Su calma y tranquilidad ya no existían, no desde que firmó su sentencia con esa tregua con ese extraño y loco grupo. -¡Wukong!- llamó, el mencionado mirándolo y luciendo ridículo con esa cuchara de madera en mano, por no mencionar la armadura casera. -MK quiere hablar contigo- informó, viendo con diversión como el otro mono se tensaba, dejando caer su arma de madera.

-¿He?- parpadeo, obviamente sorprendido.

~Monkie Kid~ 1️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora