Capítulo 7 "Despierta Mi Ángel"

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STEFAN

Caminaba por los pasillos del Cuartel a mitad de la noche cuando escuché un golpe y supe exactamente de dónde provenía. Algo le había pasado a mí ángel, corrí a su habitación y al llegar la vi tirada en el suelo inconsciente, no había nadie con ella entonces escribí una nota mental para no olvidar golpear a Klaus después; mi Ángel me asustó al verla así, estaba muy pálida y no se veía nada bien, toqué su frente y me di cuenta de que tenía fiebre; no entendía cómo es que terminó inconsciente en el suelo y ahora tenía fiebre.

La levante del suelo y la cargué en mis brazos e inmediatamente la llevé a la enfermería, no quería que le pasara nada malo, no podía vivir sin ella, esa pequeña era lo único que me mantenía cuerdo cada día y cada noche de mi vida. No podía perderla.

Al llegar a la enfermería la doctora de ahí se sobresaltó al escucharme llegar, pero al ver a la niña no dijo nada y simplemente me indicó que la pusiera en una de las camillas, se sujetó su abundante cabello negro en una coleta e inmediatamente comenzó a revisar a Eliane y enseguida notó la fiebre.

—Tiene mucha fiebre, ¿cuánto tiempo lleva así?

—No lo sé, cuando llegué estaba en el suelo inconsciente y me di cuenta de que no se ve nada bien.—Le tomó la temperatura y abrió los ojos en grande.

—¡¿Qué pasa?!—Grité.

—Tiene 39 grados de temperatura, sino bajamos la fiebre... ella puede morir.

Las piernas me temblaban apena podía mantenerme de pie sin caerme al suelo de rodillas, mi Ángel no podía morir... simplemente no lo aceptaba, ella no debía morir, ese era mi único pensamiento.

—¿Hay algo que se pueda hacer?—Pregunté ocultando un sollozo.

La doctora lanzó un largo suspiro, miró a la niña y dijo:

—Es híbrida, ¿cierto?—Asentí. Comenzó a negar con la cabeza.—Ahora ya entendí todo.

—¿Qué cosa?

—Posiblemente su fiebre fue causada por el uso excesivo de sus poderes de bruja, además de que su parte licántropo está tratando de compensar la pérdida de energía. Pero su parte bruja al verse excedido provocó la fiebre como una forma de lidiar con el problema.

—¿Hay algo que se pueda hacer?—Pregunté nuevamente.

—Lo único que se puede hacer es tratar de bajar su fiebre con compresas frías y después le pondré una intravenosa con fluidos para evitar que se deshidrate.

—¿Y después? ¿Algún medicamento que se le pueda dar?

—Esperar... es lo único que se puede hacer. No le puedo dar medicamentos porque el veneno está recorriendo su sistema y si llega a recibir algún tipo de medicamento ella puede morir envenenada. Su cuerpo tiene que expulsar la fiebre por si sólo.

La doctora se retiró y me quedé con ella porque realmente no quería que nada malo le sucediera, no podía pensar en un mundo en el que ella no existiera.

Miré a mi ángel y ella comenzó a decir incoherencias entre dijo:

—Mamá... ven por mí... por favor, no me dejes...—Sentí un vuelco en el corazón pero no podía dejarla ir hasta que ella fuera todo lo que yo deseaba que fuera.

Acaricie su cabello suavemente y dije:

—Despierta mi ángel, no mueras por favor. Debes seguir viviendo.

Me quedé con ella hasta el amanecer cuidándola, no podía dejarla sola. Después de que ella se recuperara, hablaría con Klaus para saber qué demonios fue lo que sucedió y por qué Eliane estaba sola en su habitación inconsciente. Después de pensar en ello vi como Eliane se removió en la cama y vi algo extraño en su hombro, llamé a la doctora y enseguida la revisó.

—Tiene un hematoma. En pocas palabras es un moretón, al parecer alguien la tomó con brusquedad del hombro y ejerció presión sobre él lastimándola.—Cuando dijo eso sentí enormes deseos de golpear a Klaus, él no debía dejar que esta clase de cosas le sucedan a mi Ángel.

—¿Cómo está ahora?—La doctora tomó su temperatura un momento,—Bajó un sólo grado, todavía tiene fiebre. Esperemos que resista esta noche.—Lancé un largo suspiro, escuché la puerta abrirse y vi entrar a Klaus.

Lo saqué de la enfermería y lo golpeé con tanta fuerza que terminó por derrapar contra el suelo destruyéndolo. Quiso hablar pero no se lo permití.

—¡¡¿QUIÉN DIABLOS TE CREES PARA MALTRATAR A MI ÁNGEL?!! ¡¡¿EH?!! ¡¡RESPONDE!!—No dijo nada, mantuvo la mirada en el suelo, no se atrevió a mirarme.

Estiré mi brazo y lo tomé del cuello ahorcándolo con mis propias manos, me hervía la sangre del coraje al saber que aquel moretón en el cuerpo de Eliane había sido provocado por Klaus, sabía que ese maldito tenía fama de hacer eso pero... nunca pensé que tuviera los huevos para hacerle eso a una niña.

Klaus me miró enojado y respondió:

—Esa niña... destruyó una pared y debía ser reparada por ella, pero se rehusó y tuve que disciplinarla. Esa mocosa necesita disciplina y yo soy en único que puede impartírsela y hacerle ver quién manda. Se lo merecía.—Cuando dijo eso no dudé en golpearlo con mi puño en la cara.

—¡¡¿Se lo merecía?!! ¡¡¡¿ESO ESTÁS DICIENDO?!!! ¡¡TIENE SEIS AÑOS!!—Lo seguí golpeando hasta que quedó inconsciente y cubierto de sangre y moretones en la cara.

Miré mis nudillos y estos estaban cubiertos de sangre, en eso salió la doctora y esta se sorprendió pero no dijo nada, simplemente le pidió a alguien que cargara a Klaus y lo llevaran a la enfermería pero a la habitación continua.

Fui a ver a mi Ángel y seguía estando inconsciente, toqué su frente y seguía teniendo fiebre pero por lo menos su semblante mejoró un poco, era señal de que estaba mejorando.

—Mi Ángel... recupérate pronto, necesito que estés bien...—Acaricié su cabello e hice aún lado su flequillo, lucía tan linda con flequillo que no pude evitar seguir tocándolo.

Después de unos minutos me fui tenía que ajustar cuentas con Klaus y darle una buena lección sobre quién manda en cada decisión y acción sobre mi Ángel. Sólo yo podía tomar esas decisiones, ella era muy preciada para mí y nada ni nadie la lastimaría, quien lo intentara moriría en el intento.

(***)

Luego de unos minutos caminando por los pasillos vi a Klaus a lo lejos, intentó huir pero haciendo uso de mis poderes lo atraje, lo miré a los ojos e hice que se paralizara de manera temporal claro.

Su rostro se tornó más pálido de lo que era, ese bastardo estaba asustado pero lo que él no sabía era que le haría pasar un infierno, peor del que ya estaba viviendo en ese momento. Lo tenía en mis manos, sabía que debía sufrir por maltratar a mi Ángel.

Lo tomé del cuello y comencé a asfixiarlo con una mano, él trataba de respirar pero no podía, sus ojos se tornaron a manera de súplica y ruego, pero eso no iba a funcionar. Su rostro aún seguía inflamado y con varias heridas de en él pero sanaría rápido sin duda.

—S-Suéltame... Stefan-n... n-no puedo respirar...

—Maldito bastardo... mereces morir, pero... eres el único que puede entrenar a mi Ángel. Te dejaré vivir por ahora, pero... si vuelves a maltratarla... te mataré con mis propias manos y no quedará nada de ti.—Lo solté tirándolo al suelo y fue ahí que el bastardo pudo respirar con normalidad, comenzó a toser pero estaba vivo.

Me fui de ahí y seguí mi camino en dirección a ver nuevamente a mi Ángel, no quería separarme de ella por nada del mundo. Esa pequeña se volvió una parte de mi razón de existir y no podía vivir sin ella.

La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora