Capítulo 39 "Un Año Después..."

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UN AÑO DESPUÉS...

DAMON

Un año transcurrió, mi hija estaba devuelta con nosotros, creí firmemente que nuestras vidas serían normales pero no fue así. Eliane había estado bien por un año, había regresado a la escuela estaba cursando su quinto año de primaria con sus compañeros que al verla nuevamente no dudaron en preguntarle dónde había estado pero ella jamás respondió y nunca habló sobre lo que vivió con los Cazadores Nazi.

Jamás nos atrevimos a preguntarle y mucho menos a sus amigos que se adaptaron bastante bien a vivir en la Manada. Incluso ese niño Dakota me había pedido que lo ayudara a buscar a su hermana menor Gabriella y claro que acepté, pero no fue fácil y luego de que pasaron seis meses dimos con ella.

Aquel encuentro fue muy emotivo, ambos hermanos se abrazaron y comenzaron a llorar, ver aquella escena me hizo pensar en cuando volví a ver a mi hija, quise abrazarla, consolarla pero... al verla en aquel estado en que se encontraba me hizo dudar y sobretodo porque se había puesto muy agresiva con Eliana.

Traté de muchas maneras de acercarme a Eliane, pero nada funcionó. Ni siquiera Eliana lo había logrado, David había tratado pero su hermana siempre lo echaba a patadas de su habitación, hasta el punto en el que no dejaba que nadie entrara a su habitación excepto sus amigos que eran los únicos en los que ella confiaba.

Afortunadamente Max había venido de visita hace un año, y logró que mi hija comenzara a confiar en lo que había a su alrededor, en nosotros, en la gente cercana a ella y como resultado Eliane volvió a sonreír, a reír, volvió a ser la misma niña que conocía antes del secuestro.

Pero sin embargo... pasó un año y Eliane cambió, comenzó a escaparse otra vez, volvía hasta después de tres o cuatro días o incluso hasta una semana. Mi esposa estuvo al borde la locura muchas veces por todas las ocasiones en las que Eliane escapaba de casa a quién sabe dónde.

Max había hecho todo lo posible por ayudar a encontrar a Eliane pero cada vez que ella escapaba era un más complicado dar con su paradero. Hasta llegó a un punto en el que ya ni siquiera la buscábamos como locos, porque todos ya conocíamos su rutina. Ella escapaba regresaba luego de una semana, algunas veces ilesa y otras malherida.

Una vez llegó a casa luego de haber escapado por cuatro días, su rostro y cabello estaban llenos de sangre y sudor, tenía la mirada ida y distante, no decía nada ni miraba a nadie, por más que le preguntamos ella jamás respondió nuestras preguntas pero con el tiempo obtuvimos algunas respuestas por parte de gente que provenía de clanes de vampiros, manadas de lobos e incluso hasta de tribus de brujas que venían a la Manada a hablar conmigo y hacerme saber que Eliane había herido o golpeado a alguien.

Hasta incluso llegó a destruir la mitad del territorio de un clan de vampiros, ella sola con tan sólo diez años y podía provocar grandes desastres, había veces en la que no reconocía a mi propia hija, a veces se me pasaba por la mente la idea de que mi hija adorada era un monstruo.

Eliana no quería seguir escuchando los rumores y quejas del mundo sobre Eliane, tenía el corazón y el alma hechos pedazos, no había forma de seguir negando que nuestra hija era un monstruo que fue forjado por los Cazadores Nazi, para hacer el mal y dañar a otros.

Estaba en mi estudio lidiando con tantos documentos y con los problemas que Eliane provocaba, que hizo que lanzara un largo y pesado suspiro. Me dejé caer sobre el respaldo de mi silla de escritorio de piel negra, mirando al techo tratando de pensar en una solución para la situación de Eliane.

Mientras pensaba en eso vi una sombra adentrándose al estudio y miré para ver quién estaba ahí, entonces la sombre entró por completo y era nada más que David.

—Hijo, ¿qué haces despierto?—Se frotó el ojo con el puño y lanzó un bostezo.

—Fui a ver a Eliane, y me gritó me largara.—Respondió.—¿Por qué fuiste a verla?—Le pregunté, haciéndole un ademán para que se acercara y pude ver claramente que llevaba puesta una pijama de los Power Rangers Samurai color gris.

Se sentó en mis piernas y lo abracé.

—La oí gritar y fui a verla, pero cuando entré a su habitación noté que estaba en el suelo llorando y retorciéndose. No dejó que me acercara a ella y me gritó: ¡LÁRGATE! No quería dejarla pero me sacó de su habitación con un hechizo y se encerró en la habitación.—Me contó.—¿Por qué se puso así?—Al oír la pregunta de David pronto recordé lo que Eliana me había dicho sobre el veneno que controlaba a nuestra hija.

—¿Papá?—Me habló David.—¿Estás bien?—Lo miré y asentí. No se mostró muy convencido pero fue suficiente como para lograr que se fuera a dormir.

Luego de insistirle un poco cedió y se fue con la petición de que no volviera a entrar al cuarto de su hermana en la noche.

Después de un rato me fui a dormir pensando en lo que me había dicho David.

(***)

ELIANE

Estaba en la oscuridad de mi habitación soportando el maldito dolor del veneno que me estaba carcomiendo por dentro, me dolía y al mismo tiempo ardía como el mismo infierno. Incluso en un momento de desesperación pensé en suicidarme pero no pude hacerlo porque debía cumplir mi promesa con Claire.

Aunque había veces en las que el veneno podía más que mi voluntad y me escapaba de casa a ir con ellos y saciar mi sed de ver sangre y dolor ajeno. Cuando terminaban dichos episodios volvía a casa con la ropa ensangrentada y mi rostro por igual, cubierto de sangre.

Ni siquiera me daba cuenta hasta que percibía el olor y lo mojado de la sangre, incluso en todas esas veces creía que finalmente alguien me había dado mi merecido por haber matado algún amigo o familiar suyo, pero no era así. Nadie lograba vengar la muerte de sus seres amados matándome, porque yo los terminaba matando sin tan siquiera pensarlo un poco.

Nada podía detenerme, ni siquiera yo misma podía hacerlo porque mi mente controlaba todo y si yo intentaba ir en contra de ello, entonces el veneno actuaba como un mecanismo de defensa provocando que tuviese dolores de pecho constantes y dificultad para respirar algunas veces, sin embargo lograba un cierto equilibrio con mi cuerpo y mente para lograr manejar el dolor.

Entonces traté de levantarme del suelo pero oí entrar a alguien y caí en el suelo otra vez, vi la sombra de alguien y era David, quien al verme quiso ayudarme pero no se lo permití y en cambió le grité que se largara no quería que viera como su hermana se convertía en un monstruo.

—¡LÁRGATE!—Le grité y se fue con la cola entre las patas después de lanzarle un hechizo.

La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora