—¿Qué haces aquí?—Le pregunté levantándome con dificultad del suelo, pero ella me detuvo y no me dejó levantarme.
Su mirada era tranquila, demasiado diría yo. Pero... al mismo tiempo se denotaba una preocupación en su mirada, además de tristeza y resignación. Nunca antes había visto esa mirada en Cristina, ella siempre se mostraba fría, rara vez sonreía y aveces no quería estar cerca de alguien y se iba a cualquier rincón a esconderse, no era porque ella fuera tímida sino porque había algo en ella que siempre ocultaba de todos.
—Vine a hablar contigo antes de que seas ejecutado y no, nadie sabe que estoy aquí.—Miró a su alrededor y vio a varios siendo torturados por los encapuchados, parecía no afectarle el ver tales escenas sangrientas y dolorosas para uno.
—¿Qué quieres?—Le pregunté.
—Nada, sólo vengo a hablar contigo y por supuesto que vengo a despedirme.—¿Despedirse? ¿Ella? Pero... ¿por qué? No lo entendía.
Ella se sonrió con ironía y lanzó un largo suspiro con la mirada al suelo y después miró hacia arriba, y finalmente devolvió la vista hacia a mí.
—Sé que siempre has sido... alguien que no demuestra tan fácilmente sus sentimientos y emociones, sobretodo tratándose de lo que quieres y a quién deseas. No digas nada, eso lo sé perfectamente; pero... tú jamás te has puesto a pensar en que... siempre hubo alguien que sin importar qué... siempre, siempre te apoyó y estoy segura de que ni siquiera te imaginas de quién estoy hablando o ¿estoy equivocada?—No sabía qué diablos hablaba, no entendía nada; absolutamente nada.
—Cristina; ¿de qué carajos hablas? No te comprendo.
Ella se sonrió nuevamente y volvió a suspirar.
—De acuerdo... te lo diré.—
Se tomó un momento.
—Yo soy la persona que te ayudó a cumplir con tu más valioso objetivo y no refiero a Eliane, sino otra cosa.—Lo pensé un momento y no lograba recordar.
—¿No lo recuerdas?—Se humedeció los labios y dijo:
—Gracias a mí, pudiste encontrar a tus hermanos, gracias a mí es que aún sigues con vida dentro de este puto sitio, y sobretodo gracias A MÍ el veneno que fue desarrollado por mí y que ahora sirve para controlar a los híbridos fue todo un éxito, más sin embargo después de un tiempo luego de haber fabricado esa maldita sustancia mis días ya estaban contados y de no ser por Eliane, yo ya estaría muerta. ¿Ahora sí entiendes?
No supe qué decir, entonces... ¿gracias a Cristina es que aún no me matan? ¿Por ella? Pero... ¿Por qué? No tiene sentido alguno.
—¿Por qué?—Le pregunté.
Noté cómo se enfurecía y dijo:
—¡¡Porque soy tu Alma Gemela!!—Gritó indignada.
—¿Qué...?
Articulé sin saber qué más decir.
Su confesión me había sorprendido, mi única alma gemela siempre había sido Eliana. Nadie más, pero cuando hay traición hacia la pareja... eso jamás se perdona. Y eso fue lo que ocurrió conmigo y Eliana, yo la traicioné y debido a ello nuestro lazo se rompió, un lazo que desde hace mucho tiempo se había roto desde el primer momento en que traicioné la confianza de la única mujer que no me veía como un monstruo, como una amenaza ante sus ojos, esos cálidos y tiernos ojos que me salvaron de ser quemado por una muchedumbre.
Aquel día jamás lo olvidé, jamás.
—¿No dirás nada?—Oí hablar a Cristina. Estaba tan absorto de mis pensamientos que me había olvidado de la presencia de Cristina.
—¿Qué? ¡Ah! Lo siento, no sé qué me está pasando.
—Es la primera vez que te oigo disculparte con alguien, eso ya es algo. Pero... desgraciadamente una disculpa no podrá borrar años de dolor, desesperación y angustia de cada híbrido que fue reclutado en contra de su voluntad. Sin embargo; como ya dije antes no vengo a pelear, no vengo a gritarte, sino todo lo contrario... vengo a despedirme. Y bueno... además... mi peor error fue enamorarme de ti y sobretodo creer que tenía la... oportunidad de poder hacer que me notaras pero jamás lo hiciste... entonces decidí esconder mi olor de ti y de cualquiera que fuera mi segunda alma gemela.—Se tomó un momento—después de eso... mi dolor y despecho se convirtieron en odio y desprecio hacia a ti, pero luego de un tiempo me di cuenta de que nada de eso me serviría. Así que decidí dejar aquellos sentimientos y usé todos y cada uno de mis conocimientos y recursos para ayudar a hundirte, gracias a mí Eliane pudo rescatar aquellos híbridos que estaban a punto de ser enviados en avión a Suiza, yo fui quien dio el aviso; yo te delaté. Cada paso que tú dabas yo hacía que retrocedieras así,—Dijo chasqueando los dos con su mano derecha.—fue tan gratificante y sobretodo fue un gran alivio.—Se sentó en el suelo y me miró con resignación y a la vez tristeza. Estaba harta y casada.
Lo que dijo a continuación me dejó aún más atónito.
—Pero... a pesar de todo... te perdono,—Volvió a sorprenderme—te dejo ir Stefan, te... doy tu libertad. Yo Cristina Roberts... te rechazo Stefan Wallace como mi alma gemela para toda la eternidad, que tanto como tú y como yo... seamos libres de hacer lo que queramos, sin restricciones y ataduras, y que nuestras almas jamás vuelvan a juntarse.—Cerró los ojos y de ellos brotaban lágrimas que mojaban sus mejillas.
—Cristina, yo...
Me detuvo. Y ella habló.
—No digas nada, es lo mejor que puedo hacer por ti y por mí. Es lo mejor para ambos, la diosa Luna me hizo experimentar el dolor, la desesperación, la frustración de un amor no correspondido, la duda y la incertidumbre de saber si existía para ti, y no, no me lo digas, no quiero saberlo. Adiós Stefan, espero jamás volverme a enamorar de alguien de como tú en esta vida y la otra...
Ella se dio la vuelta y lanzó un largo suspiro poniéndose la capucha sobre su cabeza cubriendo su cabello, caminó sin mirar atrás. De pronto sentí un fuerte dolor en el pecho y sabía lo que significaba... mi lazo con Cristina se había roto... para siempre.
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La Cazadora De La Noche: Los Secretos De Un Traidor...
WerewolfHabían pasado diecinueve años desde aquel día que fue maldecido a vagar por el mundo como un alma en pena en busca de su alma gemela que nunca llegó. Había vagado por tantos países que ya había perdido la cuenta de cuántos había pisado, sentía que s...