Capítulo 60 "La Odisea De Los Wallace" Parte 1

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GRACE

Adam; caminaba nervioso por el pasillo del castillo no se atrevía a mirarme a los ojos, pero se obligaba hacerlo. Más sin embargo veía en sus ojos reflejado el miedo, la preocupación y la tristeza, no entendía qué estaba pasando y más aún no sabía por qué pero... de pronto sentí una fuerte desesperación y angustia en el pecho, algo iba a pasar pero no sabía qué era y eso me angustiaba aún más, porque temía que se tratara de... Stefan. Tenía tanto miedo que no pude evitar... pensar que él volvió a causar problemas, que... el castigo que se le dio no haya sido suficiente para que entendiera.

—Adam, ¿Qué sucede?—Él no se atrevió a mirarme.—Dime, qué está sucediendo. ¿Es Stefan? ¡Dímelo, por favor!—Le grité desesperada tomándolo del cuello de su camisa negra.

—Grace... Eliana; llamó dijo que... Stefan volvió a provocar problemas y esta vez no creo que Eliana y Damon hagan otra excepción. Él secuestró a la hija de Eliana, revivió la Asociación de Cazadores Nazi, secuestró a miles de híbridos de bruja blanca, creó un poderoso veneno para controlar a cada híbrido que estaba bajo su poder, mató gente inocente incluyendo a niños, y además... intentó matar a David de bebé utilizando al Padre Eliana.—Ya no podía seguir escuchando. Oír que mi hermano volvió a sus viejos hábitos me hizo darme cuenta de que jamás debí de haberle rogado a Eliana que no matara a Stefan. Fui una estúpida al pensar que un fuerte castigo era suficiente para hacer entrar en razón a Stefan. ¡No debí!

—¡Por la Diosa Luna! ¡Fui una imbécil!—Me dejé caer al suelo de rodillas golpeando el suelo de cemento.—¡¿En qué diablos estaba pensando?!

—Grace; cálmate. Tú sólo querías que Stefan viviera porque te preocupas por él porque es nuestro hermano. Pero sin embargo... tus buenas intenciones no fueron apreciadas por él y por eso es que está donde está por sus acciones y nada más. Tú no lo empujaste hacer lo que hizo, y mucho menos le apuntaste con una pistola para que lo hiciera.—Me sujetó de ambos brazos.—Así que deja de culparte por eso, nadie te juzgó por pedirle a Eliana que no matara a nuestro hermano. ¿Entendiste?—Asentí y me arrojé a llorar en los brazos de mi hermano.

Me arrepentí tanto de haber intervenido en el destino de Stefan. Por mi culpa... la hija de Eliana fue secuestrada y quién sabe cuánto mal le hicieron pasar a esa pobre muchacha. Ruego a la Diosa Luna porque mis acciones y decisiones de aquel entonces sean perdonadas...

(***)

ASHTON

—¿Qué dijiste Elizabeth?—Pregunté entrando a la oficina de Max, quien estaba hablando con Elizabeth sobre Stefan, de quien no se tenía noticia alguna desde que Stefan escapó del Castillo de los Night Hunter's.

Veía la expresión de sorpresa en el rostro de Elizabeth, quien era idéntica a su Madre Sofía a excepción de los ojos ya que estos eran azules. Mi Mate no supo qué decir al verme, estaba llorando las lágrimas empapaban sus tiernas y rosadas mejillas que tanto me gustaba pellizcar de en vez en cuando. Ella vestía su traje de cazadora oscuro de mangas cortas y con botas estilo militar oscuras y su cabello estaba atado en una coleta de caballo bien ejecutada dejando ver su delicado rostro y cuello.

—Repítelo Elizabeth, por favor dime que oí mal. Por favor...

Negó con la cabeza y se cruzó de brazos mirando al suelo sin saber qué decir.

—L-Lo siento...— Dejó de cruzar los brazos cuando la abracé con fuerza.—L-Lo siento tanto...

—Los dejaré solos...—Max salió de su oficina y nos dejó solos.

Me solté a llorar, no podía creer que mi hermano debía morir y eso era peor que recibir un disparo en el hombro. Dolía como el mismo puto infierno que estaba viviendo en aquel momento.

—¡¡¡Ah!!!—Grité. Y Sofía se sobresaltó pero no me soltó por nada del mundo, al contrario me abrazó con más fuerza y ella también lloró conmigo. Nos dejamos caer al suelo mientras ambos lloramos.

—No sabes cuánto lo siento...—Me dijo ella al oído con la voz ronca.

—No me pidas perdón... nadie tiene la culpa... aquí Stefan es el culpable de todo lo que ha pasado.

Nos quedamos así un tiempo hasta que finalmente nos levantamos y salimos de allí sin decir nada, nadie preguntó nada y simplemente nos fuimos a otra parte sin nadie que nos molestara.

(***)

ADAM

Grace había llorado tanto que después de un rato se quedó dormida en mis brazos, la llevé a su habitación y la dejé descansar. Era muy duro de afrontar lo que estaba pasando pero... era inevitable, nadie podía hacer nada para evitar que esta vez Stefan fuera ejecutado, una vez se salió vivo de esto, una segunda vez era poco probable. No deseaba de Stefan muriese pero... el saber que... por su culpa mucha gente murió siendo envenenada por un veneno que quién sabe de qué tipo era. Sin embargo... no podía evitar sentirme triste, es mi hermano y lo quiero. No sé qué fue lo que lo cambió para llegar a tal punto en el que... tantas gente fuera asesinada, secuestrada y torturada.

Sólo rogaba a la Diosa Luna que sin importar qué... nos permitiese ver nuevamente a Stefan antes de que... fuera ejecutado.

(***)

STEFAN

Apenas podía estar de pie, había recibido alrededor de 100 latigazos y 50 quemaduras en las palmas de las manos con nitrato de plata que casi me las destruye, quien hizo aquel acto de horror había sido un hombre con una enorme toga negra encima y con una capucha puesta que ocultaba su rostro. Después de haber recibido cientos latigazos, no habían pasado ni un minuto cuando dos hombres con toga negra me sujetaron de ambos brazos dejando las palmas de mis manos expuestas y apareció un tercer hombre que traía consigo un frasco de vidrio oscuro y al ver el nombre de la etiqueta supe lo que era, intenté en toda medida posible no ser víctima de dicha sustancia pero fue inútil.

Cuando menos lo esperé vertieron el nitrato como si fuera agua sobre mis manos, aquel líquido literalmente me quemó, salía humo de mis manos, gritaba desesperadamente buscando la manera de soltarme y meter las manos en agua fría pero... no sirvió de nada y me mantuvieron así lo que me parecieron ser horas pero sólo fueron unos cuantos segundos. Y siguieron así hasta que finalmente me dejaron en paz y aquellos hombres encapuchados se esfumaron burlándose de mí. Me levanté del suelo con las manos con la piel y carne cayéndose a pedazos, dolió mucho, ardía con cada movimiento que hacía, la sangre quedaba restregaba sobre el suelo y goteaba como un grifo. Mi cuerpo temblaba al verse obligado a levantarse, mis brazos temblaban como gelatina ante el esfuerzo de querer levantarme, respiraba de manera profusa tratando de no emitir un grito por el dolor que estaba sintiendo.

Cuando logré levantarme vi a lo lejos a una figura acercándose creí que eran otra vez uno de los encapuchados que buscaba torturarme una vez más. Pero... conforme se fue acercando la figura me di cuenta de que no era ninguno de los encapuchados, era una mujer más bien y aquella mujer era...

—¿Cristina?—Dije sin poder creerlo.

—Hola Stefan.—Se quitó la capucha que tenía puesta sobre su cabeza.

La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora