TRES MESES DESPUÉS...
Tres meses después de la muerte de Stefan. Adam y yo ya nos habíamos ido de Alemania. Tres meses de tortura en los cuales he tenido que hacer más de un esfuerzo por no derrumbarme a llorar de la desesperación.
Pero más de una vez me rompí a llorar y mi consciencia me hacia sentir más miserable de lo que ya me sentía. Sin embargo... debía seguir adelante y fingir ser fuerte hasta que yo misma me lo creyera.
Aunque...
Llorar no servía de nada, pero... no tenía más nada.
Llegué a un punto en que... empecé a drogarme y tener sexo con hombres distintos e incluso uno de ellos se enamoró de mí pero... yo no deseaba tener una relación con nadie.
Yo solo buscaba tener sexo y drogarme. Nada más.
El pobre hombre fue persistente hasta el punto en que... me di cuenta de él era mi Alma gemela... un licántropo el Alpha de la Manada Sangre Pura... la Manada más grande y peligrosa del Mundo sobrenatural. Y ese hombre se llamaba Alec Goldberg.
Desde ese día... dejé de drogarme y me dediqué a huir de él. Sin embargo; mis hermanos me decían que me diera la oportunidad de amar y que dejara atrás la culpa, pero... no se trataba de culpas sino más bien de... no querer estar con alguien por ahora.
Aunque ese infeliz no me ha dejado en paz, desde hace tres meses. Y claro que no lo hará a menos de que admita que soy suya, cosa que no va a ocurrir.
Mientras tanto estaba practicando con mis cuchillas cuando sentí la presencia de ese imbécil. Miré hacia atrás y efectivamente estaba ahí mirando.
—Al fin te encontré...— Maldije por dentro y lo miré.
Era en extremo guapo y sumamente sexy, con sonrisa arrogante y perfecta. Su cabello era negro azabache y corto, sus ojos eran grandes y azules como el mar, sus cejas eran gruesas oscuras y perfectas. La forma de su rostro era cuadrada y perfecta, su piel ligeramente bronceada y además tenía un lindo trasero y bíceps. Tenía que admitirlo. Además era más alto que yo casi un metro noventa diría yo.
Me miró sin disimulo alguno, sobretodo porque llevaba puesto unos pantalones cortos de ejercicio color negro, y una blusa holgada color blanco para ejercitar y debajo de esta llevaba puesto un sostén deportivo color negro. Y por supuesto que estaba descalza solo llevaba puestos mis calcetines que eran negros y ligeros. Mi cabello estaba atado en una coleta de caballo un poco suelta.
—¿Qué quieres Alec?—Se sonrió tocándose la nariz con el pulgar. Suspiró y dijo:
—¿Tú que crees que quiero Grace...?
Caminó hacia a mí, me tomó de la cintura atrayendome hacia él.
Lo tuve frente a frente, estaba nerviosa y ansiosa. Nunca me había sentido así con alguien y ahora...
Me estaba pasando esto y no podía evitar sentirme bien y al mismo tiempo deseada y por una vez en mi vida pensé en que tal vez no haría daño comenzar de nuevo.
—¿Qué? ¿Quieres sólo sexo o estar conmigo de por vida?—Se rió y no me pareció gracioso en absoluto.
—¿Qué pasa sí te digo que quiero ambos?— Esta vez yo me reí y le hice otra pregunta.
—De acuerdo... entonces dime, ¿Quieres estar con alguien que es conocida por ser hermana de un asesino que es muy conocido en el mundo sobrenatural?—
¡Di justo en el blanco!
Pensé que me lo quitaría de encima pero no fue así, y entonces sujetó con más fuerza mi cintura y acercó sus labios al oído para decir:
—No me importa en absoluto. Tú eres MÍA y de nadie más.—Me solté de su agarre y antes de correr dije:
—Sea como sea... yo no te convengo. Además... el hecho de haber acostado contigo... fue simplemente sexo y nada más.—Me agarró del brazo y me tomó de la cabeza y me besó.
Quise apartarlo pero no pude y al final terminé sucumbiendo al deseo de sentir sus labios sobre míos, sus manos acariciando mi pelo suelto ya que me había quitado la liga para el cabello, sus manos fuertes, cálidas y puras acariciando cada parte de mi cintura y espalda.
Después de unos minutos nos separamos un momento y dijo:
—¿Quieres ser la Luna de mi Manada?—Lo pensé un momento y al final acepté.
Ya era hora de que dejara el pasado atrás y sobretodo dejar el atrás el recuerdo amargo de mi hermano en el pasado.
Pero el recuerdo de Stefan prevalecerá en mi mente hasta el día en que la diosa Luna decida que me vaya a su paraíso. Hasta la eternidad...
Ya era hora de comenzar de nuevo...
(***)
NARRADOR OMNISCIENTE
Finalmente reinaba la paz sobre aquellos que alguna vez fueron víctimas de la crueldad de otros, una nueva era estaba por comenzar y nada ni nadie iba a permitir que algo o alguien intentara destruirla.
Aquellos que tenían que dejar el pasado y seguir adelante, ahora caminan de la mano a lado de aquellos que aman. Mientras que otros murieron sin saber que el bien iba a prevalecer, y por último y no menos importante... aquellos que murieron bajo su propia mano vivirían dentro de las memorias de aquellos que los amaban de manera incondicional, que los apreciaban y jamás dejaron que su recuerdo quedara en el olvido...
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La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...
WerewolfHabían pasado diecinueve años desde aquel día que fue maldecido a vagar por el mundo como un alma en pena en busca de su alma gemela que nunca llegó. Había vagado por tantos países que ya había perdido la cuenta de cuántos había pisado, sentía que s...