Capítulo 57 "Fin del Juego" Parte 2

17 1 0
                                    

MARY

Salí del lugar antes de que fuera destruido, finalmente supe la verdad que tanto anhelaba saber pero nunca creí que fuera... una verdad tan cruel y egoísta, por motivos tan crueles, retorcidos y egoístas como ese me dejó pensando en tantas cosas entre ellas el como era yo en el pasado con cada persona que se cruzó en mi camino, sabía que no de haber huido de Stefan y sobretodo de Shawn... ni mi hijo ni yo estaríamos vivos. Finalmente había llegado al punto en el que... debía hacer algo para evitar que Stefan hiciera más daño y la única forma era hundiéndolo en lo más profundo, ahogarlo con sus propios pecados y acciones hasta el punto en el que desease morir pero no sería yo quien le daría ese castigo. Entonces miré el edificio de ladrillos caerse en pedazos y fue que me dije a mí misma que la única persona que podía ponerle un alto a Stefan era Eliane y no lo dudé más y volví a entrar.

Al entrar todo estaba cayéndose a pedazos, no podía ver nada por los escombros y polvo cayendo que estaban cayendo, vi a los lejos a dos personas dentro ambas estaban inconscientes y vi que una de ellas era Eliane y su hermano, así que desperté a su hermano con un poco algodón con alcohol etílico que traía conmigo y este despertó, rápidamente cubrí mi rostro con una máscara al verme y estaba a punto de atacarme pero antes de eso dije:

—En vez de conversar, sácala de aquí esto se va a caer en cualquier momento y los tres moriremos, así que tú eliges.—No dijo nada y tomó en brazos a su hermana y salimos del lugar rápidamente, ninguno se dijo ni se preguntó nada, ambos seguimos caminos separados y yo me fui sin decir nada más. Me había quedado cerca esperando a que alguien dijera que la mocosa estaba viva y después de unos minutos tediosos la pelirroja dijo lo que quería escuchar y me fui. Debía buscar a alguien antes de que Stefan me ganara y ese alguien era Klaus. Tenía que ir con él y rápido.

Podía sentir en la lejanía a Stefan, sabía que él iba por lo mismo que yo pero eso lo iba impedir sin importar qué.

(***)

Llegué a Londres lo más pronto posible y al llegar pude sentir la presencia y olor de Stefan, ese maldito sabía que vendría y por eso es que no ocultó su olor, porque él quería que yo supiera que él también estaba ahí, buscando lo mismo que él... a Klaus. Corrí lo más rápido que pude por el bosque, era de noche y apenas podía distinguir entre el suelo y las ramas que habían en mi camino, podía sentir las ramas rasguñándome el rostro, los brazos y las piernas. Mi cabello estaba suelto y hecho un desastre, con ramas y hojas en él, mis pisadas crujían bajo el pasto que había bajo estos mientras corría, podía sentir el viento golpeando mi rostro mientras corría. Mi respiración estaba acelerada, no podía más pero debía seguir, no podía permitir que Klaus muriera bajos las garras de Stefan. Aceleré el paso y corrí más rápido, mi corazón latía con rapidez podía oír y sentirlo en mi pecho era una sensación nueva y extraña, tenía un nudo en la garganta, mi pecho se sentía pesado y dolía, tenía mucha ansiedad y miedo. Entonces me detuve abruptamente al oír la voz de Stefan reírse, su voz resonaba en todo bosque, los animales nocturnos incluso lo oían tanto que huyeron del miedo que sentían, si fuera uno de ellos también huiría pero en este caso no podía hacerlo, debía seguir hasta el final.

Di un paso al frente y de un de repente Stefan estaba justo frente a mí, su traje de cazador estaba intacto y limpio, él había huido antes del derrumbe y eso no me extrañaba para nada, entonces noté en su mirada que denotaba odio, repulsión, asco, oscuridad y tranquilidad, una tranquilidad que daba escalofríos a cualquiera que lo viera, tenía los brazos cruzados y la última vez que lo vi con los brazos cruzados fue cuando mató a un espía ruso que había venido al Cuartel en busca de información y entregarla a su país para destruir a la Asociación de Cazadores. Esa había sido la primera y última vez que vi a Stefan en esa posición, pero verlo nuevamente me hizo darme cuenta de que en ese momento ya era mi funeral. Entonces Stefan dejó de cruzar los brazos y caminó con firmeza hacia a mí, sus manos estaban cerradas en un puño y después de detuvo en seco, sonrió con cierta burla mirándome, sus ojos tenían un brillo peligroso, supuse lo que iba a pasar así que saqué discretamente mi daga y la sostuve del mango ocultándola detrás de mi antebrazo de tal forma que no se viera lo que estaba sosteniendo.

La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora