A veces las grandes historias de amor terminan con finales feliz donde ambos protagonistas vencen al mal y el amor triunfa por sobre todas las cosas. Pero... hay ocasiones en las cuales ese final feliz nunca se logra y en cambio sólo quedan pedazos rotos de un amor que no pudo ser y que jamás podrá ser. Por ejemplo Romeo y Julieta, una historia de amor que nació de una manera única y hermosa, pero sin embargo ese amor por desgracia no tuvo un final feliz, así como yo y Claire. Ninguno de los dos tuvo su final feliz; ella murió y yo estoy a punto de irme con ella después de cumplir mi promesa.
Miré la herida en mi hombro y en verdad dolía como el mismo puto infierno en el que todavía seguía caminando y respirando, pero pronto ese sufrimiento acabaría y para cuando sucediera ya habría entregado los documentos a Eliane.
Apenas había llegado a Suecia cuando sentí que los malditos me estaban siguiendo, no tenía tiempo que perder tenía que encontrar a Eliane lo antes posible, lo único que sabía era que ella había viajado desde Suiza a Suecia para esconderse de su mate según tenía entendido aunque también tenía otro motivo por el cual había venido. Pero en fin, el punto es que finalmente había llegado a mi destino y mi misión estaba a punto de terminar.
Seguí caminando por la ciudad en la cual no había ni un sólo rastro de gente alrededor, ni siquiera un alma pasaba por ahí, el día era oscuro y nublado, era más que obvio que una fuerte tormenta se avecinaba, el aire era más pesado hasta un poco sofocante, no sabía si era debido a la fuerte pérdida de sangre que estaba teniendo no era notaria la pérdida debido al color de mi uniforme pero las palmas de mis manos estaban teñidas de mi propia sangre y de la niña de trece años que tuve que asesinar y ese fue mi último asesinato.
Seguí caminando un poco más por la ciudad, cuando vi a lo lejos la figura de una mujer de cabello oscuro y hermoso, llevaba puesto un abrigo oscuro y pantalones del mismo tono, botas de combate negras.
Entonces ella continuó caminando y por un momento pensé que se había olvidado que un Cazador Nazi la estaba siguiendo y que este estaba herido de gravedad por lo que su olfato podía percibir fácilmente.
Entonces se detuvo abruptamente y tomó una liga para el cabello y lo ató en una coleta de cabello, suspiró pesadamente mirando al suelo y después levantó la mirada observando hacia el frente.
—Sal de ahí...—
No pasaron ni dos segundos cuando dijo eso, cuando salí de mi escondiste.
—No vengo a pelear...—Dije poniendo una mano enfrente en señal de paz. Frunció el ceño y de la manga de su chaqueta salió una pequeña daga, que ocultó dentro de su manga. De ningún modo ella iba a confiar en lo que tenía para decirle.
—Entonces... ¿A qué vienes?—Preguntó con arrogancia.
De mi chaleco ajustado saqué el sobre castaño que estaba un poco arrugado y lo dejé caer al suelo, justo en medio de los dos, mantuve mi distancia y por supuesto que sabía que ella no iba a tomar dicho sobre hasta que le dijera qué había dentro de él.
—¿Qué hay adentro?—Señaló el sobre con la mirada.
—Lo que necesitas para destruir a la Asociación de Cazadores Nazi. Ahí está todo.
—¿Cómo sé que no es una trampa?—Preguntó todavía más desconfiada. Me reí con ironía y miré el amanecer con anhelo.
—Porque... ya estoy harto de vivir matando y secuestrando a Híbridos de bruja blanca... he cometido errores de los cuales no estoy orgulloso y de los cuales uno de ellos me quitó a mi Mate. Por ella es que estoy traicionando a la Asociación. Toma el sobre, por favor.
—¿Cómo se llamaba tu Mate?—Preguntó.
—Claire Winston.—Se tambaleó un poco de la sorpresa, abrió los ojos en grande y pude notar la expresión de sorpresa en su rostro.
—La encontré cuando éramos niños, juramos estar juntos por siempre pero... ella fue obligada a ir a una misión que le hizo perder la vida por salvarte a ti y a tus amigos. Pero antes de que ella muriera me dio el sobre y me dijo que te lo diera cuando vinieras a algún día a Estocolmo por respuestas.—Le insistí en tomar el sobre nuevamente y lo tomó con cierta cautela y desconfianza.
Lo guardó en su mochila y dijo:
—Gracias, te prometo que la vengaré. Cuídate...
—Harry Price. Ese ese mi nombre.—Dije con melancolía. Y fue lo último que dije, vi una luz acercándose hacia a mí, sentía tanta paz y tanta tranquilidad que... era una sensación extraña que nunca antes había sentido, mi cuerpo se sentía tan ligero sin ningún tipo de peso sobre mi que también era muy raro.
La herida en mi hombro aunque era un veneno mortal que se activaba cuando un Cazador Nazi traicionaba a la Asociación, ya no dolía más y luego de eso cerré los ojos y no supe más. Y lo último que escuché fue:
—Descansa en paz Harry Price. Prometo vengar a Claire.
—Gracias...—Dije.
Y fue entonces, vi a lo lejos la figura de una mujer era tan hermosa, sus ojos grises y grandes reflejaban compresión y ternura, ella sonreía con calidez, era tan blanca como la porcelana, delgada, su cabello era blanco y muy lacio, sobre su cabeza llevaba una tiara con enredaderas de plata trenzadas alrededor de su frente y medio tenía una media luna de oro blanco que unía la tiara de ambos extremos. Llevaba puesto un vestido blanco largo de la falda y era holgado de la cintura, las mangas del vestido eran largas y sueltas por debajo de sus hombros mostrándolos un poco.
Ella me miró y dijo:
—Ven conmigo, ella te está esperando.
Dudé al principio en irme con ella pero algo me hizo confiar y fui con ella, caminamos a la par hasta aquella luz blanca y al atravesarla vi a lo lejos la figura de una mujer de cabello rubio cenizo y rizado a la altura de la cintura, llevaba un vestido blanco como el de la mujer de cabellos blancos. Excepto que el largo de su vestido era corto a la altura de la rodilla, y sus pies estaban descalzos; ella volteó y cuando la vi, me quedé sin palabras. Ella sonrió y caminó hacia a mí, la mujer de cabellos blancos se había ido, ya no estaba y eso me preocupó pero al ver a la mujer de cabello rizado y sonrisa tierna me hizo tranquilizarme, era como si me hubiesen dado alguna especie de droga la cual hizo que mi deseo de huir fuera menos.
—¿Claire?—Ella se sonrió, y asintió con la cabeza. Tomó mi mano y me llevó con ella hacia un lugar que nunca antes había visto, era colorido y lleno de pastizales con flores de múltiples colores en todos lados, era muy hermoso, el cielo era claro y azul; no había ninguna nube en el cielo que indicase que fuera a llover.
Era el lugar perfecto para poder estar en paz y olvidar todo el sufrimiento del mundo físico. Cerré los ojos y la paz me invadió por completo.
—Nunca más estaremos separados, nunca...
La abracé y finalmente mi tormento había terminado.
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La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...
WerewolfHabían pasado diecinueve años desde aquel día que fue maldecido a vagar por el mundo como un alma en pena en busca de su alma gemela que nunca llegó. Había vagado por tantos países que ya había perdido la cuenta de cuántos había pisado, sentía que s...