STEFAN
Ella nunca volvió, jamás lo hizo. Se había esfumado como el mismo viento, se fue sin dejar rastro alguno lo único que dejó como único recuerdo fue su sangre que voluntariamente ella donó para desarrollar un poderoso veneno más fuerte que el anterior para controlar a los híbridos, su sangre fue lo único que ella dejó que era suficiente como para desarrollar el veneno y después iría a buscarla, traerla de vuelta y finalmente ella sería mía. Únicamente mía.
Miraba por la ventana de mi habitación las gotas de lluvia que caían del cielo mojando todo a su paso, el cielo lloraba debido a la tristeza que estaba sintiendo en aquel momento, sin embargo la melancolía y el pesar se estaban apoderando de mí, una vez más. Cerré los ojos lanzando un largo suspiro al aire pensando muy dentro de mí que pronto vería a mi Ángel, pero al mismo ese pensamiento muy pronto se convertía en pesar y tristeza. Sentía pesar por no verla, sentía pesar por no ir tras de ella.
Pero... todavía no era tiempo, aún no y sin embargo sentía la necesidad de ir en su búsqueda y traerla de vuelta, pero no lo hice, ¿por qué? Porque todavía debía terminar con lo que había comenzado desde hace tantos años, desde el primer momento en que oí aquel llanto lleno de vida y fuerza de esa pequeña bebé que había llegado al mundo para estar a mi lado.
Abrí los ojos y miré por la ventana de mi habitación, todavía llovía pero con menor intensidad; me alejé de la ventana y me dirigí a la puerta a ver el avance del veneno, por más que era consciente de que tal vez Eliana intentaría matarme pero sin embargo no me importaba el precio, y ella a pesar de que era una mujer que mata a sangre fría, no creía que fuese atreverse cuando se enterase de que su hija es mía y que gracias a ella estoy a punto de lograr muchos de mis objetivos. Entre ellos quedarme con su hija.
Tomé mi cinturón con mis armas ya dentro de los compartimentos y salí de mi habitación con la mentalidad de que pasara lo que pasara obtendría lo que quería.
(***)
ELIANEAbrí los ojos y me incorporé de golpe en la cama, sentía una extraña sensación de angustia y de culpa en el pecho, sin embargo ya era algo a lo que ya me había acostumbrado desde que fui rescatada hace ocho años, me dejé caer en la cama tratando de tranquilizarme, miré la ventana de mi habitación y era de noche, estaba despejado sin una sola nube alrededor, la luna brillaba en su máximo esplendor iluminando con su luz todo a su paso.
Todavía recordaba cuando tenía unos siete años cuando aún estaba con los Cazadores Nazi, que cada noche de Luna llena la miraba por mi ventana preguntándome muchas cosas, pero la principal era sí realmente la diosa Luna me estaba cuidando con su luz y que hacía lo mismo con mi familia, quería pensar que así era porque todavía los extrañaba por muy extraño que parezca, era cierto; extrañaba pelear con David, extrañaba que mi Padre llegara a separarnos cargando a cada uno como costal de papas y diciendo: "¡Fin de la pelea!"
Era uno de esos momentos en los que al recordarlos mi tristeza se iba por un momento pero después el veneno hacía que repudiara esos recuerdos que en efecto eran y son importantes para mí, aún si el veneno me hacía creer lo contrario. Sin embargo esos momentos felices no lograron que dejara de matar a todo ser inocente porque sí. Y cuando mataba a alguien que se interponía en mi camino, por ejemplo, no sentía nada, no sentía culpa. Sólo sentía una enorme satisfacción, e incluso había veces en las que me sentía tan satisfecha y eufórica que comenzaba a reírme con una demente.
E incluso una vez luego de haber regresado a casa, me había escapado como siempre pero esa vez había sido diferente. Había escapado de casa, no sólo porque deseaba regresar con los Cazadores Nazi sino también porque tenía algo qué hacer y no debía perder tiempo, entonces empaqué algo de ropa y dinero, y me fui a Corea del Norte a buscar a una vampiresa que me debía un favor. Para cuando había llegado a su casa cientos de norcoreanos armados hasta los dientes me atacaron en medio de la selva tropical en la que me encontraba y por lo que vi a esos norcoreanos no les gustaban los intrusos. Y por supuesto que acabé con ellos, pero tuve la amabilidad de dejarlos con vida aunque eso sí les borré la memoria para no meterme en problemas.
Luego de eso al llegar con esa vampiresa que por supuesto que era coreana, cuando entré a su casa escuché gemidos y gritos, e inmediatamente supe que esa enferma mental había conseguido otra víctima, rodé los ojos en respuesta y esperé unos minutos. Pasado ese tiempo bajó la vampiresa de nombre Mi-suk. Mi-suk, era una sanguinaria, asesina, mentirosa, experta en el arte del escape, hermosa, con unos hermosos ojos grandes rojo sangre que cualquiera que los viera quedaba impregnado en ellos. Era muy delgada, no muy alta, con un busto de buen tamaño, su cabello era negro como la noche y lacio que le llegaba a la altura de los hombros, tenía una mirada fría y desconfiada, sus oscuras y delgadas cejas mostraban desconfianza, su piel blanquecina hacia resaltar aún más el color de su cabello y ojos.
Esperé un momento y después de unos minutos estaba detrás de mí vistiendo una bata negra de seda. Tenía los brazos cruzados mirándome desconcertada y un poco confusa. Sin embargo, pude percibir ese olor a sangre que no muy agradable para mi olfato, rodé los ojos y suspiré pesadamente en respuesta.
Esa puta sanguinaria había matado a su víctima y cuando le pregunté sí era alguien que conocía, lo negó y en sus ojos pude ver la verdad, porque una vez estuvo a punto de matar a un amigo que tengo en Holanda que por desgracia él estuvo a punto de ser otra más de las víctimas, sino hubiese interrumpido ese momento. Pero el punto es que fui a ver a Mi-suk, a pedirle un favor, cuando se lo pedí al principio dudó porque era una cuestión de muerte porque ella había sido exiliada de Japón por haber asesinado a un importante político corrupto que había sido sentenciado a muerte por haber abusado de su poder, y hasta el momento no se sabe sí fue ella o no. Pero no dudo en que posiblemente fue ella. Porque odia a los que abusan del poder y se aprovechan de la gente.
—¿Lo harás o no?—Pregunté impaciente.
Lo pensó un momento más y dijo:
—Está bien... lo haré... pero, no voy ayudarte a salir, eso lo harás por tu cuenta. ¿Entendido?—Asentí en respuesta y fuimos a Tokio, después de habernos desecho de la pobre víctima de Mi-suk.
(***)
Luego de ese día jamás la volví a ver y apenas salí con vida de la casa del primer ministro de Japón, después de haber matado al guardaespaldas de este que era un vampiro que estaba recolectando información sobre los Cazadores Nazi, que por supuesto que me quedé con ella, ya que me sería útil. Y así fue, ahora estaba en Monreal en el castillo de los Night Hunter's, entrenando para ser una Night Hunter.
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La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...
WerewolfHabían pasado diecinueve años desde aquel día que fue maldecido a vagar por el mundo como un alma en pena en busca de su alma gemela que nunca llegó. Había vagado por tantos países que ya había perdido la cuenta de cuántos había pisado, sentía que s...