Capítulo 41 "Te Encontré..."

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MARY

Un año pasó y mi vida cambió bastante, tenía un hijo tres meses exactamente; llamado Mateo. Mi niño era tan parecido a su Padre, tenía su cabello rojo, sus facciones, pero él tenía mis ojos, sin embargo no podía negar que era hijo de Klaus. Había dejado atrás mi vida de Cazadora y comencé una nueva vida en Glasgow, Escocia. Me había costado trabajo conseguir un empleo estando embarazada y un techo para vivir pero finalmente lo había encontrado y trabajaba como secretaria de una terapeuta para niños y vivía en un departamento funcional de dos habitaciones y un baño. No quería que me encontrara Stefan, y sobretodo con un bebé que sólo me tenía a mí y a nadie más.

Klaus, había desaparecido no sabía nada de él desde que fue a esa maldita misión suicida impuesta por Stefan. Sabía que no era buena idea pero no pude refutar en contra de esa orden porque me hubiesen matado de haberlo hecho, así que no tuve más opción que acatar la orden de quedarme en el Cuartel hacer guardia. Sin embargo luego de un par de horas tuvimos que ir a rescatar a Klaus, pero fue demasiado tarde para cuando llegamos, sólo habían cadáveres por doquier y un penetrante olor a sangre que de solo pensarlo siento ganas de vomitar.

Realmente no me arrepentía de haberme ido, de haberlo hecho de lo contrario mi hijo sería el nuevo conejillo de indias de los Cazadores Nazi, sin duda alguna. Fue lo mejor que pude haber hecho por mí y mi hijo, y estaba segura de que Klaus hubiese querido lo mismo para mí y Mateo. Sólo deseaba que en donde quiera que estuviese, se encontrara bien y vivo.

Había agotado cada recurso que tenía como ExCazadora para encontrarlo pero después de seis meses me di por vencida y di por muerto a Klaus, no quería aceptarlo pero debía hacerlo. Mi hijo necesita a su Madre cuerda y fuerte ante todo, afortunadamente el veneno de mi cuerpo no había afectado a mi hijo en absoluto en cuanto a su desarrollo, eso me tranquilizó y mucho. Con ese maldito veneno uno nunca sabía lo que podía pasar, esa maldita sustancia era tan impredecible como la misma muerte.

Entonces mientras pensaba en todo eso, miré a mi pequeño hijo durmiendo en su cuna de madera con cajones al frente color chocolate, aquella escena me enterneció y me hizo darme cuenta de que ya jamás estaría sola, ahora tenía a mi hijo que sería el motor de mi vida. Estaba feliz de ser Madre pero al mismo tiempo... sentía tristeza porque Klaus no estaría para ver a su hijo crecer pero le hablaría de él a nuestro niño. Sólo seríamos mi hijo y yo, nadie más. No quería a otro hombre en mi vida, Klaus es y será mi Mate para siempre. Ningún otro hombre ocuparía su lugar como Padre de mi hijo y en mi corazón sobretodo. Mateo se removió en su cuna y vi que había babeado un poco el borde de la manga de su mameluco color azul cielo.

Definitivamente era como Klaus, ese Niño sería igual a él no sólo en apariencia sino también en personalidad y hábitos. Suspiré y cerré los ojos mientras lo hacía, pensé en Klaus y en cada momento que pasamos juntos, todavía recordaba la frialdad de sus manos tocándome haciendo que me estremeciera de una manera sin igual, su exquisito olor a jazmín, sus ojos, su mirada, incluso su sonrisa, eran recuerdos que siempre tenía presente en mi mente y corazón.

—No sabes cuánto te extraño...—Murmuré.

—Yo también te extrañé....—Abrí los ojos de golpe y me di la vuelta pensando en que estaba volviéndome loca. Pero al voltear supe que no estaba loca. Él estaba ahí justo frente a mí, con su estúpida sonrisa arrogante que adornaba su rostro, su barba estaba más crecida y su cabello estaba un tanto crecido.

—¿Qué? ¿No dirás nada? ¿Sabes cuánto me costó dar contigo? Mucho, déjame decirte. Además tuve que pedir muchos favores para poder encontrarte. Y...

Fui hacia él y lo abracé saltando a sus brazos enredando mis piernas en su cintura, lo besé con tanta desesperación y amor, caímos en la cama y pronto la ropa de ambos estaba en el suelo, pero antes de poder seguir satisfaciendo nuestra necesidad de ser uno del otro, Klaus miró la cuna y dijo:

—¿Por qué hay una cuna en la habitación?—Sonreí.

—Míralo por ti mismo, ven.—Nos levantamos de la cama en ropa, nos vestimos rápidamente y nos dirigimos a la cuna. Klaus apenas vio a Mateo no dudó en tomarlo entre sus brazos y cargarlo, cerró los ojos un momento y de sus ojos vi que salían lágrimas que empapaban sus mejillas. Nunca había visto llorar a un vampiro y mucho menos a Klaus.

Entonces Klaus le dio un beso en la cabeza a Mateo y lo dejó en su cuna nuevamente. Dirigió su mirada a mí y tomó mi mano, nos sentamos en la cama y al ver tan serio a Klaus me di cuenta de que quería respuestas y por supuesto que se las daría.

—No sé por dónde comenzar.—Me confesó.—No te preocupes pregúntame lo quieras.—Le respondí. Así que respiró profundo y habló.

—Quiero saberlo todo, absolutamente todo.—Asentí. Y le conté todo lo ocurrido de hace un año incluyendo mi extraño pero reconfortante encuentro con la Diosa Luna. Al principio Klaus no lo creía pero al ver que hablaba enserio, comenzó a creer en mis palabras.

—Entonces... ¿huiste de Stefan luego haber llegado al lugar?—Asentí en respuesta.—Siendo honesta pensé que estabas muerto, realmente lo pensé porque te busqué en cada rincón del planeta pero finalmente luego de seis meses me di por vencida.—Confesé. Y ahora era mi turno de preguntar.

—¿Dónde estuviste?—Se mostró un poco renuente a responder pero le insistí un poco y finalmente me lo dijo.

—Después de esa pelea, huí del lugar mal herido luego de haberle disparado a Claire quien se interpuso evitando que le disparara a Eliane. Escapé sin saber qué hacer, corrí como un demonio por mi vida, temía que Stefan me encontrara e intentara matarme o a ti...—Miró la cuna un momento y después a mí.—Sin embargo había perdido mucha sangre tras haber sido herido por Eliane, lo último que recuerdo es haber colapsado frente a una cabaña de troncos de madera. Y luego de eso desperté luego de una semana según me había dicho el anciano que me había encontrado, sobre un charco de mi propia sangre, se sorprendió al ver que estaba vivo.

Así que me enfoqué en recuperarme y buscarte, pero cuando me recuperé y fui a buscarte, supe por Jake que habías huido luego de haber discutido con Stefan, por un momento temí que fuera a matarte, por eso me mantuve alejado pero siempre estuve contigo, incluso cuando nació Mateo estuve ahí pero jamás te percataste porque estaba disfrazado de enfermero para entrar a la sala de partos.

Sin embargo poco después Stefan, me había encontrado y tuve que esconderme, pero jamás me alejé de ustedes. Y durante todo ese tiempo me enfoqué en mantenerlos a salvo y a encontrar una forma de sacar el veneno de tu sistema. Porque... Mary, ese veneno... aunque puede no matarte, aún así es capaz de provocar graves daños en el cuerpo, ataca a los órganos internos, entre ellos los riñones y el corazón.—Me horroricé al escuchar eso pero al mismo tiempo ya nada sorprendía en Stefan.

—¿Y encontraste el antídoto?—Asintió.—¿Cuál es?—Se sonrió.—Mi marca en tu precioso cuello.—Me sonrojé al principio y después el maldito a reírse.—¡Deja de reírte!—Le di un golpe en el brazo.

—¡Ya, lo siento!

Escuché a Mateo reírse con ganas y me hizo reír también.

—Así que...

—¿Así que qué?—Miró descaradamente mi cuello y senos.

—¿Me dejas marcarte?

Lo pensé un momento y asentí, ya era hora de tener una nueva vida. Ya no quería seguir siendo controlada por el veneno, ya no más. Pero antes de que Klaus me marcara dije:

—Antes de que me marques, cuida bien a Mateo; mientras esté inconsciente. ¿Está bien?—Estuvo de acuerdo.

Y sin esperármelo, Klaus me tomó de la mano y me estampó literalmente contra la cama y comenzó a besarme con desesperación, amor y deseo, gustosa le seguí el beso, y pronto sentí sus dedos debajo de la falda de mi vestido color negro sin tirantes, me quitó mi ropa interior de un tirón y sentí un ligero ardor que fue reemplazado con sus dedos moviéndose en círculos dentro de mi clítoris, sacándome gemidos y jadeos, supliqué más y él aceptó, sin embargo estaba tan concentrada en el todo el placer que estaba recibiendo que no me di cuenta de en qué momento me estaba marcando. Sentí un inmenso placer y pronto sacó sus colmillos de mi cuello y lamió la sangre que había salido.

Y pronto vi todo negro.

La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora