ELIANE
Abrí los ojos confundida, pensando en por qué estaba en la cama durmiendo en lugar de ir con Grace y Dakota al lugar de siempre que era el bosque, el único lugar donde un Cazador Nazi quisiera estar en medio de la noche, además nadie se enteraría de nuestra ausencia, sin embargo el único inconveniente sería... Klaus, pero... ese era un asunto que un poco de magia ayudaría a solucionarlo sin necesidad de hacer uso de la fuerza física. Aunque claro siempre existe la posibilidad de que una bruja con más experiencia se diese cuenta y revierta el hechizo sin ningún problema, y repito... si es que esa bruja tiene la experiencia y el ingenio de romper el hechizo de una niña de seis años. Sin tomar en cuenta cuán inteligentes podemos llegar a ser los niños, y que ningún adulto lo sepa. Eso era más que obvio, porque las posibilidades son infinitas pero muchas de ellas llegan a ser erróneas y sin sentido alguno, para un adulto que sabe de lo que habla.
Entonces miré la hora en el reloj de la pared de mi habitación y eran once treinta de la noche, apenas tenía para llegar porque debía ir hasta lo más profundo del bosque para no ser detectada. Me levanté de la cama con la mente clara y decidida a ir, pero en el momento en que puse un pie para abrir la puerta, escuché claramente los pasos de Klaus. No era posible porque él a esa hora debía estar planeando el siguiente secuestro de híbridos, ya que hacía falta personal y debía abastecer el Cuartel lo más pronto posible.
Y estaba segura de que él me involucraría sin importar la oposición de su superior a quien le tiene un profundo miedo así como también respeto, pero eso no importaba de todas maneras sabía que ya estaba lista para salir a cazar a licántropos adultos y brujas blancas muy poderosas, gracias al entrenamiento cruel y despiadado de Mary, desde el primer que la conocí.
Entonces esperé un poco y luego de unos minutos ya no oía los pasos de Klaus, pero no podía salir por la puerta y ya, tenía que pensar bien en cómo salir y fue ahí que tuve la idea de usar un hechizo sustituto que nuevamente gracias a idiota de Mary, aprendí sin problema luego de que llegara a mi entrenamiento tarde y ebria. Pero eso no era importante, lo importante era sacarle el hechizo y cómo ejecutarlo, ambas cosas fueron sencillas y lo logré luego de un par de intentos. Era divertido sacarle información a una bruja híbrida borracha.
De todas maneras nadie sabía eso y cuando Mary recuperó la sobriedad, me hizo jurar que nunca le diría a nadie que llegó ebria a entrenarme. Por supuesto que no dije nada, pero hubo alguien que se encargó de hacerlo por mí y sin tener la necesidad de hacerlo yo misma. Digamos que fue un soplón del Cuartel y esa persona, repito... no fui yo.
Como sea... hice el hechizo sustituto que consistía en tomar cualquier objeto y simplemente visualizar en que debía ser transformado ya fuera en una persona, un objeto, hasta un animal incluso. Pero en este caso fue un sustituto de mí misma. Así que tomé una almohada e hice el hechizo y casi de inmediato la almohada de transformó en mí, entonces acosté a la almohada convertida en mí en la cama e hice que se durmiera, la arropé y me fui sin dejar rastro alguno.
(***)
Me había tomado alrededor de veinte minutos llegar al lugar de encuentro pero afortunadamente Dakota y Grace venían tras mío, y no fui la única con problemas técnicos al momento de salir. Pero lo bueno es que ambos usaron el hechizo sustituto que les enseñé después de que Mary me "enseñara".
—¡No tienes idea, de lo complicado que fue escapar de Sean y Cristina!—Cristina era una vampiresa con un título de médica que en mí más sincera opinión debían retirarle por maldita y asesina, aunque ella lo niega.
—¡Ya lo sé! ¡Tuve que esperar... a que Klaus terminara de dar su estúpido paseo repentino!—Dije mientras nos desplazábamos por los árboles sintiendo el viento pegando directamente en nuestras caras y también tapando nuestros oídos algunas veces.
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La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...
WerewolfHabían pasado diecinueve años desde aquel día que fue maldecido a vagar por el mundo como un alma en pena en busca de su alma gemela que nunca llegó. Había vagado por tantos países que ya había perdido la cuenta de cuántos había pisado, sentía que s...