ELIANA
Faltaba poco para llegar a los Alpes, Suiza, faltaba poco para encontrar a mi hija, estaba emocionada pero a la vez nerviosa, emocionada porque tendría devuelta a mi hija pero nerviosa porque no sabía si ella me recordaría o me reconocería, habían pasado tres años pero aún así los niños podían recordar u olvidar cosas. Creía que hija no me reconocería pero mi corazón de Madre me decía que no me preocupara tanto que mi niña me reconocería sin importar qué.
Sentí la mano de Damon sobre la mía, sonreí y él me devolvió la sonrisa, volvió la vista al camino mientras conducía. Respiré profundo tratando de controlarme pero me era imposible necesitaba llegar rápido y ver a mi hija, pero debía ser paciente por más desesperada que estuviera, debía tener paciencia.
Pero tener a un hijo de 11 años que llama todo el tiempo para preguntar si habíamos llegado a los Alpes, era en verdad estresante. Entonces mi teléfono sonó otra vez y pensé que era David otra vez para preguntar, vi el verificador de llamadas en la pantalla y era Sofía.
Le contesté.
—"Hola, ¿les falta mucho?"
—Nos faltan 5 kilómetros más, ¿Qué pasa?—Hubo un silencio mortal, que duró unos segundos pero para mí fueron eternos.
—"Eliana, nosotros acabamos de llegar y...
—¡¿Y qué?!—Grité.
—Cálmate Eliana, ponla en altavoz.—Puse en altavoz a Sofía.
—Sofía estás en altavoz.
—Ok, te decía que no hay alguno rastro de Eliane, sólo hay sangre por todos lados, incluso hay cadáveres pero ninguno concuerda con la descripción de Eliane. Seguiremos buscando.
—Está bien, estamos en contacto. Adiós.—Dijo Damon.—Adiós.—Respondí.
—Adiós.—Colgué y lancé un largo suspiro dejando el teléfono sobre mi pierna. Damon puso su mano sobre mi pierna y dijo:
—No te preocupes, ella va a parecer y estará bien.—Asentí rezando porque fuera cierto, soporté tres años de agonía y de dolor, ya no podía soportar más sorpresas. Ya no.
(***)
Después de un rato llegamos a los Alpes, Sofía salió y nos hizo señas para que nos acercáramos. Aparcamos la camioneta aún lado de la carretera y salimos del vehículo rápidamente.
Sofía caminó en dirección a nosotros y ella vestía su traje de cazadora que era negro y el chaleco sin mangas y ajustado en los lugares correctos, llevaba puestas botas de combate oscuras. Su cabello rubio cenizo estaba atado en una coleta de caballo muy bien ejecutada. Pese a que han pasado muchos años no ha cambiado, seguía siendo la misma joven que conocía desde hace 11 años, ese brillo en sus ojos verdes prominentes, su tez era tan blanca como siempre sin ninguna imperfección, cejas cafés, delgada, nariz pequeña, labios rosados, estatura media. Ella seguía siendo la misma físicamente.
Nos acercamos a Sofía y dije:
—Hola, ¿encontraron algo?
—Solo sangre y más cadáveres, además...—Antes de que Sofía continuara hablando Max, la llamó.
—¡Sofía!—Max gritó y fuimos corriendo siguiendo a Sofía y entonces al llegar al lugar, lo que vi me dejó sin palabras.
Había dentro de un charco de sangre una daga corta con un mango negro y la hoja era de plata, vi las iniciales de la daga y supe enseguida que era de Eliane.
—Mira Damon, es la daga de nuestra hija.—Se la mostré.—¿Estás segura?—Me preguntó.
—Por supuesto que sí, esto se lo regalé cuando cumplió seis años, una semana antes de su secuestro.—Damon asintió y me dejó sola para ir por Max y contarle.
—La vamos a encontrar, no lo dudes.—Me dijo Sofía, poniendo su mano sobre mi hombro. Asentí en respuesta, respiré profundo y miré la daga empapada en sangre rogando a la diosa Luna que mi hija estuviera bien.
Después de unos minutos alguien encontró algo y subimos corriendo a los vehículos para ir a ver la siguiente pista.
(***)
DOS HORAS DESPUÉS...
Dos horas después vi a lo lejos las figuras de unos niños sentados bajo la copa de un árbol, no lo dudé e hice que Damon detuviera la camioneta y lo hizo. Así que bajé de ella y corrí a toda velocidad hacia ese árbol, al llegar me detuve abruptamente y vi a dos niños con el cadáver de una niña de su misma edad, tenía ojos grandes pero estaban cerrados, sus pestañas eran rizadas y tupidas, sus cejas eran negras y marcadas, nariz pequeña y puntiaguda, tenía una mirada tierna y angelical, parecía ser una muñeca de porcelana, por su piel tan blanca y tersa.
Mientras que la pelirroja tenía el pelo rojo intenso y rizado hasta la espalda, ojos color ámbar grandes con pestañas pelirrojas, cejas cafés muy oscuras y delineadas, sus facciones eran lindas y un tanto delicadas, era pálida y demasiado diría yo. Vestía el uniforme de los Cazadores Nazi, que era oscuro y en el hombro derecho tenía bordado el símbolo Nazi. Y llevaba puestas botas de combate oscuras.
Y finalmente estaba el niño que era un caucásico de ojos verdes grandes, cejas negras y gruesas, complexión musculosa y era bastante para su edad, era alto, su cabello era negro muy corto, nariz romana perfecta para su rostro cuadrado, sus labios eran carnosos y rosados. Aquel niño también vestía el uniforme de los Cazadores Nazi y botas de combate.
Ambos niños me miraron desconfiados y estaban a punto de huir cuando Eliane salió de entre los arbustos con una daga en su antebrazo derecho.
Ella había crecido pero su tierna cara era la misma, pero su mirada era completamente diferente, era oscura, feroz y salvaje, sus ojos cafés carecían de ese brillo que tanto los caracterizaban, me miró muy seria y con intenciones de atacarme. Realmente creí que me atacaría y estaba preparada para detenerla.
Pero en cambio me ignoró y fue hacia los dos niños que estaban cuidando el cadáver, miré hacia atrás y no me había dado cuenta de que los tres estaban llenos de sangre y tierra de pies a cabeza.
La niña pelirroja me miraba con deseos de huir, mientras que el niño de pelo negro quería matarme con la mirada, pero en cambio Eliane permaneció neutra y tranquila, era como si no existiera para ella, es más hasta se sentó a lado de esos niños y permaneció callada. Quise acercarme pero Eliane tenía la daga aún presente y sus amigos no iban a dudar en atacarme.
Entonces minutos después llegó Damon con los demás y ahí fue que los tres niños comenzaron a alterarse, sobretodo Eliane. Ella fue la que más se alteró cuando levantaron el cadáver de la niña muerta, no dejaba de decir: "¡No se la lleven!, "¡No se la lleven!".
Así que me acerqué a ella con cautela y la abracé, no dejaba de retorcerse en mis brazos, lanzaba patadas y golpes al aire, no quería que la tocara, pero no tuve de otra porque debían llevarse el cadáver de la niña.
Mientras que a los otros dos niños también los cargaron y tampoco dejaban de retorcerse en los brazos de dos Night Hunter's que los estaban conteniendo.
Así que subimos a los tres niños a la camioneta conmigo y con Damon, para que viniesen más tranquilos los tres.
Durante el trayecto, sentí un gran alivio al ver que mi hija estaba sana y salva, sin embargo había algo en ella que me preocupaba y ese algo era su salud mental, y no solo de ella también la de sus amigos que por lo visto eran muy unidos.
Miré a Damon y él simplemente tomó mi mano para tranquilizarme, pero no sirvió de mucho. Estaba intranquila y tenía una muy buena razón para estarlo.
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La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...
WerewolfHabían pasado diecinueve años desde aquel día que fue maldecido a vagar por el mundo como un alma en pena en busca de su alma gemela que nunca llegó. Había vagado por tantos países que ya había perdido la cuenta de cuántos había pisado, sentía que s...