STEFAN
Miraba a mi alrededor preguntándome qué había pasado, qué sucedió antes de llegar a este extraño sitio que desconocía. Había tanta paz y tranquilidad que era algo anormal para mí e incluso hasta raro. La paz era algo que nunca pensé que sentiría, aunque tal vez la paz era algo que en algún momento iba a sentir o tal vez ese momento iba a llegar algún día.
Sin embargo; el hecho de haberme clavado esa daga de plata en mi pecho fue lo mejor que pude hacer cuando noté en los ojos de Grace que ella iba a matarme, dentro de mí quería que lo hiciera pero al mismo tiempo no quería que lo hiciera. Ella era muy joven y pequeña como para cargar con mi muerte, y no quería que... fuera como yo una asesina. Aquí el asesino era yo, no ella.
Por eso me suicidé, y en aquel momento cuando hice lo que hice recordé lo que me había dicho Cristina aquel día que Shawn le disparó. En ese momento las palabras de Cristina resonaron en mi cabeza.
"¡Veo tu destino! ¡Tu destino es morir bajo la mano de tu sangre...! ¡No podrás cambiarlo al menos de que muestres arrepentimiento alguno! ¡Ah!"
(***)
Sus palabras resonaron en mi cabeza cada maldito segundo de cada gramo que me quedaba de vida. Sin embargo; ver la expresión de horror y desesperación de Grace me hicieron darme cuenta de cuál era el significado de sus palabras.
Grace; debía matarme, era el destino de ella y mi destino era morir bajo sus manos, y estas se llenasen de mi sangre. Y para evitar que ella se llenase de sangre las manos, yo debía evitarlo sintiendo arrepentimiento, un verdadero arrepentimiento. Debía sentirlo, y realmente lo sentí. Evité que ella fuera como yo. Gracias a eso mi hermana no se volvió una asesina como yo. Alguien cruel y sin escrúpulos.
(***)
No sabía cuánto tiempo había pasado. Y todavía sentía mucha paz, entonces llegué a creer que finalmente había llegado mi momento de partir. Me preguntaba sí iba a ir al infierno o al paraíso de la diosa Luna. Pero ir al paraíso de la diosa Luna, era una posibilidad bastante nula. Era más factible que iría al infierno pero eso lo iba a saber dentro de poco.
Una luz se estaba haciendo presente, no me cegó, no me hizo querer huir de ella, sino más bien fui hacia ella y caminé directamente a la luz. Pronto oí risas de niños jugando, entre más caminaba más oía las risas, aquel sonido no era molesto sino más bien... era básicamente música para mis oídos.
Era una música que me producía paz, era una sensación extraña pero satisfactoria. Un peso sobre mis hombros se habia ido y mi consciencia estaba tranquila.
La tranquilidad era algo que nunca experimenté, ni siquiera cuando conocí a Eliana tuve esa tranquilidad, ella fue un respiro, un escape, con ella pude respirar y ser yo. Pero al mismo tiempo no era yo mismo, sino una versión inventada de algo que quería ser pero no podía serlo.
Realmente la amé, pero mi deseo de estar con ella por toda la eternidad no era tan fuerte. Y mucho menos persistente; no fui más fuerte ni mucho menos persistente. Sólo fui persistente a la hora de traicionar a la mujer que amé y que siempre amaré.
Y sí... me obsesioné con su propia hija desde que era una bebé recién nacida que apenas habia dado su primer respiro, su primer llanto. Hasta ese momento me di cuenta de que... no me había enamorado realmente de Eliane, sino más bien eso fue más que mi obsesión y deseo de venganza.
ESTÁS LEYENDO
La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...
WerewolfHabían pasado diecinueve años desde aquel día que fue maldecido a vagar por el mundo como un alma en pena en busca de su alma gemela que nunca llegó. Había vagado por tantos países que ya había perdido la cuenta de cuántos había pisado, sentía que s...