Capítulo 30 "Sangre Y Muerte"

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STEFAN

Corría como un loco en compañía de otros Cazadores a auxiliar a Klaus y a los demás. Mi Ángel había escapado con sus amigos y desde hace más de una hora que no he sabido nada del pelirrojo y de mi Ángel. Rezaba porque ella estuviera bien que nada ni nadie le hubiese hecho daño, porque no iba a parar hasta matar con mis propias manos a quien se haya atrevido a tocarle un sólo cabello a mi Eliane.

Mary venía conmigo corriendo a la par, veía en su rostro que estaba preocupada y ansiosa por llegar, sabía que se trataba del pelirrojo; al igual que también sabía que esos dos tenían un romance, pero elegí no decir nada porque nadie escoge a sus almas gemelas, nadie, sólo la Diosa Luna puede hacer eso.

Seguimos corriendo, y mientras lo hacíamos, oía claramente como el pasto crujía ligeramente bajo nuestras pisadas, la adrenalina me invadió y aumenté la velocidad, sentía que algo no estaba bien y necesitaba llegar y verlo con mis propios ojos, no quería que nadie más me lo contara. Quería ser yo quien lo viera con estos dos ojos que pueden ver mejor las cosas que un humano común y corriente. O incluso mejor que un licántropo.

Entonces nos adentramos a lo más profundo del bosque y no pasó mucho tiempo cuando percibí el olor a sangre y muerte, ambos olores eran penetrantes, pero para un vampiro era el mejor olor del mundo, pero para mí era un martirio. Mi Ángel podía estar herida o incluso muerta. Debía llegar a ella y pronto.

Mary se detuvo y todos hicimos lo mismo, se dejó caer de rodillas y lanzó un grito desgarrador que me aturdió por un momento.

—¡Ahhhh!—Aquel grito hizo que todos estuvieran en alerta buscando a algún sobreviviente.

Buscamos por todos lados y nada, no había nadie con vida. Mary comenzó a desesperarse y a ponerse histérica, caminaba por todos lados buscando al pelirrojo pero no lograba encontrarlo, mientras que yo estaba desesperado por encontrar a Eliane. Sin embargo luego de unos minutos barrí todo el lugar y no había rastro alguno de Eliane.

Pero en cambio Mary no dejó de buscar a a Klaus, ni siquiera un sólo segundo, buscó en cada cadáver que había y ninguno era Klaus. La miré con la mirada ida y sus ojos estaban vidriosos, su labio inferior temblaba, ella quería llorar pero no se atrevía.

Entonces di la orden de que siguieran buscando más adelante y me quedé con Mary. No podía permitir que mi mejor Cazadora de Alto Nivel se quedara sola e intentara hacer una locura, si realmente el pelirrojo estaba vivo entonces él la buscaría sino pues... que la Diosa Luna lo reciba en su eterno paraíso.

Fui hacia la rubia, y cuando llegué a ella, la tomé del hombro y dije:

—Mary. Vámonos de aquí tenemos que seguir buscando a Eliane.

Ella volteó su cabeza para mirarme, sus ojos brillaban con ferocidad, su tristeza fue reemplazada por enojo.

—Acabo de enterarme de que mi Mate desapareció en medio de una absurda batalla sin sentido, corrí más de 30 kilómetros desesperada por llegar y salvar al amor de mi vida. Llego aquí y lo primero que veo son enormes charcos de sangre y montón de cadáveres por doquier, y Klaus no está entre ninguno de los Cadáveres, es más ni siquiera sé si él está vivo o muerto.—Respiró profundo y se levantó del suelo. No apartó su mirada de mí.—¿Y me pides que me vaya a seguir buscando a esa mocosa que escapó de ti por obvias razones que todos en el Cuartel conocemos y que no hace falta decirlo, y que además en lo único que piensas es en encontrar a esa niña que lo único que quiere es huir de ti lo más lejos posible y lo peor es que ella no te conoce, pero que aún así de odia? ¡Eso es Patético!—Gritó al final de la frase.

—¿Y sabes qué...? No cuentes conmigo.—Se dio la vuelta para irse, así que la sujeté del brazo.—¡Suéltame!—Exclamó tratando del soltarse.

—¿Qué crees qué haces? ¿No lo entiendes?—Me miró horrorizada y confundida.

—¿Qué? ¿Vas a obligarme a buscar a la mocosa usando ese estúpido veneno? ¿Enserio Stefan?, tú eres el que no entiende. Eliane, eligió otro camino y en ese camino ella es libre de ataduras, y lo mejor... sin ti en su vida. Te colaste en su vida a la fuerza cuando eso no debía pasar y de todas maneras fuiste testarudo, lograste lo que querías al principio, pero... ahora el destino se encargó de que esa niña fuese libre de tus asquerosas garras.—La solté y entonces la tomé del cuello y comencé a ejercer presión.

Ella empezó a toser y a forcejear, jadeaba y soltaba quejidos, luchaba por respirar pero no podía, la estrangulé un poco más y su cara se puso roja, luego de unos minutos se puso todavía más roja, pero aún así siguió peleando, entonces sin esperármelo me apuñaló. La solté y ella comenzó a toser tratando de respirar.

Apenas podía sostenerme y entonces ella se acercó a mí, me pateó e hizo que cayera al suelo, tomó mi cabello y tiró de él con fuerza, me obligó a mirarla.

Su mirada se tornó profunda y oscura. Levantó mi mentón con su mano libre y dijo:

—Te maldigo Stefan Wallace... Te maldigo por toda la eternidad...—Sus ojos se tornaron rojos y brillantes.—Entonces... mátame y terminemos con esto.—Ella se rió.

—No soy la persona indicada para matarte. Podrás morir cuando alguien de corazón puro y valiente tome cartas en el asunto, y esté dispuesto o dispuesta a matarte, pero sólo dependerá de ti.—Fruncí el ceño. No lo entendía.

—¿A qué te refieres?—Ella se rió como toda una bruja, tanto que hasta los mismos cielos rieron con ella disparando relámpagos.

—Me refiero a que sólo tú podrás decidir si él o ella te matarán, o en cambio... lo haces tú mismo. Así de sencillo. No digas nada, el momento llegará cuando tenga que llegar.—Me soltó bruscamente tirándome al suelo.

No dijo más nada y se fue, no la detuve, ni tampoco la maté, no valía la pena hacer eso; el veneno se iba a encargar de ella.

La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora