STEFAN
Vigilé cada paso, cada movimiento de ella y de su familia, tenía suerte al día siguiente irían a los Alpes, Suiza a disfrutar un rato en familia y era más que perfecto ya que con ello sería todavía más fácil secuestrarla y llevarla al cuartel que se encontraba en lo más profundo del bosque. Era más que perfecto y además lo único que debía hacer era crear una distracción y así llevarme a la niña, obviamente Eliana haría hasta lo imposible para evitarlo pero eso ya lo tenía cubierto.
Entonces en cuanto el sol fuese cubierto por las nubes, esa sería la señal para salir y ponernos manos a la obra. Eran las dos de la mañana faltaban cerca de seis horas para que todos se fueran, dentro de seis horas esa niña estaría a mi lado finalmente, sólo debía soportarlo un poco más y era todo, para eso debía irme con el objetivo de no dejarme llevar por mis instintos.
Sabía que esa niña no era mi alma gemela pero mis instintos la proclamaban y eso era debido a que en su vida pasada y la mía eran almas gemelas y por lo tanto ese era el caso, a veces eso pasaba pero muy pocas veces ocurría. No era anormal sino más bien... que no era muy común que ocurriera esto, pero pasaba.
Una de las tantas cosas que aprendí de Eliana, estando con ella y me han servido de mucho, sé que ella está arrepentida y molesta de haberme enseñado pero... eso ya no era su problema y ya no podía hacer nada, lo pudo haber hecho pero... mi hermana Grace le suplicó que no me matara y Eliana aceptó, fue un error suyo aunque muy beneficioso para mí.
Ahora estaba en una rama de árbol sentado disfrutando de un buen vaso de sangre de venado, pese a que estaba encadenado eso no me impedía hacer lo que quisiera y eso incluía tener a esa niña. Miré hacia la ventana y vi a la pequeña Eliane dormir con su tranquilidad, su cabello cubría sus ojos y nariz, tenía la inquietud o más bien necesidad de apartar dichos cabellos y admirar su delicado y tierno rostro.
Pero pronto ella se dio la vuelta y los cabellos sobre sus ojos y nariz pasaron a la historia, aunque pude ver claramente el color de su cabello y lo largo que era, era prácticamente negro y largo al comienzo de la espalda.
Llevaba puesta una pijama rosa claro y pantalones de dormir del mismo color, eso lo sabía porque estaba completamente desarropada, la manta blanca que la cubría estaba en el suelo de madera y además de que esa niña dormía abrazando una almohada más grande que ella.
Era una escena tierna de ver, tan inocente y pura..., era difícil no enternecerse ante dicha escena, quise mirar más pero oí abrirse una puerta y entonces me escondí entre las ramas de los árboles para evitar ser visto. Miré con discreción y era Damon quien había entrado Llevaba puesta una bata negra y debajo una camiseta blanca, entonces oí cómo cerró las cortinas blancas de la ventana y por lo poco que pude ver fue que había tomado la manta del suelo y arropó a su hija, le dio un beso en la cabeza y acarició suavemente su cabello, se fue luego de unos minutos.
Ya no pude seguir observando pero podía oír claramente la respiración tranquila de la niña, oía cada movimiento suyo e inclusive supe cuando volvió a tirar la manta luego de un rato, me sonreí negando con la cabeza y pensé en que esa niña era un caso muy particular.
Me quedé velando su sueño hasta las cinco de la mañana y cerca de las seis me fui, debía hacer los últimos preparativos para la emboscada. Bebí lo último que me quedaba de mi vaso y me fui caminando entre las sombras de las ramas de los árboles para no ser detectado.
(***)
Eran las nueve de la mañana y la familia Salvatore salió rumbo a Berna, Suiza, mi gente yo seguimos cada uno de sus movimientos sin ser vistos, esperando el momento crucial para actuar. Berna, Suiza estaban a sólo siete horas en auto y entonces para ese momento todo saldría de acuerdo al plan.
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La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...
WerewolfHabían pasado diecinueve años desde aquel día que fue maldecido a vagar por el mundo como un alma en pena en busca de su alma gemela que nunca llegó. Había vagado por tantos países que ya había perdido la cuenta de cuántos había pisado, sentía que s...