Atados

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Vía algo parecido en Tumblr y no me pude resistir xD

Espero que les guste~

Nota: Me inspire en un cómic pero le puse mis toques, así que no lo copie exactamente

Era un día normal, MK se levantó sobre la hora y corrió para alistarse, bajando y tropezando con los últimos escalones, logrando mantener el equilibrio y mostrando una sonrisa nerviosa ante los reclamos de su jefe por su pequeña tardanza y torpeza. Se acercó con toda la intención de tomar los pedido del momento y entregarlos, cuando algo sucedió. Se sintió flotar, escucho los gritos llenos de pánico de su jefe y con rapidez, todo eso se desvaneció y en un párpado, estaba en otro lugar, uno grande y con aspecto elegante, ni siquiera podía ver el techo. Cayó de sentón cuando lo que sea que lo sostenía lo soltó, haciendo una mueca.

-Si es otro secuestro, voy deberle mucho dinero a Mei...- pensó con un suspiro, levantándose y sacudiendo ligeramente su ropa, arreglando su campera, tensándose al levantar la vista. Parecía estar frente a un tribunal, quienes lo miraban fijamente, sentados en asientos muy altos y luciendo intimidantes. -Ho cielos...- se encogió ligeramente en su lugar, intimidado. No había conocido a ningún ser celestial en toda su vida pero se preguntó, teniendo en cuenta el gran poder que podía sentir viniendo de ellos, si ellos eran celestiales. Empezaron a hablar, con voz sería y firme, de algo que él no podía entender del todo pero no le quedó otra mas que quedarse quieto, escuchando lo mejor posible. Todo era tranquilo hasta que uno de ellos hizo una seña, una figura encadenada descendiendo del techo, su corazón mortal latiendo rápidamente al ver quien era. -¡Macaque!- incluso de lejos, podía ver que están golpeado, algo goteando de su cola que colgaba. Eso no era bueno, no era nada bueno. Nadie, ni siquiera Macaque, merecía ser tratado así en su opinión.

-Tu elijes, sucesor...- alzo la vista, viendo con los ojos bien abiertos a los celestiales. -...vida o muerte. Elige sabiamente-

-¡¿Qué?!- chillo, en pánico. Ellos querían que eligiera, dejar que ellos mataran a Macaque o dejarlo con vida bajo quien sabe que condiciones. -¡No voy a dejar que lo maten!- se negó a dejar que eso pase. El mono de las sombras podía ser su enemigo quizás, o más enemigo de Wukong que de él mejor dicho, pero no lo quería muerto. -Yo...- apretó los puños. Se sentía mal decidir por alguien más pero no tenía muchas opciones. -¡Vida, elijo vida!- y eso pareció tomar a los presentes por sorpresa.

-Elijes vida...- habló lentamente, haciendo un gesto hacia el mono inconsciente y herido. -...¿Estas dispuesto a hacerte cargo de él, sucesor?-

-¡Si!- ya no había vuelta atrás. Chillo cuando Macaque empezó a caer y no lo pensó, dando un gran salto y agarrándolo en el aire, arrodillándose apenas tocó el suelo y viendo al mono con preocupación. Se veía golpeado, sucio, con la ropa rota y con una gran herida en su costado que sangraba demasiado. Puso su mano allí, apretando, haciendo una mueca cuando el mono se quejo. -Lo siento...- suspiro, notando entonces el anillo dorado que se formaba alrededor de la cabeza del mono, quedando como una especie de corona. Sintió algo rodeando uno de sus dedos pero lo ignoro, su mano intentando evitar que el mono se desangrara.

-Lo dejaremos bajo tus cuidados, sucesor. No podrá hacer nada en contra de tus órdenes- dijo uno de ellos y sus palabras sólo hicieron sentir peor al mortal.

-¡¿Lo van a dejar así?!- grito, sintiendo la cálida sangre ajena escurriendo entre sus dedos. -¡Ustedes causaron esto, al menos cúrenlo!-

-No nos hables de ese modo, sucesor- hablo otro de ellos, obviamente molesto.

-¡Cúrenlo!- había muchos sentimientos mesclados en su interior. Confusión, miedo, pánico, culpa, tristeza, enojo. Gruño, mirando a los celestiales, todo lo anterior solo creciendo ante la sensación de la sangre ajena entre sus dedos. -¡Cúrenlo, ya!- no sabe que cara hizo pero algo en él pareció asustarlos porque retrocedieron visiblemente, cambiando sus expresiones serias que tenían desde que llegó por algo tenso y casi asustado. Uno de ellos chasqueo los dedos y MK miro al mono, suspirando de alivio al ver que la herida estaba curada y ya ni siquiera  había sangre manchando sus manos.

-Hora de que se vallan- un nuevo chasquido de dedos y de repente, MK estaba de vuelta en su departamento, arrodillado en el suelo de su habitación y sujetando suavemente a Macaque, quien no daba señales de despertar pronto. Lo alzó suavemente y lo coloco en su cama, alejándose unos pasos e intentando digerir lo sucedido. Bajo la vista, notando el anillo dorado que rodeaba uno de sus dedos y lo tocó con curiosidad, dándose cuenta que no podía sacarlo.

-Ho por todos los cielos...- y la situación lo golpeó. Había sido llevado a un lugar extraño, en medio de lo que parecía ser un juicio de algún tipo, tuvo pocas opciones para decidir, había decidido salvar a Macaque y ahora, teniendo en cuenta los nuevos adornos dorados que tenían ambos, estaban conectados de alguna extraña manera. Algo brillo frente a sus ojos y extendió las manos como reflejo, atrapando un pergamino aparecido de la nada. Lo abrió sólo para cerrarlo rápidamente, sin poder creerlo. -¡¿He?!- era una lista de lo que se podía y no se podía hacer a partir de allí. MK solo pudo apretar el pergamino contra su pecho y golpear su frente contra la pared más cercana. Se había metido en muchos problemas, estaba seguro de eso. Suspiro y miró de reojo a Macaque, haciendo una pequeña mueca. Le debía al mono una larga explicación y muchas disculpas.

~Monkie Kid~ 1️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora