Capítulo 3 "El Dolor De Una Madre"

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NARRADOR OMNISCIENTE

Había pasado tan sólo una semana desde que se llevaron a su hija, estaba triste, deprimida, impotente... no pudo hacer nada por evitar que esos malditos se llevaran a su hija, sus amigos no pudieron ayudarla habían sido emboscados en el momento en que intentaron auxiliarla.

Mientras que su esposo quedó mal herido y estaba en cama recuperándose de la pelea en la que defendió literalmente con garras y dientes a hija y esposa. Pero no fue suficiente y eso provocó que perdiera la pelea y saliera herido.

Eliana parecía un alma en pena caminando por los corredores de su casa, miraba a su alrededor y todo le recordaba a su hija, desde la vez que pintó las paredes con crayones, hasta una ocasión en la que iba corriendo por el lugar huyendo de su Padre porque le había dibujado con un marcador de color negro cosas en la cara.

Su ropa era un desastre, el pantalón que traía puesto que era negro estaba sucio de tierra y sangre, su blusa azul eléctrico estaba salpicada en sangre de los Cazadores que la enfrentaron y que terminaron muertos bajo su mano, sus botas color café claro también tenían sangre en ella y su cabello estaba despeinado y enredado.

Ella comenzó a llorar frenéticamente, se dejó caer al suelo, se derrumbó de la tristeza e impotencia que sentía al recordar que no pudo hacer nada por rescatar a su hija de las manos de esos malditos.

En ese momento ella no entendía por qué habían secuestrado a su hija... era tan sólo una niña de seis años que no tenía culpa alguna, era una niña inocente que no tenía nada que ver con lo que sea que... la consideraban culpable.

Miró hacia el techo y cerró los ojos impotente, las lágrimas que salían de sus ojos provocaban que estos ardieran de la impotencia que sentía. Oyó pasos y miró hacia el frente era su hijo mayor, el único que se salvó de ser secuestrado.

Su hijo era el vivo retrato de su esposo, tenía el mismo cabello y rasgos, además de sus gestos, a excepción de los ojos ya que había sacado los ojos de ella. Llevaba puesto un pantalón de mezclilla y una playera de mangas largas color gris y tenis del mismo color.

Vio a su Madre llorando y nunca la había visto llorar de esa manera, se sintió mal de no haber podido ayudar pero su Padre le había ordenado quedarse en la cabaña y que no saliera por nada. Pero él quería ayudar pero no lo tenía permitido porque había dos guardias cuidándolo y siendo un novato con la magia no podía ejecutar bien un simple hechizo.

Realmente se sentía mal por su Madre, pero no podía hacer nada más que... abrazarla y hacerle saber que él siempre estaría con ella sin importar qué. Y eso hizo, abrazó a su Madre y ella correspondió el abrazo.

—Gracias hijo, estoy bien.—Dijo su Madre abrazando con fuerza a su hijo de ocho años.

Rompieron el abrazo y Eliana se levanto del suelo con ayuda de su hijo, le tomó la mano y dijo:

—Vamos a ver a tu Papá, ¿De acuerdo?—El niño asintió y se fue con su Madre.

Eliana entró a la habitación en la que descansaba su esposo, el lugar olía a medicina y a desinfectante. Miró a su hijo y este parecía parecía preocupado pero Eliana sonrió tratando de ocultar su tristeza y preocupación a su hijo.

Al ver a su esposo... Eliana sintió como las piernas le temblaban y se le hacían agua, respiró profundo y fue con su hijo hacia la cama tratando de evitar que sus piernas la traicionaran y cayera al suelo de rodillas y llorar como había hecho hace un momento y peor aún frente de su hijo.

No quería que eso volviera a suceder y entonces se decidió a ser fuerte y no sólo por hijo, y esposo, sino también con la esperanza de recuperar a su hija lo más pronto posible.

No se iba a rendir por nada del mundo y sobretodo porque su esposo había despertado, al verlo despierto se sintió más segura y más fuerte, sabía que él haría hasta lo imposible por encontrar a su amada hija.

—¡Papá!—Exclamó el niño subiendo a la cama y abrazó a su Padre con fuerza, pero este lanzó un quejido de dolor.

—Hijo ten cuidado, tu Papá está herido.—Damon tenía dos costillas de la espalda fracturadas, una pierna fracturada en dos partes que por suerte no requirió ningún tipo de cirugía.

—No te preocupes... estoy bien.—Miró a su alrededor y no vio a su hija.—¿Dónde está Eliane?

Eliana se mordió el labio, lanzó un suspiro y simplemente lo dijo.

—Nuestra hija fue secuestrada en la emboscada, fui tras ella pero uno de los secuestradores me golpeó y me dejó inconsciente. No pude hacer nada, cuando desperté... habíamos regresado a Meissen.—Damon miró a su hijo, acarició su rostro y cabello con amor y cariño.

—David, por favor ve con Max. Necesito decirle algo a tu Madre, ¿De acuerdo?—El niño asintió en respuesta y se fue cerrando la puerta dela habitación.

—¡¿Quién carajos la secuestró?!—Exclamó haciendo que su esposa y Luna se sobresaltara.

—No lo sé... no les pude ver la cara, pero... vi el símbolo de sus armas y lo reconocí enseguida.—Dijo segura.

—¿Qué símbolo?

—El símbolo Nazi. El símbolo de los Cazadores Nazi.

Damon, frunció el ceño incrédulo entonces se incorporó sobre el respaldo de la cama sobre una almohada apoyando su espalda.

—No es posible... ¡Esa gente fue exterminada hace más de cincuenta años!—Gritó Damon furioso. Vio lágrimas caer de los ojos de su Luna y su enojo se disipó por el momento.

—Perdóname... no quise ponerme así.—Eliana se acercó a su esposo con una sonrisa triste, y se sentó a su lado.

—No te preocupes, lo único que me importa es recuperar a mi hija y hacerle la vida de esa gente un infierno.

—Eso dalo por hecho. Encontraré a nuestra hija, te lo prometo.—Tomó la mano de su esposa y esta se acercó a abrazarlo con cuidado.

Luego de unos minutos Eliana volvió a llorar y en ese momento sintió que no podía seguir viviendo pero tenía que hacerlo por su hijo y su hija a la cual recuperaría si duda alguna.

Damon la consoló hasta que se quedó dormida y juró que sin importar qué recuperaría a su hija, su luz y su niña de ojos cafés. Acarició el cabello de su esposa por un rato y miró hacia el techo rogando a la diosa Luna que le diera fuerzas para encontrar a su hija y que le diera a su esposa el coraje de seguir adelante.

Cerró los ojos un momento y escuchó claramente los pasos de su hijo, este abrió la puerta y al entrar vio a su Madre durmiendo profundamente. Damon le hizo una seña para que subiera a la cama y lo hizo.

Los dos se durmieron abrazando a Eliana y dándole consuelo, reconfortándola con su amor y cariño.

La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora