Capítulo 4 "Eres Un Arma..."

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DOS SEMANAS DESPUÉS
KLAUS

Dos semanas después de haber traído a Eliane con nosotros, ella mostró ser mejor combatiente de lo que parecía ser; era evidente que había recibido entrenamiento antes de unirse a los Cazadores Nazi. Era excepcional la manera en que aprendía, era... sorprendente de ver, esa niña de tan sólo seis años había cumplido con todas las expectativas y retos que le había impuesto.

Estaba seguro de que algún día sería una magnífica Cazadora, sería una de las más temidas y peligrosas en el mundo sobrenatural, pero sobretodo... la más sanguinaria y cruel.

E incluso ella podía ser hasta mejor que yo o que cualquier otro cazador que haya entrenado a lo largo de todos estos años. Hubo alguien a quien entrené de igual manera pero... ella se revelo y huyó siendo una niña, tenía ocho años y después de tantos años no he sabido de ella. Su nombre y rostro ya no los recordaba de la rabia e impotencia que sentí al verla huir de todo lo que por derecho iba a ser suyo.

Lo más extraño de todo era que Eliane... me recordaba a ella, cada vez que hacía un gesto o mirada en específico. No podía recordarla del todo pero sabía que sus ojos eran idénticos a los de Eliane. Era todo lo que recordaba.

En fin...

Caminaba por los enormes y espaciosos pasillos del Cuartel cuando veo a la pequeña Eliane caminando hacia la dirección contraria luciendo su nuevo uniforme de cazadora que era oscuro y en él tenía grabado el símbolo de los Nazi en el costado del hombro derecho.

Ella me vio y sonrió con cinismo, siguió su camino y después de eso la vi ir hacia afuera, no sabía qué iba hacer entonces la seguí con precaución pero ella se dio cuenta y me lanzó un hechizo de parálisis temporal, no podía voltear hacia atrás porque tenía paralizado el cuello y el resto de mi cuerpo.

Pero esa niña me dio la vuelta y vi como sonreía con un orgullo, una satisfacción que... hizo que sintiera ganas de ir tras ella y ahorcarla con mis propias manos y me sentí frustrado porque esa mocosa me tenía en sus manos, sabía que difícilmente ella me soltaría a menos de que el veneno le hiciese reacción y eso no pasaba.

Comencé a preguntarme por qué el veneno no estaba haciendo su trabajo y entonces antes de siquiera poder pensar en algo, la mocosa me liberó y recuperé la movilidad de mi cuerpo, pero en consecuencia se desmayó. Fui hacia ella porque sabía que si algo le pasaba Stefan me mataría sin dudarlo.

La sujeté en mis brazos y la cargué asegurándome de nadie nos viera, la llevé a su habitación y luego de unos minutos despertó. Parecía confundida, podía ver en sus grandes ojos que no sabía qué era lo que había ocurrido, ella me miró y arqueó una ceja con duda.

—¿Qué demonios me pasó?—Quiso levantarse, pero hice que se quedara en cama. Me miró con frialdad y se quedó en cama de mala gana.

—Quédate ahí, si algo te pasa habrá muertes. ¿Entendiste?—Ella rodó los ojos en respuesta, al parecer no le importaba nada de lo que le estaba diciendo y eso me hizo desesperar.

—¡Quédate ahí y no te muevas! ¡Cuando vuelva te quiero ver en la cama! ¡¿ENTENDISTE?!—Ella se sobresaltó y asintió en respuesta.

Salí de la habitación y cerré la puerta con llave como medida de seguridad para así evitar que la mocosa escapara, pero sabía que nada de eso la iba a detener y haría hasta lo imposible por escapar, entonces me apresuré e hice lo que tenía que hacer.

Luego de unos minutos regresé y la maldita puerta estaba abierta, solté una maldición y al entrar a la habitación vi a Stefan dentro de ella, pude notar que no estaba muy contento de ver que había dejado sola a la mocosa, afortunadamente ella estaba durmiendo debido a que había usado una parte significativa de su magia que provocó que su energía decayera y terminara por dormirse.

Salimos de la habitación dejando a la niña durmiendo y en ese momento cuando menos me lo esperé, Stefan me empujó hacia la pared tomándome del cuello asfixiándome, sus ojos brillaban con una furia incontrolable como un incendio dentro de ellos que estaba a punto de quemarme con su mirada.

—¡¿POR QUÉ DEJASTE SOLA A MI ÁNGEL?!—Exclamó furioso, realmente adoraba a esa niña; sabía que ella era especial pero... no entendía por qué era TAN especial para él.

—T-Tuve... que resolver u-unos asuntos-s.—Me golpeó la cabeza contra pared asfixiándome todavía más.

—E-Era... s-s... sobre el veneno... N-No está siendo... tan... efectivo en la niña...—Me soltó de golpe y sujetó del cuello del uniforme con ambas manos levantándome del suelo.

—¿Qué dices...?—Me miró todavía más furioso.—¡¿Cómo que el veneno no es tan efectivo?! ¡Tú mismo aseguraste que el veneno era 100% efectivo y ahora me dices que no es tanto! ¡Pues... INVESTÍGALO! Y no vuelvas hasta que obtengas una respuesta.—Me tiró al suelo enojado y fue directamente a la habitación de Eliane donde se encontraba todavía durmiendo y por suerte no despertó pese a los gritos de Stefan.

Me levanté del suelo con dificultad y fui en busca de respuestas, tenía que saber por qué el veneno no era tan efectivo en la niña y por qué en un principio el resultado fue excepcional. Dos semanas duró el efecto en ella y luego de eso comenzó a revelarse en mi contra.

(***)

Luego de un rato estando en el laboratorio y de leer un poco, finalmente pude encontrar la respuesta a esa gran incógnita sobre por qué esa mocosa era inmune al veneno, pero la realidad fue otra cosa... el veneno si había sido efectivo pero... el problema era que su sistema inmune era tan fuerte que ni siquiera podía hacerle cosquillas, siendo honesto esa niña no era para nada normal.

Su anatomía era tan compleja además de que su naturaleza híbrida, era todo un misterio en esa niña; ni siquiera los científicos a cargo del desarrollo del veneno podían entenderlo, entonces la única explicación que le podían dar era que esa niña era una en un millón de las pocas personas que sobrevivieron a la toxicidad del veneno.

Era increíble y nadie se lo hubiese imaginado.

Salí del laboratorio y vi a la mocosa afuera de este fulminándome con la mirada, esa niña en verdad que era un misterio y uno muy escalofriante. Ella sonrió con malicia, parecía un pequeño demonio salido del infierno.

Nunca creí que ese maldito veneno la volvería un demonio espeluznante y muy escalofriante, realmente ese veneno la volvió otra persona en más de una forma, sólo esperaba que nunca llegara el día en que el veneno saliera de su sistema, porque esa posibilidad era bastante grande y según los cálculos del laboratorio sería de aproximadamente del diez por ciento y era una cifra de la cual no habría de qué preocuparse pero para mí si era una preocupación.

Tenía la preocupación de que esa niña algún día nos traicionara y en consecuencia nos acabaría sin problema alguno. Pero aún así tenía la esperanza de que podía con ella y así evitar que nos llegara a traicionar.

Me fui caminando lejos de ella y fui directamente a ver a Stefan.

Pero antes de irme mire a esa niña y dije:

—Deja de sonreír así... sólo eres un arma...—Esa niña mantuvo su sonrisa y no dudó en responderme.

—Tú también eres un arma...—Se fue sin más qué decir y su figura se perdió entre los pasillos.

La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora