STEFAN
Había conseguido dar con ella, se dirigía a Paris, Francia. Tenía la sensación de que buscaba algo o alguien pero no podía ser impulsivo y dejar que huyese de mí, esa mujer era tan desconfiada que no podía dejar de sospechar que en algún momento ella se daría cuenta y huiría como siempre a otro país. Pero nada podía fallar, porque tenía todo cubierto y ella no podía huir, es más ella no tenía ni idea de que la estaba vigilando. La vi caminar por el aeropuerto con mucha tranquilidad cuando la vi entrar al baño de mujeres, mis hombres se quedaron al margen esperando a que saliera, pero no lo hacía hasta después de unos minutos en los que salió una mujer de cabello rubio largo y con flequillo, llevaba gafas enormes, además de que traía un conjunto de un pantalón de mezclilla negro roto de las rodillas y una blusa blanca sin tirantes y una chaqueta negra de cuero, y botas negras estilo militar. El mismo conjunto que Eliane pero no le di importancia al principio más sin embargo noté que traía un collar de rubí con una cadena de oro sencilla que colgaba de su cuello. Fue entonces que me di cuenta de que ella había desaparecido otra vez o había intercambiado lugar con alguien en contra de su voluntad usando un hechizo para controlar la mente, cualquiera de esas opciones era posible y no por algo esa niña recibía el título de la Maestra del arte del engaño.
Como sea; de todas formas no iba a escapar de mí, además que era demasiado ingenua la conocía y sabía cuál era su juego, entonces para ello había traído un haz bajo la manga, le hice una seña al pelirrojo que tenía a mi lado y este asintió, tomó su teléfono e hizo una llamada. Luego de unos segundos hubo respuesta y después cortaron la llamada, fue entonces que Shawn dijo:
—Ya está enterada, ¿ahora qué hacemos?—Preguntó.
—Esperar. Esperar a que ella misma caiga en el pozo que cavó huyendo de mí.
Shawn, se rió.
—Stefan... esa niña no es tan estúpida sabe que fuimos nosotros los que la llamamos.
—Tienes razón, pero... ella cree que eres Klaus y eso es una gran ventaja para nosotros.—Shawn estuvo de acuerdo.
Mientras tanto otro grupo de Cazadores estaba en el avión observando y vigilando a Eliane esperando a que aterrizara en Paris, para así concretar el plan y dar marcha al siguiente paso. Mi Ángel finalmente entendería que conmigo nadie juega, absolutamente nadie...
(***)
Eliane, llegó a París de eso estaba seguro pero no la veía por ningún lado y creía que todavía seguía disfrazada pero no podía percibir su olor ni siquiera los rastreadores podían olerla o ver a través de su hechizo, era como si la tierra misma se la hubiese tragado.
Pero minutos más tarde apareció caminando una mujer de cabello rubio y rizado a la altura de los hombros, ojos cafés, tez pálida, complexión delgada, estatura media. Vestía un suéter gris de cuello alto, jeans termicos y encima llevaba un abrigo negro con capucha y botas del mismo color y sobre el hombro llevaba una mochila puesta. No sabía por qué pero el andar de esa mujer me era muy familiar, sus pasos eran serenos y tranquilos, sonaban despreocupados y sin sentido alguno de preocupación, su postura era perfecta y sin nada que la perturbarse.
Incluso sus ojos me eran conocidos, tenían ese brillo extraño y sobresaliente, mostraban confianza y despreocupación pero había algo en ellos que me hacía dudar, que me hacía estremecer de una manera sin igual, aquellos ojos me eran familiares porque eran del mismo color, brillo y forma de los de ella. Eliana, su Madre. Sin embargo no quise ser precipitado y en cambio decidí esperar, ver qué pasaría y si valía la pena ejecutar el plan de una buena vez.
Pero en su lugar decidí esperar un poco y dejé a uno de mis cazadores en su lugar, pero antes dije:
—Si la pierdes de vista... te mataré...—Lo oí tragar saliva nervioso y asintió en respuesta.
Hice una seña al resto nos fuimos a esconder a otra parte, esperando a ver qué sucedía a continuación. Realmente deseaba que ella apareciera pero no lo hacía y comenzaba a desesperarme, esa niña no aparecía en ningún lado y eso me preocupaba.
Sólo veía pasar a esa mujer rubia, y miraba a todos lados con discreción me pareció raro pero no le di importancia, entonces ella después de unos minutos desapareció sin dejar rastro alguno. Entonces salí de mi escondite y fui hacía el cazador quien estaba demasiado sorprendido como para poder decir algo, así entré en su mente mirándolo a los ojos y cuando logré pasar la barrera de su mente fue que entendí por qué estaba tan nervioso y asustado, no era por el simple hecho de haber sido "advertido" por mí. Había algo que no podía ver en su mente, sus recuerdos habían sido prácticamente suprimidos por un poderoso hechizo que casi ninguna bruja blanca y oscura puede ejecutar, pero habían dos poderosas brujas que era lo suficientemente capaces de ejecutar este hechizo y eran Eliana y Eliane, por supuesto también Mary pero ella no era tan poderosa como lo son Eliana y Eliane.
Madre e hija igual de poderosas y hermosas... que irónico.
En fin eso no importaba de todas maneras, ese hechizo era demasiado poderoso para que una bruja blanca viniera y rompiera el hechizo era prácticamente imposible porque con la mente no se juega y puede llegar a ser destruida al ser tan frágil, entonces simplemente podía despertarlo de su trance y nada más. El resto dependía de él y de nadie más.
—¿Qué sucedió?—Preguntó confundido mirando a los demás en busca de una respuesta.
—Suprimieron tus recuerdos, no te preocupes logré despertarte pero tu mente no ha despertado del todo, y no puedo hacer nada para ayudarte, el resto depende de ti. Vámonos.—Él asintió y nos fuimos del lugar pero antes de irnos sentimos la presencia de un Alpha y entonces envié a cuatro Cazadores a que lo mataran y no dejaran rastro alguno.
Lo habían seguido y lo encontraron fácilmente. Ese Alpha ingenuo no tenía ni la más mínima idea de que nosotros controlábamos la ciudad, había ciertos rumores pero ninguno era concreto o fiable. Lo miraron como una presa más a la que debían y tenían que matar, nada más. Estaba fuera de discusión, su deber era matarlo y debía cumplirse dicho cometido.
No podía transformase ahí mismo porque eso era lo que ellos queríamos para hacer más fácil y sencillo nuestro trabajo.
En ese momento oí cómo mal dijo, por supuesto que poco me importaba, sin embargo él tenía una gran desventaja, había sido descubierto sin importar que se haya encargado de mantener oculta su esencia y olor a Alpha.
Pero antes de que alguien pudiera hacer el primer movimiento alguien más lo hizo y ese alguien fue una mujer de cabello rubio rizado con un abrigo negro con capucha encima, no había podido ver su rostro con claridad, sólo su pelo y sus ojos, esos ojos me eran muy conocidos e inclusive la mirada.
Aquella mujer dijo algo en francés que hizo que mis Cazadores se fueran presos del pánico. Luego de ello la rubia volteó hacia el Alpha, dio un chasquido y su apariencia cambió en un parpadeo. Era ella... esa rubia era ella, nadie más que ella.
—¿Qué diablos haces aquí?—Preguntó Eliane claramente sorprendida y a la vez muy molesta.
—¿Cómo supiste que estaba aquí?—Rodó los ojos.—Por tu estúpida marca en mi cuello fue que te pude sentir. Ahora responde mi pregunta.
—Vine por ti.
Arqueó una ceja y volvió a rodar los ojos con cierta irritabilidad en su mirada.
—No debes estar aquí, te matarán si te quedas.—Dijo muy seria manteniendo su misma expresión inicial.
—No tengo miedo, además no puedo irme con la preocupación de que algo te pase.
—Mira Dimitri... lo qué pasó en Vallentuna, no fue nada; además... soy capaz de cuidarme sola. No necesito tu protección, vete antes de que vengan más Cazadores y te usen como cebo.—Tomó su mano, antes de que pudiera protestar se teletransportaron a otra parte. Y entonces me digné a seguirlos.
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La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...
WerewolfHabían pasado diecinueve años desde aquel día que fue maldecido a vagar por el mundo como un alma en pena en busca de su alma gemela que nunca llegó. Había vagado por tantos países que ya había perdido la cuenta de cuántos había pisado, sentía que s...