CUATRO AÑOS DESPUÉS...
DAVID
-¡Eliane! ¡Vuelve aquí, Eliane!-Le grité persiguiéndola por la casa como siempre. Habían pasado cuatro años ya y Eliane seguía igual de descontrolada, era una completa salvaje y un desastre total. Hace ocho años ella fue capturada por los Cazadores Nazi y después de tres años la rescataron, de nada había servido llevarla con psicólogos tras psicólogos porque todos ellos huían en cuanto la veían entrar, pese a que eran licántropos o brujos, o lo que sea. No podían con ella y mi Madre estaba a un paso de enviarla finalmente a un reformatorio, pero eso sólo iba a provocar que Eliane tuviese las cosas más fáciles porque era una maestra del escape muy lista y astuta.
Y sus amigos por lo menos eran un pocos más sensatos y conscientes que ella, Dakota se había ido de la Manada con su hermana a comenzar una nueva vida y además de que ese loco amigo de mi hermana tuvo la idea de fundar su propia Manada y ayudar a otros híbridos como él, y claro que nos pareció un tanto descabellada la idea pero aún así lo apoyamos, aunque eso sí prometió mantener el contacto con nosotros, y por otro lado Gretel también se fue y también tuvo la idea de fundar su propia Manada; a todos nos sorprendió su decisión pero la apoyamos, era bueno que ambos quisieran vivir una vida relativamente normal a pesar de haber sufrido tanto.
Eliane, ya no tenía manera de ser controlada; incluso tuve que ponerle un alto más de una ocasión y hasta eso me hacía caso porque ella sabía que a pesar de que éramos hijos del mismo Padre y Alpha, ella no podía conmigo en cuanto a autoridad y fuerza. Aunque claro que siempre encontraba la manera de hacerme ver que ella puede darme una paliza si así lo quiere y lo ha hecho. Pero siendo mi hermana no me he aprovechado del hecho de que sea mi hermana y sobretodo mujer. Eso nunca.
Pero Eliane no tenía remedio alguno, en mí más sincera opinión sobre ella y llegué a decirle eso a Mamá; y bueno... por poco me tira de la ventana, y comenzó a decirme que aunque sea el hijo mayor, no tengo voz ni voto sobre las decisiones sobre Eliane. Y que no me entrometiera que ya suficiente tenía con tener que lidiar con las locuras de mi hermana.
Y de hecho, en ese momento escuché un fuerte golpe que sacudió la casa como si hubiese ocurrido un terremoto; salí corriendo a ver qué había pasado, ya que yo estaba a cargo de la Manada ya que mis Padres habían ido a una reunión de Alfas y si algo le pasaba a la Manada o a Eliane, e inclusive ambos sería hombre muerto. Y realmente no necesitaba que Eliane provocara una masacre, otra vez.
Cuando salí vi a Eliane golpeando con sus poderes sin parar contra el suelo a uno de los guardias que tenía fama de mujeriego, al llegar al lugar fui hacia mi hermana y la detuve sosteniéndola del brazo; ella me miró con cierta sorpresa pero en sus ojos veía que no estaba muy sorprendida que digamos. Soltó al pobre tipo tirándolo al suelo y este salió huyendo con la cola entre las patas de lo asustado que estaba de mi hermana.
-¿Por qué lo hiciste?-Le pregunté y su respuesta fue rodarme los ojos, soltarse de mi agarre y se alejó caminando en dirección al bosque. No sé por qué siempre que le llamo la atención tiene que irse al puto bosque.-¡Eliane, estoy hablando! ¡NO ME IGNORES!-Le grité con voz de Alpha, ella se detuvo en seco y se dio la vuelta para mirarme. Me miró diciéndome con la mirada: "¿Cómo te atreves a gritarme?"
-Ven aquí.-Caminó en dirección hacia a mí y se detuvo al estar frente a mí, se cruzó de brazos y lanzó un pesado suspiro.-Estoy cansado de tu maldito comportamiento; sé que sufriste mucho estando con esa gente pero... nadie tiene la culpa de ello, además... cuando vuelvan nuestros Padres; ellos decidirán qué hacer contigo. Ahora vete, estás castigada.-Chasqueó la boca y se fue con una indiferencia a lo que le había dicho y se dirigió al bosque.
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La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...
WerewolfHabían pasado diecinueve años desde aquel día que fue maldecido a vagar por el mundo como un alma en pena en busca de su alma gemela que nunca llegó. Había vagado por tantos países que ya había perdido la cuenta de cuántos había pisado, sentía que s...