Capítulo 37 "Única Esperanza"

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ELIANE

Había escapado de casa con un viejo conocido de Francia que me había pedido un favor y sin hacer más preguntas le ayudé, pensé que tomaría poco tiempo ya que habíamos usado el hechizo de teletransportación para ello pero nunca pensé que tardaríamos tanto y sobretodo que por poco no salimos vivos por su culpa.

Pero afortunadamente había llegado a casa, sin embargo me habían descubierto pero poco me importó, lo único que pensaba era en dormir y nada más.

Llegué a mi habitación y me despojé de mi ropa que había terminado llena de sangre porque había matado a un licántropo adulto que me derribó contra el suelo y entonces en un impulso desesperado tomé mi daga y lo apuñalé, la sangre salpicó por todos lados e incluida mi cara, lo había apuñalado en el cuello y por ende mi ropa y rostro terminaron salpicados.

Me di un baño y me puse una pijama rosa con blanco de invierno y unos calcetines blancos, miré mi habitación que estaba oscura y lucía deprimente, pero no me importó y entonces me metí a la cama mirando la luna desde mi ventana que estaba cerca de mi cama.

Su blanca luz iluminaba mi habitación oscura, era luna llena y era cuando la Diosa Luna estaba más presente para no dejar en la oscuridad a los mortales cuando el dios del sol Helios se oculta en el horizonte. Pero para mí no importaba cuán resplandeciente era su luz no era suficiente para iluminar la oscuridad de mi alma atormentada por mis propios demonios y recuerdos.

Lancé un largo suspiro y dije en voz alta:

—Ya no soporto estar aquí, necesito irme...—Me arropé con mi edredón blanco y en pocos minutos me dormí.

(***)

No sabía cuánto tiempo había pasado cuando me desperté y estaba empapada en sudor, me sentía sofocada, ansiosa y nerviosa. Sabía que era el veneno y sino hacia algo... me convertiría en un arma asesina. Entonces como la ventana de mi habitación había sido recién reemplazada con un nuevo vidrio, decidí abrir la ventana en lugar de romperla. Me puse mis tenis y fui hacia la ventana. Así que la abrí y salí de mi habitación, bajé usando el árbol que había a lado de mi ventana como escalera y bajé de un salto. Me decidí a adentrarme al bosque y eso hice, no me tomó mucho tiempo llegar, en cuanto puse un pie en el lugar; el veneno comenzó a actuar.

Mi pecho dolía, mi cuerpo se sentía pesado que era como tener una roca sobre mi espalda, mis piernas temblaban como gelatina, la cabeza me punzaba, tenía la boca seca, no podía hablar mucho menos gritar, todo me daba vueltas. Caí al suelo de rodillas ya no podía más y no sé cómo le había hecho pero comencé a gritar, ya no podía más con el dolor, era insoportable, sentía como si me clavasen mil agujas en el pecho.

Entonces oí pasos aproximándose hacia a mí, levanté la vista y vi a lo lejos dos figuras, no pude verlos con claridad mi vista se había nublado y lo último que escuché fue alguien gritar mi nombre, era una voz masculina pero me era desconocida.

—¡Eliane!—Cerré los ojos y sólo vi oscuridad total.

(***)

STEFAN

Caminaba por el bosque con el objetivo de encontrar a mi Ángel, todos los Cazadores Nazi me habían dejado solo en la búsqueda pensando en que ella había muerto en manos de las brujas blancas de la Tribu Luna de Cristal.

Nadie creía que ella estuviese viva, e incluso Mary me había dejado y peor aún me había traicionado. Ella era una zorra traidora que en lo único que ella pensaba era en encontrar a Klaus, ese maldito era tan culpable como ella haberse confiado.

La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora